BOSTON, Estados Unidos.- La catastrófica implosión del sumergible Titan, el mes pasado, sigue siendo motivo de investigación, y las teorías que están manejando los expertos sobre lo que pudo haber pasado no hablan bien de la empresa.
En 2021 el Titan comenzó a hacer descensos comerciales, que costaban hasta 250.000 dólares cada uno. Era un proyecto único, ideado por Stockton Rush, CEO de OceanGate, que pretendía revolucionar la exploración marina. Su último viaje se cobró la vida de cinco personas y lo que se sabe hasta ahora es que la cápsula implosionó “catastróficamente”.
El diseño fue recibido como un hito que abría una nueva era en los viajes a gran profundidad. La introducción de una mezcla única de materiales, principalmente fibra de carbono, prometía hacer estas expediciones más accesibles y más rentables sin, supuestamente, resignar medidas de seguridad. Ahora, han empezado a cuestionar que medidas de reducción de costos pueden haber llevado al desastre. Por ejemplo, el nuevo diseño del Titan, con forma de cilindro de fibra de carbono, permitía que sea más espaciosa que las cabinas de titanio en forma de esfera utilizadas por la mayoría de los sumergibles.
Algunos expertos sostienen que este cambio en la geometría del casco puede haber debilitado su capacidad de soportar las intensas presiones de las profundidades.
También cuestionan la forma en que se transportó al Titan hasta el emplazamiento del Titanic. En lugar ir en la cubierta de un buque nodriza, fue arrastrado sobre una plataforma improvisada por un buque más barato, el Polar Prince. Dicen que remolcar el Titan por aguas bravas podría haberlo dañado antes incluso de que iniciara su inmersión.
Como ejemplo, citan el del Alvin, un sumergible de investigación del gobierno estadounidense que ha completado más de 4,500 inmersiones en aguas profundas desde 1973. El Alvin se transporta al lugar de inmersión en la cubierta de la embarcación nodriza, lo que protege al buque de daños durante el tránsito.
Otro punto de controversia es el material del casco del Titan. Una de las principales innovaciones de Rush fue el uso de fibra de carbono para gran parte del casco, que es más barata y liviana que el titanio. La cuestión es que los compuestos de carbono son mucho más resistentes a las fuerzas de tracción que a las de aplastamiento y el casco del Titan, de 15 centímetros de grosor, había estado sometido a tensiones repetidas en el transcurso de unas dos docenas de inmersiones anteriores, lo que podría haber provocado grietas minúscula e indetectables que podrían haber llegado a ser críticas con el tiempo.
Lo más grave, señalan los investigadores, es sin embargo la negativa de OceanGate a buscar pruebas y certificaciones externas para el Titan, que podrían haber detectado algunos de estos problemas de seguridad antes de la catástrofe. (Especial)