En coincidencia con lo ocurrido en el barrio Congreso, vecinos de Barrancas del Salí denunciaron que un asentamiento cercano realizó una conexión clandestina para abastecerse de agua. “Es una lucha que viene desde hace años”, dijo una vecina, que prefirió reservar su nombre.

El barrio que queda al este de la Capital, consta de cuatro manzanas y media. Al frente de la plaza -contó- había un espacio verde que poco a poco se fue poblando de habitantes, que “empezaron a romper toda la calle principal con conexiones clandestinas de agua”.

“La más grande la hicieron el viernes pasado. Rompieron todo el ancho de la cuadra, más o menos 11 metros”, explicó.

En aquel momento, los vecinos compartieron un mensaje que exhibía “el estado de abandono” al que había sido sometida la comunidad a causa de un boquete que intentaron hacer los habitantes de “barranquitas”, también llamado barrio Arzobispado.

El grupo llamó a la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), a la Municipalidad de San Miguel de Tucumán y a la Policía; aseguran que sólo esta última se acercó al lugar, aunque pasadas las 15 horas del llamado.

“La conexión principal ilícita al parecer ya fue hecha. El pozo fue tapado con arena, escombros y basura. Sin embargo, durante la noche siguieron cavando”, explica el comunicado.

Según los vecinos, el barrio existe hace más de 25 años y cerca de 2001 ya había pequeños asentamientos establecidos. “No estamos en contra de que tengan agua, pero que hagan las cosas como corresponde”, dijeron.

Indicaron que hace años firmaron un pedido para sumar una bomba de agua a la zona, aunque no recibieron respuesta. Además, sostuvieron: “a través de la unión de los vecinos y de innumerables notas presentadas a los entes oficiales, se han logrado reparar las fugas y aumentar levemente la presión”.

Sin embargo, a partir del último suceso, la situación se agravó. “Hay días completos en que no hay una sola gota de agua en los tanques”, lamentaron.

Por esto, solicitan “la inmediata presencia del Estado provincial y municipal en el lugar”. “Creemos que no podemos seguir cumpliendo el rol que le compete a los gobernantes”, dijeron, ya que aseguran que el barrio se autosustenta con la colaboración de los vecinos.

“Debería el Estado ser quien garantice la limpieza, y las necesidades básicas de todos los vecinos. Estamos convencidos de que no podemos seguir cuidando nuestro espacio y el de nuestros hijos solo con la buena voluntad de los vecinos”, concluyeron. (Producción periodística: Bárbara Nieva)