Los afiches están impresos. Cuentan que en los días que restan para el cierre del plazo para la presentación de precandidaturas con vistas a las elecciones nacionales (expirará el sábado que viene), Juan Manzur intentará instalarse en pleno Buenos Aires como una de las alternativas para Unión por la Patria. Desde la semana pasada, el Gobernador tucumano viene “operando” en todos los niveles con el fin de posicionarse en el ringside que definirá las postulaciones dentro del oficialismo con vistas a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo 13 de agosto. El primer escalón de este nuevo proyecto político del mandatario provincial fue la noche del 11 de junio cuando trató de mostrar al país de que el triunfo de la fórmula Osvaldo Jaldo-Miguel Acevedo era también propio por más que la Corte Suprema de Justicia de la Nación le impidiera formar parte de la oferta electoral del hasta entonces Frente de Todos por Tucumán. La presencia del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y de cuatro gobernadores del Norte Grande suscribió la centralidad del tucumano en esta parte del país. El triunfo de Rossana Chahla en San Miguel de Tucumán era la frutilla de la torta manzurista. El Gobernador quiere traer el viernes al presidente Alberto Fernández para que sea parte de las celebraciones que el oficialismo tiene previsto cuando se cierre el escrutinio definitivo y confirme que la ex ministra de Salud de la Provincia gobernará la Capital en los próximos cuatro años. Aquí hay otro indicio de la conectividad de Manzur con el corazón del poder justicialista. Si bien el ex jefe de Gabinete de la Nación señala que está buscando un compañero de fórmula para las internas, no es menor el dato de que haya dicho que esperará que “un amigo o una amiga” le den una señal para saber cómo continuará el partido. Fernández puede ser su amigo, y la amiga es Cristina Fernández de Kirchner. Sin ellos, Manzur no podrá asumir una empresa que, a primeras aguas, se muestra como imposible. Pero, ¿acaso el tucumano no está negociando otros espacios dentro de la mesa de decisiones nacionales? Es probable. De Pedro es casi un hijo político de Manzur y lo consulta en forma permanente cuando se le presenta algún problema en la cartera. ¿Cómo actuará el ministro del Interior frente al violento conflicto que se ha desatado en Jujuy, a casi 350 kilómetros de Tucumán? La conflictividad social es creciente y, más allá de las denuncias de infiltrados en la marcha, no es menos cierto que la sociedad tiene menos tolerancia hacia los políticos. El chaqueño Jorge Capitanich puede dar fe de ello frente a un problema penal que roza al poder de Chaco. Por de pronto, lo sacó de la cancha y no puede sentarse siquiera a debatir si es imperativo que algún gobernador peronista forme parte de una fórmula presidencial. Algo similar le está pasando al mandatario de Jujuy, Gerardo Morales, que, frente a tamaño problema en su distrito, no podría ser incluido en las nóminas de precandidatos. La situación de la Argentina se agudiza a medida que corren los días del calendario electoral. Como lo definió el analista político Gustavo Córdoba, “el país está en plena incertidumbre; nadie puede saber qué sucederá la semana que viene”.
Ninguna de las fuerzas electorales tiene en claro cuál será el rumbo electoral que recorrerán. El oficialista Unión por la Patria transita un momento que puede ser considerado histórico: en las últimas tres décadas y media no había llegado a internas para definir su binomio presidencial. En el Partido Justicialista quieren sacar provecho de las PASO pese a que la actual gestión de Gobierno hizo aguas desde que arrancó en diciembre de 2019.
• El peronismo considera que las internas contribuirán a ordenar la oferta electoral. Más allá de que un sector quiere que Sergio Massa se convierta en el candidato del consenso, otros como Daniel Scioli y hasta el mismo Manzur consideran que las PASO serán una oportunidad para reordenar, puertas adentro, al partido.
• El segundo efecto de unas PASO pasa por la idea de que ese proceso puede agregar electorado. Al hacer mea culpa y potenciar nuevas figuras, en Unión por la Patria postulan que, con un núcleo duro del 30%, el oficialismo puede captar voluntades allende las fronteras partidarias y aprovechando el triunfo en varios distritos provinciales.
Los analistas sostienen que esos núcleos duros permiten a los frentes electorales arrancar las internas, pero aclaran que las presidenciales se ganan con ideas de centro, de moderación, en una Argentina que no sólo necesita reordenarse política e institucionalmente, sino también diseñar recetas que impliquen un camino hacia la estabilización económica. El PJ necesita válvulas de representación más que de escape, que no sólo liberen las tensiones internas, sino que permitan el surgimiento de nuevos liderazgos ante el descreimiento social en la política. Manzur, en ese aspecto, intenta posicionarse internamente, pero adolece de una estructura que, por ejemplo, le permita consolidarse en Buenos Aires, el principal territorio electoral argentino, donde vota el 40% del total del país. El gobernador podrá argumentar que tiene aceitados contactos con los intendentes de la Tercera Sección Electoral bonaerense, por su paso por La Matanza, pero tiene un alto nivel de desconocimiento de su figura en esa sociedad, más allá de su paso por la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación.
Los analistas observan que el tucumano es como un producto regional que sólo se consume en determinada zona, pero al que le cuesta introducirse en otros mercados más competitivos. En este sentido lo asemejan a lo que fue en su momento la incursión del salteño Juan Manuel Urtubey cuando quiso pelear por la Presidencia, o lo que hoy ofrece el cordobés Juan Schiaretti que, pese a la centralidad de su distrito en la consideración política, no cuenta con más de 5 puntos de intención de voto.
En consecuencia, la incursión nacional de Manzur tiene un objetivo fijo, más allá de los afiches que promocionarán a “Juan 23”, como pasó durante el verano: sentarse en la mesa chica de las grandes discusiones nacionales. Tal vez pueda ser parte de alguna de las fórmulas si es que, en definitiva, Unión por la Patria decide ir a internas. Quienes lo rodean señalan que el tucumano tiene el rodaje suficiente que le da una ubicación natural en esa mesa chica: su gestión como vicegobernador y luego gobernador de Tucumán, su paso por el Ministerio de Salud de la Nación y también por la Jefatura de Gabinete y hasta sus contactos con los empresarios más importantes de la Argentina, con el sindicalismo y sus conexiones internacionales. A eso se aferra Manzur para montar su operativo rumbo a las PASO. Mientras tanto, Jaldo se pregunta cuánto tiempo le demandará esa incursión al gobernador actual, porque la transición puede ser más prolongada que lo normal y hay que tomar decisiones de fondo en el camino. En una Argentina de incertidumbres y problemas por doquier, lo que se necesita es que la política transmita certezas, aunque estas sean de corto plazo.