Un abrazo de zambas los une desde 1965, cuando ecos de guitarra y bombo los ven nacer en el Instituto Privado Tucumán. Los adolescentes no sospechan que esa estudiantina desembocará en un proyecto artístico con el caminarán por todo el país arropados de canto.
“En la década del 60 se produce un resurgimiento del folclore muy fuerte, lo hace el movimiento de los salteños. La música folclórica se mete en la juventud cuando estaban de auge Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Ariel Ramírez, Jaime Dávalos. Fijate que Los Beatles son de esa década y mucha juventud -me incluyo- los escuchábamos pero nosotros hacíamos folclore. En los colegios secundarios había conjuntos, como por ejemplo, Las Voces del Tucma, que estaban en el Colegio Nacional, nosotros, en el Instituto Tucumán y se competía en el Técnico, en el Sagrado Corazón, en el San Francisco. Éramos compañeros de colegio y en las semanas del colegio ahí es donde nos juntábamos, porque no íbamos todos al mismo curso. Con Roberto y con Nito fuimos compañeros en la primaria y después nos volvemos a juntar en la secundaria”, evoca Luis Soria, segundo tenor de Las Voces del Norte, que conformaban también Julio César Romero (bajo y bombo), Roberto Pérez Manucci (primer tenor y primera guitarra) y Néstor Zeitune (barítono y guitarra).
El conjunto volverá a reunirse en un recital esta noche, desde las 21 y luego de 15 años de ausencia, en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601). “Reencuentro” contará con la presencia de Oscar Imhoff, quien también fue parte de la agrupación en reemplazo de Pérez Manucci (también estará en el recital de hoy, pero como invitado especial).
Durante su carrera profesional, que se extendió hasta 1979, fecha de su disolución, Las Voces del Norte grabaron cinco long plays, 10 simples, dos dobles, cinco casetes y dos CDs, con los sellos discográficos Microfón, CBS Columbia y Sony Music. En 1972, fueron los ganadores del primer Pre Cosquín y ese mismo año fueron elegidos “Revelación”, luego de obtener esta distinción se radicaron en Buenos Aires.
- ¿Cuándo se dan cuenta de que el grupo se podía convertir en un proyecto artístico?
- Empezamos a ver que teníamos mucho éxito, habíamos ganado casi todos los colegiales y nos hicimos amigos de Daniel Toro, que estando acá se abre de Los Nombradores. Él estaba con su primer hijo y con su señora en Tucumán; paraba en un hotel frente a la Comisaría Tercera. Nito lo invita a su casa y empezamos a cantar para él. Nosotros cantábamos al unísono, entonces nos hace unas indicaciones de cómo trabajar las voces. Toro se quedó como un mes en la casa de Nito porque su mamá lo invitó; él nos entrenó un montón. Después todos los arreglos ya los hacían Roberto y Nito. Otro que nos ayudó fue el Chango Paliza, éramos amigos.
- ¿Por qué se pusieron Las Voces del Norte? Después de que ganaran el Pre Cosquín, Márbiz les sugirió que lo cambiaran.
- Nos gustó de arranque, nosotros estábamos enamorados del nombre y éramos muy ilusos, teníamos 21 años. La cuestión que es que Márbiz comercialmente tenía razón, pero bueno, seguimos con esa idea. Él nos decía: “Yo como presentador puedo decir: Las Voces… y no van a saber si son las de Orán, las Blancas, Huayra y la gente tiene que adivinar quiénes son”. Nos daba el ejemplo de Los Tucu Tucu. A ellos les cambiaron el nombre en Buenos Aires, eran antes Las Voces del Surco; a Palito Ortega también le cambiaron el nombre, nosotros hemos sido los únicos giles que no hemos querido, pero la historia se hace así, nos ha ido bien y lo más importante es que hemos mantenido la amistad, que no sé si eso ha sucedido en otros grupos.
- ¿Había una decisión de profesionalizarse cuando se instalaron en Buenos Aires?
- Sí, estuvimos del 72 al 78. Había que pelearla, pero el conjunto ya estaba impuesto fuera de la provincia, convocábamos más gente afuera que en Tucumán. Creo que nos ha faltado despegar de los festivales, para dar solos un recital. Había un montón de festivales, andábamos por todos lados, empezaban a fines de octubre y terminaban después del carnaval, eran unos 50 o más. Cuando no íbamos a los festivales, en Buenos Aires estábamos en los canales de televisión, en todas las radios, en las editoriales a buscar temas nuevos, ensayábamos, nos conectábamos con autores, con músicos, actuábamos en peñas, como El Hormiguero, El Palo Borracho; había peñas en Escobar, La Plata, en Quilmes… Nos dedicamos totalmente a la música.
- Después de 11 años juntos, la ida de Pérez a Los Tucu Tucu los debe haber sacudido mucho.
