En las principales democracias del mundo los debates de candidatos son obligatorios y están incluidos en la agenda electoral como una parte fundamental del proceso de elección, conocimiento y difusión de los candidatos y sus ideas.
En la Argentina, en 2019, tras la sanción de la Ley N° 27.337, se llevaron a cabo los primeros dos debates presidenciales obligatorios del país. Organizados en torno a ocho ejes temáticos, participaron en los debates los seis candidatos a Presidente de la Nación que superaron el piso del 1,5% establecido en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias. La respuesta de la sociedad fue masiva en cuanto a audiencia y organizaciones de todo tipo que buscan fortalecer las democracias impulsan este tipo de iniciativas.
“Tener debates presidenciales obligatorios implica una mejora institucional en tanto influyen sobre el funcionamiento de la democracia, institucionalizando una práctica deliberativa que expone a los candidatos a proponer, discutir y rendir cuentas, pero también a la audiencia a utilizar la información para establecer posicionamientos”, expone el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) respecto de los debates.
En Estados Unidos, por ejemplo, los debates se convirtieron en una pata de la previa electoral muy esperada por los votantes para terminar de definir su sufragio y muy respetada por los candidatos, que entienden que es una responsabilidad cívica ser parte de ello.
En un estudio posdebate, el Cippec señala algunos efectos que dejó esa experiencia obligatoria. “Los resultados indican que la mayoría de las personas encuestadas valoran positivamente la experiencia del debate. Sin embargo, se observan diferencias en su valoración: consideraron al debate más útil para conocer la personalidad de los candidatos (76%), por sobre sus propuestas (68%) o los problemas que atraviesa el país (67%). Estas diferencias responden también a factores sociodemográficos: son los más jóvenes, entre 16 y 39 años, quienes valoran más dicha experiencia”, indica.
En las presidenciales de este año volverán a realizarse los debates presidenciales bajo la órbita del propio Estado, lo que garantiza su realización, compromete a los postulantes a ser parte y ofrece a la ciudadanía una instancia más que importante para conocer la oferta electoral y la ideología de quienes pretenden conducir los destinos de la Nación.
Más allá de esta iniciativa en la órbita nacional, ni en Tucumán ni en otras provincias existen legislaciones que establezcan los debates como instancias imprescindibles en el proceso electoral.
Sería importante para la democracia que la realización y participación en los debates se vuelvan habituales y sean esperados por los representantes del pueblo y por sus representados como una forma de poder percibir con mayor claridad las ideas de unos y la decisión de otros.