Casi no existen ya los carteles de advertencia en los museos que indicaban “no tocar”. Es más, en la actualidad no califican en lo “políticamente correcto”.

Pero tocar, puede salir muy caro. El jueves pasado una mujer rompió accidentalmente una escultura del estadounidense Jeff Koons valorada de 42.000 dólares que se exhibía en una feria de arte de Miami, Estados Unidos. Pero, la coleccionista, no tendrá que pagar por la escultura, según información de medios locales.

La figura de porcelana “Ballong dog” de 38 centímetros de alto y de color azul, formaba parte de las piezas que se iba a exponer en la feriaArt Wynwood de Miami, en el sur de Florida, y que el viernes festejó el inicio de su décima edición. Pero, como es costumbre, la noche anterior se abrió para un público experto (críticos, curadores, coleccionistas e invitados especialistas).

Riesgo

Las presentaciones y fiestas en galerías y centros siempre son un riesgo para las piezas que se exponen. En un encuentro internacional de críticos de arte, mientras el champagne y el baile celebraban, las esculturas de Anish Kapoor se movían peligrosamente en su galería en Londres. Tanto fue que las autoridades tuvieron que llamar la atención.

Con o sin champagne, podrá recordarse la performance de Leo García en la feria arteBA (2016) en la que arrojó todo lo que se cruzó en la inmensa sala de la Sociedad Rural. Y en una edición en el que el servicio de champagne ya se había limitado aunque él lo llamó una reivindicación del arte efímero.

En una exposición en el MUNT que organizó la Facultad de Artes, ocurrió que un niño chocó con una escultura que al caer, se dañó. Su padre tuvo que pagar el costo de su reparación.

Cómo exponer

Sin dudas, uno de los grandes conflictos en este tiempo es cómo exponer una escultura: por lo general, las obras al ser tridimensionales deben recorrerse, por tanto, no deberían estar pegadas a paredes o muros. Deben tener sus propios espacios y estar cuidadas. Parecerá poco simpático, pero no debería haber gran circulación de público.

El diario Miami Herald, informó que la mujer no tendrá que pagar por la pieza que acabó en el suelo hecha trizas porque estaba asegurada. “Cuando esta pieza cayó al suelo, era como si un accidente automovilístico congregara una multitud en la autopista”, dijo Stephen Gamson, artista de Wynwood, y coleccionista de arte. La pieza se desbarató en pedazos ruidosamente, dejando asombrados a todo el que estaba cerca y, a su vez, resultó como un imán atrayendo a un sinfín de personas.

A parecer, la mujer tocó la escultura porque sintió curiosidad por saber si era realmente un globo.

Si finalmente a ella la invitaron para comprar y quería saber de qué estaba hecho, puede pensar, pero no se trató de ninguna performance como se pensó.

Un ícono

Los “perros globo” se han convertido en un ícono en la obra de Jeff Koons. Estos objetos que cuestan millones de dólares son una imagen de optimismo según el artista. Los “ballongs dogs” no son un juguete de acero, menos cuando se sabe el precio que tiene para el mercado de arte, y que son realizados por el artista vivo más caro del mundo. Pero no todos son perros, también están los conejos: “Rabbit” fue subastada en mayo de 2019 por 91,075 millones de dólares por la casa de remates Christie's en Nueva York.