Errores insólitos, imprecisiones al por mayor, falta de contundencia: Atlético se fue de Lanús con las manos vacías, cuando más que nunca necesitaba propinar un golpe de efecto sumando -al menos- un punto.
Qué picardía ese 2-1 en contra final. Porque el golazo de Mateo Coronel parecía profetizar una noche distinta en la “Fortaleza”, quizá un triunfo inédito que media hora después de la apertura del marcador ya se había convertido en una especie de fantasía.
Rápido y vertical, el equipo de Frank Kudelka no merecía estar en desventaja cuando el delantero a préstamo de Argentinos remató desde fuera del área y embocó un gol tipo Premier League.
Incisivo y con variantes, el “granate” en realidad ya merecía estar ganando cuando Jonathan Cabral terminó mandándose la macana que derivó en otro golazo, esta vez de Pedro de la Vega, forzando un error a lo Julián Álvarez para empatar.
Con un De la Vega en llamas e insólitas pelotas perdidas por varios jugadores visitantes, Lanús merecía estar ya un par de goles arriba cuando en el descuento de la primera etapa el colombiano Raúl Loaiza fue certero en el área chica ante la pasividad de la retaguardia visitante para sentenciar el 2-1.
Atlético, parado con cuatro atrás por primera vez desde aquella polémica caída frente a San Lorenzo, había arrancado de manera prometedora, al estilo de cómo lo había hecho en su victoria frente a Racing en el “Cilindro”: disciplinado tácticamente, solidario, y presto para lastimar de contra. En ese lapso, incluso Marcelo Estigarribia logró impactar la red, tras meterse solito y solo en off-side.
Pero con el correr de los minutos la movilidad y la presión alta de Lanús –y la excelente técnica de varias de sus individualidades- sumieron al “decano” en un mar de imprecisiones. De ahí que en un partido abierto y muy entretenido el anfitrión lo dio vuelta sin que la justicia resultara dañada.
El complemento nació con “olor a tercero” de Lanús. Daba la impresión de que solo era cuestión de pisar el acelerador. Pero los muchachos de Kudelka se enamoraron de la idea del contraataque y dieron aire a un Atlético que igualmente algunas veces estuvo entre las cuerdas (con algún otro error de Cabral, muy, muy lejos de ser el “soldado histórico” y varias buenas tapadas de Tomás Marchiori).
Esta vez Pusineri no se demoró tanto en mover el tablero. A falta de media hora, cambió el medio y fortaleció el ataque, con la entrada de Guillermo Acosta y del regresado Ignacio Maestro Puch.
Después, el entrenador sumó a Ramiro Ruiz Rodríguez para terminar con un dibujo 4-2-4, pretencioso e inofensivo hasta que Brian Guille -difícil entender por qué tuvo tan pocos minutos en cancha- reemplazó al estático Joaquín Pereyra.
Difícil también de explicar el gol que no fue, el que no pudo o supo concretar Estigarribia bajo el arco cerca del final.
Casi, casi, Lanús paga muy caro su pecados de no aplicar el golpe de gracia: cierto egoísmo de su figura excluyente, De la Vega, algún lujo innecesario del inefable Leandro Díaz, la especie de conservadurismo que despliegan los equipos de Kudelka cuando están arriba en el marcador.
Pero el empate en definitiva no llegó. Y con esta nueva derrota de Atlético en “La Fortaleza”, Pusineri y su plantel regresarán a Tucumán con un baño (frío) de realidad: finalmente, el “decano” cerró la fecha ubicado en puesto de descenso (compartido).
Atlético Tucumán pagó caro sus errores en defensa y perdió ante Lanús