Caso Facundo: “Si sabíamos que ellos eran menores los dejábamos ir para evitar llegar a esta gravedad”

“Su Señoría, soy inocente. Voy a desmentir lo que se me acusa. Lo que vivimos esa noche fue de terror, nos disparaban a matar”, dijo Gabriel Díaz Cáceres, uno de los oficiales acusados de asesinar a Facundo Ferreira (12 años). Ayer se inició el nuevo juicio por el crimen del menor, ocurrido en marzo de 2018 en la zona del parque 9 de Julio. Díaz Cáceres, junto a Javier González Montes de Oca, que en el momento del hecho se desempeñaban como motoristas del 911, ya habían sido juzgados y condenados a prisión perpetua en 2021, pero la Corte Suprema de la Provincia anuló dicha sentencia y ordenó la realización de un nuevo debate oral.

El tribunal actual está integrado por los jueces Stella Maris Arce, Alicia Freidenberg y Patricio Prado. Las partes quedaron conformadas de la misma manera que en el primer juicio: Carlos Garmendia asumió el rol de la querella; y los defensores son Macario Santamarina (González Montes de Oca), Julio Roque Silva (h) y Aurora Díaz Argañaraz (Díaz Cáceres); y José María Molina (representando a la Fiscalía de Estado).

Díaz Cáceres y Gonáalez Montes de Oca volvieron a ser imputados como coautores del delito de homicidio agravado por alevosía en el abuso de función como miembros integrantes de las fuerzas policiales; por la utilización de arma de fuego y por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Según la investigación realizada por la fiscala Adriana Giannoni, en la madrugada del 8 de marzo de 2018, Facundo había estado junto a unos amigos en una carrera de motos en la zona del parque 9 de Julio cuando y partían de regreso a sus hogares ubicados en el barrio Juan XXIII (“La Bombilla”). Los dos policías, mientras hacían recorridos preventivos en una moto del 911, comenzaron a perseguir al grupo en las inmediaciones del parque y sin motivo aparente abrieron fuego. Uno de esos proyectiles impactó en la nuca de Facundo, que iba a bordo de una moto conducida por su amigo J. (15), provocándole la muerte.

El primero en declarar fue Díaz Cáceres. Luego de presentarse ante el tribunal sostuvo su inocencia y en un relato que duró más de 20 minutos, dio su versión de los hechos. Según su explicación, ambos agentes estaban haciendo recorridos preventivos cuando vieron a un grupo de personas conduciendo de manera sospechosa por avenida Soldati en dirección a la calle Francia. “Divisamos a un hombre parado haciendo una seña de arma, como advirtiendo que tenían una. Les gritábamos que pararan pero no acataban la orden. Aumentaron la velocidad, doblaron en contramano hacia Benjamín Aráoz y empezaron a dispararnos. En ese momento di aviso y realicé un disparo al aire con posta de goma pero seguían disparando”. Luego contó que se le acabaron los cartuchos de goma y disparó con balas de plomo a la rueda de una de las motocicletas para defenderse y dijo que parte del grupo terminó escapando. “Vimos una moto tirada y a un sujeto que corría hacia un pasaje, fui detrás de él, con mi arma trabada, y mi compañero se quedó. Cuando detuve al chico volvimos y vi que mi compañero estaba auxiliando a otra persona. Recién allí nos dimos cuenta de que eran menores. La ambulancia tardó como máximo cinco minutos en llegar; en el lugar había sangre, masa encefálica y una bala de 11 milímetros, un calibre más grande del que usamos nosotros. Si sabíamos que ellos eran menores los dejábamos ir para evitar llegar a esta gravedad”, confesó.

