GANDHINAGAR, India.-. La monumental deuda está en el centro de los debates entre las potencias mundiales y las economías emergentes, que ven embargada su capacidad para invertir en protección social, salud y educación para solventar el pago de las cuotas a los organismos financieros internacionales.
Este debate es el que deben afrontar los ministros de Finanzas de los países del G20, reunidos en el estado de Gujarat, en el oeste de la India, con la esperanza de impulsar acuerdos sobre la reestructuración de la deuda de países vulnerables, la tributación mínima mundial y las reformas de los bancos multilaterales de desarrollo. Pero las conversaciones apenas pudieron avanzar.
El mes pasado, Zambia llegó a un acuerdo para reestructurar una deuda de 6.300 millones de dólares con gobiernos extranjeros, en lo que se consideró un gran avance para las naciones endeudadas del mundo, que se han enfrentado a largas negociaciones con sus acreedores.
No acordaron usar a Zambia como modelo para otras reestructuraciones y la mayoría fue reacia a hablar de préstamos a países vulnerables, ya que varios miembros del G20 enfrentan problemas económicos propios.
Además, los representantes de muchos países decidieron faltar a la reunión. Estuvieron los ministros de Finanzas de Japón, Australia, Canadá, Corea del Sur, Indonesia y Sudáfrica, además de Estados Unidos e India.
Argentina, Brasil, Francia y México enviaron funcionarios de segunda línea. Los ministros alemán y británico no asistieron, aunque sí estuvo el jefe del banco central alemán, Joachim Nagel.
Estados Unidos envió a la reunión la delegación más numerosa, encabezada por la secretaria del Tesoro, Janet Yellen.
Las reuniones, que comenzaron ayer, son clave para establecer el tono de la cumbre de líderes del G20 que se celebrará en septiembre, en Nueva Delhi.
Al margen de la reunión del G20, las charlas transitan por caminos poco optimistas. Según el presidente del Banco Mundial, Ajay Banga, la economía mundial se encuentra en una situación difícil y el pronósticos es que aún quedan retos por enfrentar.
El año pasado, el Banco Mundial redujo su pronóstico de crecimiento global para 2024 a un 2,4% desde un 2,7% previo, citando el ciclo de endurecimiento monetario de los bancos centrales alrededor del mundo.
La discusión es urgente, expresó el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en un informe que apunta a la deuda de los países como factor central en el aumento de la pobreza en el mundo. El informe titulado “El costo humano de la inacción: pobreza, protección social y servicio de la deuda (2020-2023)” estima que la pandemia de covid-19 y el aumento de la inflación y del costo del endeudamiento sumieron en la pobreza a 165 millones de personas más.
Según el PNUD, esto significa que más del 20% de la población mundial, 1.650 millones de personas, viven con menos de 3,65 dólares al día y tienen dificultades para llevar comida a la mesa.
Todas estas personas pobres adicionales viven en países de ingresos bajos y medianos bajos, donde el 20% de los países de bajos ingresos es el que más sufre y sus ingresos en 2023 aún son inferiores a los niveles previos a la pandemia. (Reuters-Especial)