LA GACETA se hizo eco, días pasados, de una encuesta nacional orientada a conocer hasta qué punto la conciencia por el cuidado del medio ambiente va fortaleciéndose en la ciudadanía. Las conclusiones fueron muy interesantes. De acuerdo con el sondeo, ocho de cada 10 argentinos cree que reciclar debería ser obligatorio. Un llamativo 80% de las opiniones. Se trata de una notoria mayoría. Pero a la vez los resultados de la encuesta retratan lo que efectivamente sucede en la realidad: el 80% de nuestra población no está reciclando. Se corrobora aquí que una cosa es la opinión, otra muy distinta la acción.
“El estudio revela que los consumidores asumen la responsabilidad por el reciclaje, pero también perciben falencias cuando no hay información clara e infraestructura, como cestos y puntos verdes accesibles”, analizó Verónica Ramos, directora ejecutiva de la ONG Ecoplas, a cargo de la compulsa. Con sus palabras queda más claro lo que sucede: la conciencia de reciclaje se instaló en la mayoría de los argentinos, pero las dificultades que encuentran cuando quieren ejecutarla cambia por completo el panorama.
Información clara e infraestructura. Eso es lo que falta. Y Tucumán no está exento de esa intención de reciclaje marcada por las encuestas ni de las complicaciones que implica hacerla realidad.
También es cierto que este año se registraron iniciativas importantes para intentar cubrir esas falencias en distintos puntos de la provincia. En San Javier se inauguró un Centro de Reciclaje. En poco menos de un mes se puso a punto el predio y se concientizó a vecinos y a grandes generadores de basura.
En Concepción, desde mediados de 2022 comenzaron a reciclar las 50 toneladas diarias de residuos que se plantearon como meta. La Municipalidad inició un programa que contempla la reducción paulatina del vaciadero a cielo abierto, la apertura de un relleno sanitario y la reutilización de la basura.
A principios de este año, Yerba Buena informó que ya contaba con un centro de reciclado donde pueden llevarse los materiales reciclables domiciliarios. Está ubicado en República de Líbano 850.
En nuestra capital, precisamente en barrio Sur, se implementó el Programa Permanente de Separación Domiciliaria y Recolección Diferenciada “Se-Pa-Rá”. Fue a modo de experiencia piloto, funcionó a domicilio y sobre 20 manzanas.
Todas representan propuestas sanas y plausibles para cumplir la ejecución real del reciclado.
Sin embargo, uno de los puntos claves de todo el proceso es la información. Quienes saben que reciclar es fundamental y no lo hacen por falta de infraestructura son ayudados por este tipo de “movidas”. ¿Y los que no están familiarizados con el reciclado y sus beneficios? Allí debería aparecer otro tipo de propuestas -en lo posible desde el Estado- para generar conciencia. También está en nosotros convencer a los que nos rodean.
Los expertos afirman que son varias las claves en materia de reciclado: decirle adiós a todos los descartables; reparar, donar, reutilizar, separar los residuos secos; buscar destinos sustentables y, por último: “involucrar a tu familia y a tus amigos”.
Este, el paso que parecería menos remarcable tratándose de apenas un enunciado, es de los más importantes. Es lo que nos hace dar cuenta de que parte de la responsabilidad no sólo pasa por reciclar, sino también por invitar e informar para que otros lo hagan. El llamado “impacto ambiental” se logrará con nuestras acciones efectivas y concretas, pero también con lo que podamos decir acerca de ellas.