AUTOBIOGRAFÍA
AVELLANEDA PROFANA
Luis Gusmán
(Colección Lectores – Buenos Aires)
Junto con Oscar Massota, Germán García y Leónidas Lamborghini, entre otros, Luis Gusmán configura una generación de escritores cuyas obras fueron censuradas por las dictaduras militares, caracterizadas por su índole rupturista y antiacadémica.
Novelista, cuentista y ensayista, autor -entre otras obras de merecido prestigio- del icónico El frasquito, que sigue siendo una suerte de libro de cabecera de una sensibilidad muy argentina, Luis Gusmán publica ahora Avellaneda profana, su autobiografía.
Se trata de una obra en la que se conjugan, entre sus muchos méritos, el de ser fiel a ciertas características y a un determinado tono muy propios de su concepción literaria: la difícil sencillez de su estilo -que excluye toda solemnidad vanamente erudita-, la inspirada espontaneidad, el testimonio lúcido y generoso de episodios personales y públicos significativos y el culto de la amistad.
Avellaneda profana está escrita a través de las lecturas que hizo el autor y de las letras de tango que desde chico escuchó, cualidades que otorgan al libro un carácter no sólo literario sino también oral, lo cual parece alineado con su oficio de psicoanalista, de “oidor”.
Otra singularidad atractiva y seductora es la estructura de sus páginas, concebidas como valiosos minicuentos: “Rastros”, “El síndrome Pickwick”, “El alma que canta”, “La llave”, “Avellaneda”, “El primer amor”, “El puente”, “Librerías”, “Bibliotecas”, “Plagios espiritistas”, “Tango gemelo”, “La puerta” y “Lector cruzado”. Allí el autor desgrana su vida y su bibliografía, que conforman casi una misma entidad: Luis Gusmán narra su vida a través de los libros que leyó.
Resulta admirable el número de obras leídas por Gusmán, a las que hace referencia en su libro sin que esa cualidad connote ninguna suerte de “autobombo”: aparte de las muchas letras de tango, el catálogo incluye tanto clásicos universales como argentinos, desde Milton, Cervantes, Flaubert, Nabokov, Nietzche, Dostoievski, Camus, Grombrowicz, entre muchos otros escritores extranjeros, hasta Borges, Marechal, Bioy Casares, Arlt, Puig, Piglia, pasando por los autores argentinos más jóvenes: Saccomanno, Kohan, Chitarroni, Heer y Tedesco. Sin excluir, desde luego, a sus compinches Lamborghini, Massotta y Germán García
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Fernando Sánchez Sorondo