- Ahí fue un golpe fuerte, pero integramos a otro amigo, el Pájaro Imhoff, que hacía rock. Pérez vivía en Corrientes 64 y Oscar, en Corrientes 86. A veces ensayábamos en la casa de Roberto, y al frente estaban ensayando Los Fantasmas; a veces cortábamos los ensayos y nos cruzábamos y viceversa, para escucharnos cantar, conocíamos la capacidad vocal de Oscar. Ni siquiera lo probamos cuando ingresó al conjunto. Romero contó que jugando al snooker en El Molino con el Pájaro, este le dijo: “Estoy cansado de ser visitador médico, quiero dedicarme a la música”. Pero es rockero, dijo Nito. Sí, pero había cantado folclore; había tenido un conjunto con Pérez. Y le preguntamos y aceptó. Eso fue en el 76.
- ¿Alguna anécdota de algo gracioso o trágico que les haya pasado?
- Veníamos viajando de Bahía Blanca a Tucumán, teníamos que cantar al otro día y nos turnábamos para manejar. Paramos a cargar nafta, no sé si era San José de La Dormida, en Córdoba, justo hay un cruce y Oscar pide manejar. Yo venía de manejar desde Río Cuarto, entonces me tiro a dormir. Oscar era muy volador, no se fijó en los carteles y en vez de volver a la Ruta 9, se metió por un camino y cuando nos despertamos vimos que este se terminaba. Le había metido 50 km y hubo que retroceder. ¡Hicimos 100 km más! Los escenarios de esa época no eran los que hay ahora, hemos llegado a cantar arriba de fardos de alfalfa. Era un festival en Aguilares, ponían esos tachos de petróleo y encima los tablones y un día, desde la noche anterior, parece que había llovido y los tablones estaban más o menos. Lo transmitía LV12 en directo y había un grupo de baile, ahí estaban los bailarines meta zapatear. Resulta que se había roto uno de los tablones y entramos nosotros; habían hecho un hueco de 30 centímetros más o menos y entramos nosotros, primero Julio que no lo ve al hueco. Entro yo y lo esquivo y pego el grito: “¡Guarda el hoyo!” La cuestión es que salió por la radio: “Las Voces del Norte… ¡guarda el hoyo!”. Y Roberto no lo vio y metió toda la pata.
- ¿Por qué se separan en el 79?
- A fines del 78… nos separamos por varias causas. Hemos tenido una carrera ascendente en la cual casi siempre salimos airosos de todos los conflictos. En este caso, no hubo un conflicto entre nosotros, pero sí con la compañía grabadora. Nosotros, te vuelvo a repetir por ilusos, no conocíamos el negocio, ya estábamos en el negocio, pero no teníamos el quinto tipo que te diga: “esto se hace así, no hagan esto”. Antes de que se editara, al último disco lo escuchamos y vimos que había cosas que cambiar y lo frenamos. El productor nos dijo que ya estaba toda la campaña para la salida del disco. Cabezas duras. Estaban mal algunas mezclas de las voces, después se lo corrigió, pero el disco salió fuera de la campaña de difusión y no vendió lo esperado, Entonces la compañía nos rescindió el contrato. Ese fue el golpe más duro. Si vos grababas era el único modo que la gente te escuchaba. Nito dijo que estaba cansado de tanto viaje y anunció que se iba a Estados Unidos. Y Oscar decidió dedicarse al rock. Yo me quedé con Julio y ahí se desarmó el conjunto.
Una trayectoria destacada
“Reencuentro” reunirá a Las Voces del Norte en su última formación de Luis Soria, Oscar Imhoff, Nito Zeitune y Julio Romero, junto al integrante del primer grupo Roberto Pérez Manucci (ex Los Tucu Tucu y hoy en Por Siempre Tucu) y con la presencia como invitados de Melina Imhoff y Oscar Zeitune. Cuando se disolvió, Soria y Zeitune formaron el Dúo Renacimiento. En la década del 70 estuvieron en la pantalla de “Argentinísima”, “Sábados Circulares” y “Feliz Domingo”, y en radio fueron invitados a los programas de Alberto Badía, Antonio Carrizo, Héctor Larrea, Juan Alberto Mateico y Julio Marbiz, con proyección nacional y escenarios compartidos con Horacio Guaraní, Los Chalchaleros, Los Hermanos Ávalos y los Manseros Santiagueños, entre muchos otros. Sus más renombrados éxitos fueron “Soñadora del Carnaval”, “Tu pollera tucumana”, “Aquella noche de tu partida”, “Adiós Tucumán”, “A Monteros”, “Tienes miedo de quererme”, “Aquella noche de partida” y “Primera carta para mi sangre”, entre otras. Ganaron los festivales Lules Canta a la Patria, Monteros de la Patria Fortaleza del Folklore, del Poncho, de las Llanuras y de la Patagonia, y en 2006 fueron nombrados Ciudadanos Destacados de la Ciudad de San Miguel de Tucumán.