Por tercera vez en la historia, y por primera vez en 11 años, hay tres ganadores distintos del Premio Nobel de la Paz. Recibieron esta distinción la organización rusa Memorial, la organización ucraniana Centro para las Libertades Civiles, y el abogado bielorruso Ales Bialiatski. Nombres que quizás para muchos sean totalmente desconocidos, pero que por sus acciones fueron considerados merecedores de tamaño reconocimiento. ¿Qué hicieron para merecerlo?
En un año donde la invasión de Rusia a Ucrania ocupó el centro de la escena tiene mucho sentido creer que los premiados guardan alguna relación con el enfrentamiento bélico entre ambos países, por ser oriundos de allí. Y en el caso de Bialiatski, por ser ucraniano. Sin embargo, sólo el Centro para las Libertades Civiles está directamente relacionado con la guerra, pero ya hace varios años denuncia el problema, mucho antes del ataque desplegado por los rusos.
En el centro de la escena
El Centro para las Libertades Civiles fue fundado en 2007 por líderes de organizaciones de derechos humanos pertenecientes a nueve países postsoviéticos, cuyo objetivo fue crear un centro de apoyo de recursos transfronterizo en Kiev, la capital ucraniana. La misión de la organización, según las propias palabras de sus fundadores, era la de presionar a las autoridades para que hicieran de Ucrania una democracia de pleno derecho. Que se aseguraran de que se mantuviera gobernada por el estado de derecho, y para defender los derechos de todos los habitantes ucranianos, tanto a nivel local como internacional.
En 2014, año en que comenzó el conflicto entre Rusia y Ucrania por las regiones del Dombás y Crimea, el grupo comenzó a documentar las violaciones a los derechos humanos que se cometieron, y a investigar las desapariciones de periodistas y activistas ucranianos que fueron críticos con el Kremlin. En esa misma época, además, los miembros de la organización investigaron crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Yanukovych, presidente ucraniano de 2010 a 2014, durante el Euromaidán, una serie de manifestaciones en contra del gobierno que se llevaron a cabo entre 2013 y 2014.
Este año, el Centro para las Libertades Civiles, encabezado actualmente por Oleksandra Matviychuk, trabajó junto a organizaciones locales e internacionales para documentar los crímenes de guerra cometidos por el ejército ruso desde la invasión a tierras ucranianas.
Contra el totalitarismo
Memorial es el nombre de la organización rusa, que fue fundada en 1989 tras la unión de varios grupos regionales en Moscú, registrándose en 1990 bajo el nombre de “Monumento a la Sociedad de Historia y Educación Voluntaria de toda la Unión”. La organización se constituyó como ONG en 1992, luego de la disolución de la Unión Soviética.
Según el propio grupo explica en su sitio oficial, dos de sus objetivos principales son promover el desarrollo de la sociedad civil y el estado democrático con el estado de derecho excluyendo la posibilidad de retorno al totalitarismo; y participar en la restauración de la verdad histórica y la perpetuación de la memoria de las víctimas de las represiones políticas de los regímenes totalitarios. En relación a esto último, la organización se dedica a recopilar testimonios de la época en la que Stalin era dictador, documentando las persecuciones que se realizaban contra millones de habitantes en esos tiempos.
Memorial tiene una misión similar a la de Centro para las Libertades Civiles: la de garantizar los derechos humanos y promover una democracia plena. En pos de este objetivo, la organización ha luchado todos estos años contra los gobiernos autoritarios, convirtiéndose en “la fuente de información de mayor autoridad sobre los presos políticos en los centros de detención rusos”, según el Comité Noruego del Nobel. Memorial es considerada un agente extranjero por el Kremlin y en 2021 la Suprema Corte de Rusia ordenó su cierre.
Preso político
El tercer ganador del Nobel de la Paz es el abogado bielorruso Ales Bialiatski, activista por los derechos humanos hace ya muchos años, algo por lo que fue nominado ya cinco veces al Nobel. EN 1996, fundó el Centro de Derechos Humanos Viasna, que significa primavera. Esta ONG, desde su creación, se dedica a la defensa de los derechos de los bielorrusos. Sus miembros han supervisado las elecciones y han brindado asistencia a las víctimas de la represión política.
Al igual que las organizaciones Memorial y Centro para las Libertades Civiles, Viasna documenta las violaciones a los derechos humanos ocurridas en Bielorrusia, un país que tiene en el poder a Aleksandr Lukashenko desde 1994. Bialiatski, que además es miembro de la Federación Internacional por los Derechos Humanos, se encuentra actualmente encarcelado, tras haber sido detenido en julio de 2021 por presunta evasión fiscal, y es considerado preso político.
“Han promovido durante muchos años el derecho a criticar el poder y proteger los derechos fundamentales de los ciudadanos. Han realizado un esfuerzo extraordinario para documentar los crímenes de guerra, los abusos de los derechos humanos y el abuso de poder. Juntos demuestran la importancia de la sociedad civil para la paz y la democracia”, reza el texto que se encuentra en la página oficial del Premio, fundamentando la elección de los ganadores. (Producción periodística: Joel Katz)
Repercusiones: entre la esperanza y un rechazo
La líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanovskaya, celebró en su cuenta de Twitter el Nobel a Bialiatski. “El premio es un reconocimiento importante para todos los bielorrusos que luchan por la libertad y la democracia. Todos los prisioneros políticos deben ser liberados sin demora”, apuntó la líder política.
Pero no todos recibieron la noticia de la mejor manera. Mykhailo Podolyak, asesor del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, criticó la elección. “El Comité Nobel tiene una comprensión interesante de la palabra ‘paz’, si representantes de dos países que atacaron a un tercero (Rusia y Bielorrusia) reciben el Premio Nobel juntos”, remarcó.
Carlos Saavedra Lamas: mediador en la Guerra del Chaco
El abogado, diplomático y político se transformó el 6 de junio de 1937 en el primer argentino que recibió el Premio Nobel de la Paz. Esto sucedió cuando ocupaba el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores y Culto, por haber inspirado un acuerdo antibélico en el marco de la Guerra del Chaco, que enfrentó a Paraguay con Bolivia, y que posteriormente recibió el nombre, justamente, de Pacto Saavedra Lamas. El tratado condenaba las agresiones y propugnaba la solución pacífica de las controversias internacionales de cualquier clase que fueran. Fue firmado por 21 países, convirtiéndose en un instrumento jurídico internacional.
Adolfo Pérez Esquivel: premiado por combatir pacíficamente la dictadura
Profesor, escultor y pintor, además de activista, recibió el Nobel en 1980 por su lucha en favor de los derechos humanos y en defensa de la democracia por medios no violentos frente a la dictadura de Jorge Rafael Videla. Entre 1977 y 1978, Pérez Esquivel fue detenido y encarcelado sin proceso judicial, torturado, y además sobrevivió a los vuelos de la muerte. Durante su estadía en la cárcel, antes del Nobel, recibió el Premio Memorial de Paz Juan XXIII, otorgado por la Pax Cristi Internacional.