¿Cuánto hay que tener en el bolsillo para un día común? Difícil responder. El ama de casa se agarra de los pelos todos los días. El humilde pedido al Señor, que nos enseñó el catecismo -"Danos hoy el pan de cada día.."- se ha revertido en un clamor tangible de dura necesidad. Ya no versa el "ganarás el pan con el sudor de tu frente..." ¿Sudar? Para eso hay que trabajar. Y... no hay trabajo. Nadie puede contratar nada. No hay plata. La del bolsillo ya no llega a satisfacer necesidades básicas. Y no es para menos. Los precios son un golpe de nocaut, en cualquier rubro: Una mandarina: $50; una banana criolla, o sea chiquita y de dudoso aspecto ,$25; un diente de ajo ,$60; una gaseosa, $250... Estos ejemplos son hartantes, ya lo sé. Lo peor de todo es que nos privan de la alegría de vivir, o más aún, de sonreír. Al clásico saludo con un "¿Cómo te va?" sólo atinamos a responder con un frío, inaudible y cortito: "bien". Y lo aceptamos , sabiendo que el caos económico en que estamos enredados no tiene visos de solución. Entonces, ¿para qué hablar?
Darío Albornoz
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