La vida en cuatro vecindarios periféricos cercanos al parque 9 de Julio es singularmente difícil, tal como se relata en una crónica reciente. Se trata de un sector de alrededor de 34 manzanas, limitado por las avenidas Gobernador del Campo (norte), Benjamín Aráoz (sur), Coronel Suárez (oeste) y la de Circunvalación (este). En este sector de la ciudad, que está a 10 minutos de la plaza Independencia, según las estadísticas de los vecinos, se cometen al menos dos robos por noche.
Los relatos de los habitantes son descriptivos de los problemas que padecen. “Literalmente te cambia la vida porque nunca podés dormir en paz”, dijo una vecina. “Tenés que salir a gastar plata que no tenés para buscar algo de comodidad. Buscás diez mil alternativas, gastás plata en rejas, cámaras de seguridad y alarmas, pero nada te protege porque el Estado te abandonó”, resumió otro. Una mujer del barrio debió hacer, en los hechos, investigación criminal a fines de enero, para recuperar el toldo y las persianas que le habían robado. Dos desconocidos quedaron registrados en las cámaras de seguridad, ella los identificó y fue hasta su casa, donde la madre les relató que eran sus hijos y que habían cambiado las persianas por $ 1.500 a un transa de La Costanera. Luego la vecina denunció al transa. “A las horas, me entregaron las persianas. Pero no detuvieron a nadie y tampoco hicieron nada con el que las recibió”, explicó.
Esos barrios, en cuyo centro está la calle Guatemala, que llega a La Costanera (barrio que se encuentra entre la circunvalación y el río Salí) tienen un historial de décadas de inseguridad. Los ladrones roban en busca de cosas de cualquier valor para –según los vecinos- comprar drogas. En las imágenes que registran las cámaras de seguridad se puede observar a jóvenes abriendo los autos, arrancando los cables del tendido eléctrico y de las conexiones de las viviendas, los caños de cobre de los medidores de gas y hasta las persianas de madera. “Aquí estamos al borde de una guerra”, dijo un residente, que añadió que las alarmas vecinales que se instalaron durante la última campaña electoral funcionan, pero nadie acude cuando suenan. “Nunca estuvieron coordinadas para que actúe la Policía”. También desaparecieron los hombres del Cuadrante de Patrulla, que recorrían el barrio de 7 a 22. Policías de la seccional 11 (que está en la esquina del parque) fueron a hablar con los vecinos. “Nos prometieron que pondrían policías en la zona y que harían recorridos de prevención por la zona. Pero no hicieron nada”, reclamó una vecina.
La falta de respuestas dio lugar a que haya vecinos que recorren armados de noche y eso podría traducirse en una escalada de violencia. Correspondería que las autoridades asuman la compleja problemática de la inseguridad en la zona. En el parque ya hay recorridos de la Guardia municipal, pero se requiere una estrategia más amplia, como la que pareció que iba a funcionar cuando se implementó el programa Cuadrantes de Patrulla, al que le faltaba la guardia nocturna, hasta que fue desarticulado.