Pasan las horas, pasan los días pero en La Ciudadela todavía nadie logra digerir el golpe. Hay bronca, hay dolor y hay angustia. “Es que estando tan cerca, no pudimos hacer historia. Eso hace que el dolor sea mucho más grande”, dijo Hernán Pellerano, capitán de un San Martín que remó con fuerzas durante casi todo un año y terminó a la deriva; sin poder llegar al destino que se había trazado desde ni bien finalizó su participación en la pasada temporada.
“Este club merece estar en Primera; es así. Está clarísimo. No lo decimos solamente nosotros; sino también muchos rivales que vinieron a nuestra cancha y disfrutaron de jugar con ese marco. La Ciudadela todos los fines de semana fue una fiesta. La institución está en un buen momento, crece día a día y los hinchas acompañaron como siempre durante todo el campeonato. Pero ni así pudo ser”, aseguró el central tratando de levantarse como puede; buscando algo de luz en el medio de una “cárcel” oscura y lúgubre. “Cuando pase el dolor, nos quedará el recuerdo de haber sido una gran familia. Acá veníamos a entrenarnos con ganas, felices, y eso no pasa en todos los clubes”, agregó.
Pese a la eliminación, prefiere buscar algo positivo, algo que aplaque un poco el sufrimiento. Si bien el golpe pegó fuerte y dejó los ánimos por el piso, cree que es injusto que no se valore el trabajo realizado en estos poco más de 10 meses.
Considera que San Martín fue uno de los mejores del torneo pese a no haber podido concretar el objetivo trazado. “Estaba todo muy bien en este club. Acá encontré una ciudad espectacular y un grupo de personas con una calidad humana impresionante. Que en esta etapa de mi carrera, sobre el final, tenga tantas ganas de ir a entrenarme y de jugar a cancha llena es hermoso; es único. Nunca pensé que a los 38 años iba a vivir algo así. Además, teníamos una idea de juego muy buena. Lamentablemente no pudimos plasmarla en el último partido”, explicó masticando bronca por la caída y por no haber sido el San Martín que necesitaban ser. “Lo que más duele es que no hayamos sido nosotros. Nos pesó el partido contra Defensores de Belgrano y nunca nos sentimos cómodos; en ningún momento. Por eso el dolor y la bronca”.
Pellerano entiende que en el duelo más importante de todos, el “Santo” sufrió una constante que lo acompañó durante toda la temporada. “Lo que pasó fue lo mismo de todo el año. Cuando no pudimos marcar el primer gol, siempre nos costó; siempre los juegos se nos complicaron. Nunca pudimos dar vuelta un partido en toda la temporada; y cuando arrancamos perdiendo, sólo pudimos empatar con Agropecuario, All Boys y Atlético de Rafaela. Ese fue un patrón que nos siguió todo el año”, aseguró.
Claro; ese punto, sumado a la desesperación de saber que no había mañana y que el final era el que nadie quería, terminó transformándose en una bomba de tiempo que explotó e hizo añicos todos los sueños. “No tuvimos esa personalidad. No tuvimos esa jerarquía o esa tranquilidad para llevar el partido al terreno que más nos convenía. Encima, jugamos desesperados y eso no nos sirvió; terminó matándonos”, remarcó.
“Hay que mirar para adelante”, pidió el ex Independiente y Vélez, entre otros clubes. Y no queda otra. Cuando pase el dolor, en Bolívar y Pellegrini deberán parar la pelota, analizar el terreno y volver a intentarlo. Porque al fin de cuentas, a esta altura es lo único que importa y lo único que puede hacer que el dolor se vaya yendo muy lentamente.
Pinta igual
Si bien todavía no está confirmado, trascendió que la próxima temporada de la Primera Nacional se disputaría con un formato casi idéntico a la que está finalizando. La única modificación sería que en lugar de dos descensos, el próximo año descenderían los últimos tres de la tabla.