Luego fue el turno de González Montes de Oca, quien a pesar de no haber presenciado la declaración de su compañero, expuso los mismos hechos y también se refirió al momento posterior de la persecución. “Un ‘trapito’ se acercó y nos dijo que él había visto todo y que no fuimos nosotros quienes lo matamos. Nosotros ya habíamos solicitado ayuda a través de la radio, y con orden de nuestro jefe fuimos detrás del ‘trapito’, marcando dónde estaban las vainas servidas y el arma, que quedaron en el lugar porque criminalística tarda en llegar y se pierden las evidencias. Después llegó el auxiliar Soria y nos dijo que nos resguardáramos en un bar que quedaba cerca mientras él continuaba trabajando”, indicó. Y agregó: “No queríamos terminar con la vida de nadie; entramos a la Policía para cuidar, no para matar a la gente”.

La tercera en declarar fue Romina Ferreira, la madre de la víctima. En su testimonio contó que Facundo vivía junto a su abuela, Mercedes del Valle Ferreira, ya que ella se había mudado a Santa Fe por cuestiones laborales. “Estaba en permanente contacto con él, viajaba cada diez o 15 días para verlo y él también viajaba en vacaciones. Cuando fue todo, él estaba desde noviembre con su abuela y en unos días iba a viajar y justo pasó esto”. Romina también dijo que las primeras en enterarse de que Facundo había fallecido fueron su madre y su hermana. “A ellas les dijeron que había sido un accidente de tránsito, pero cuando llegaron al hospital vieron que mi hijo tenía una bala en la cabeza”, relató sumamente angustiada.

La mujer, en diálogo con LA GACETA dijo que junto a su familia “estamos muy mal por tener que repetir esto de vuelta, pero tenemos mucha fe de que los jueces los van a condenar otra vez para que no haya ningún otro Facundo más. Sólo queremos justicia”.

La segunda jornada del debate continuará hoy y está prevista su extensión por tres días más. (Producción periodística: Micaela Pinna Otero)

Las claves del caso

Facundo Ferreira fue ultimado de un disparo en la nuca cuando se trasladaba en una moto con un adolescente que 

Los policías Mauro Díaz Cáceres y Javier González Montes de Oca dijeron que recibieron disparos cuando los perseguía.

Un tribunal confirmó que Facundo no disparó ningún arma y tampoco creyeron la versión de la existencia de un tiroteo. Los dos fueron condenados a perpetua.

Después de analizar los planteos de los defensores, la Corte Suprema de Justicia ordenó que se hiciera un nuevo juicio.

Contradicciones: la defensora Díaz Argañaraz tuvo un fuerte cruce con el tribunal y uno de los testigos

El cuarto testigo en declarar fue Mario Néstor Torres, un comisario que al momento del hecho prestaba sus servicios como segundo jefe en la comisaría 1°.

En su testimonio dijo que en la comisaría tomaron conocimiento de lo sucedido alrededor de las 2 de la madrugada, por lo que se dirigieron al lugar. Una vez allí dijo que “ya se encontraban delimitando el terreno personal del Comando Radioeléctrico (Sistema de Emergencias 911). “Yo llamé a la Fiscalía para avisar que estábamos ante un hecho de sangre y nos dijeron que continuara trabajando el personal que estaba allí presente”.

Las contradicciones aparecieron cuando las partes interrogaron respecto a los elementos que conformaron la escena del crimen. Torres dijo que cuando llegaron el cuerpo del menor ya no estaba pero que en el lugar había dos motocicletas, una mancha de sangre, un arma, vainas servidas, una gorra y unos anteojos. Lo que le generó dudas a la abogada Díaz Argañaraz fue que el comisario dijo que los elementos no estaban marcados, tal como expresaron los imputados, ya que Criminalística se encargó de eso cuando llegó al lugar aproximadamente a las  4 de la mañana. La defensora quiso reproducir un video captado por las cámaras de seguridad en el que se mostraría lo contrario, pero los vocales no hicieron lugar a su pedido, razón por la que Díaz Argañarsz solicitó hacer reserva del momento y advirtió que podría acusar en un futuro de falso testimonio a Torres.