Una Biblioteca de Cine

Inaugurada el año pasado y dedicada a la literatura latinoamericana, su nombre es un homenaje de Barcelona al Nobel colombiano.

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13 Agosto 2023

Por Alberto García Ferrer

Para LA GACETA - BARCELONA

Acompañado por una mañana de nubes oscuras y perezosas, caminé por la Avenida de la República Argentina hasta encontrar el número 168. Mi atención se detuvo en una de las ventanas del cuarto piso de un edificio de siete plantas. Miré hacia la calle, los edificios y las tiendas vecinas. Imaginaba lo que vería desde esa ventana el escritor y periodista colombiano. Vano intento, hace 55 años era otra Barcelona. Había leído que una periodista argentina alquiló, años después, ese apartamento: 4to-2. Dijo que escuchaba ruidos y voces. Aseguraba que estaba preparaba para tener una entrevista-conversación con el escritor ausente. Barcelona fue siempre una ciudad llena de voces. Voces y acentos que me siguieron mientras bajaba por la Avenida de la República Argentina hasta la Plaza de Lesseps y continuaba por Gran de Gràcia. Las ciudades que permanecen en los ojos se llevan también en las suelas de los zapatos. Nostálgico vagabundeo que debía conducirme hasta la calle del Treball. En el número 129 me detuve para admirar el espléndido edificio. “En todo lo que tú ves no hay ningún ladrillo. Es todo madera. El cristal y lo de fuera es revestimiento. La estructura no está hecha ni con vigas, ni con hierro, ni con cemento. Todo madera: 28 trailers de madera de bosques certificados”, me advertiría Neus Castellano, directora de la Biblioteca Gabriel García Márquez.

La Número 40

“Es una historia bonita. En los últimos años de Pascual Maragall como alcalde de Barcelona, se detecta que las bibliotecas de Barcelona son pequeñas, pertenecen en su mayoría a la obra social de La Caixa y son obsoletas. Fuimos a mirar algunas ciudades europeas para ver cómo lo hacían ellos. Estudiados los modelos se comprueba que tienen redes de bibliotecas en cada barrio. En 1998 se redacta y aprueba un Plan de Bibliotecas que establece que Barcelona contará con una red de bibliotecas públicas. Cada ciudadano de Barcelona debe tener a 15 minutos de su casa, a pie o en bicicleta, una biblioteca. Fue la idea con la que se trabajó. Se plantea llegar a 40 bibliotecas: hemos llegado a la número 40 con la Biblioteca Gabriel García Márquez”.

El viaje de la lectura

Leer es siempre un viaje. Imaginemos entonces qué es viajar por una Biblioteca: ¿Un viaje infinito? De la mano de Neus comenzó el viaje por la biblioteca. La mirada del visitante procedía como guionista: registrar localizaciones de las escenas de la película que reposaba en su imaginación.

Un bello laberinto de escaleras, que invitan a caminarlas. Cada una de ellas un acceso, una sorpresa. Un mundo de lectores y lectoras, niños y mayores. Ordenadores, hamacas, almohadones, pufs, sillones. Atareados escribientes en rincones luminosos ocupados por pequeñas mesas. Personas sentadas en torno a mesas redondas: escenario colectivo protegido por tenues cortinas blancas.

Planos superpuestos y abiertos a miradas compartidas. Un espacio dedicado no sólo a preservar libros y lectores, sino a establecer áreas creativas, mimando la acción de leer que tiene mucho de conversación y de disfrute.

Mi mirada de visitante se perdió más allá de las cuidadosas vitrinas que exhibían ejemplares de Cien años de soledad en diversos idiomas ¿50? Y réplicas de las mariposas amarillas. Recordé el funeral de Gabo en Cartagena de Indias. Un atardecer con el cielo cubierto del amarillo de miles de “mariposas”. Miro, a través de sucesivos vidrios, espacios prolongados en otros espacios. En alguna escalera, subiendo o tal vez bajando -los viajes tienen una cualidad, la dirección carece de sentido. Lo importante es la vida que nos otorga el movimiento-, creo ver a Gabo tan vivo como sus textos.

Exitosa alianza entre lámparas, leds y la luminosidad natural que penetra por ventanas o muros de vidrio. Las luces conviven y articulan una fiesta de colores con el verde de plantas, arbustos y árboles para construir el relato propio del silencio, la luz y el movimiento.

¡Leamos a Gabo!

Caminamos hasta un sonriente busto de Gabo. Como aquel que, durante el funeral de García Márquez, permaneció cubierto por un paño amarillo -mientras las mariposas se amontonaban para cubrir, de amarillo, el jardín de la Universidad de Cartagena- hasta que lo descubrieron las nietas, nietos y los hijos de Gabo.

“Tuve noticias de que Gonzalo, el hijo de Gabo, estuvo aquí el mes de julio del año pasado. Lo supe por los contactos que tenemos con la agencia Balcells. ¡No avisó a nadie! Ni siquiera a los Balcells. Luego les dijo a ellos ‘estuve allí, es preciosa, pero no hay un puñetero libro de mi padre’”. Neus exclama: “Claro ¡estaban todos prestados!. Abrimos la Biblioteca con toda la obra de Gabo. La acogida del barrio fue enorme y la gente tenía ganas de leer a García Márquez y de saber quién era Gabo…Y se lo llevaron todo. Cuando llegó Gonzalo estaba el busto y los libros en exposición. Fue a las estanterías: no había nada. Todo en préstamo. Los Balcells me dijeron: ‘No ha querido avisar porque es muy discreto’. Me pregunté: ¿Cómo lo solucionamos?”

“El día 4 de octubre del año pasado la embajada de Colombia hizo un acto por los 40 años del Nobel y lo quiso hacer aquí en la Biblioteca. Entonces lo solucionamos. Ese día la editorial Random House nos regaló tres copias de toda la obra de García Márquez. Ahora tenemos una copia oculta, dos en las estanterías y otra en el almacén, por si acaso”.

El cine en la biblioteca

El viaje continuó en el auditorio y sala de proyecciones. “Aquí proyectamos el documental ‘El sabio catalán’. Ramón Vinyes dio título al capítulo séptimo de la biografía de García Márquez escrita por Gerald Martín: ‘Barranquilla, un librero y un grupo bohemio’, en el que señala que Vinyes estaba ‘destinado a convertirse en el viejo y sabio librero catalán de Cien años de Soledad’, que en la novela sentencia ‘el mundo habrá acabado de joderse el día que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga’”.

Esperaba ese momento: el cine. El tema abrió la puerta a otro viaje. Sentados en la semipenumbra de la sala de proyecciones, Neus me dijo que venía de dirigir la Biblioteca Xavier Benguerel, única en Barcelona especializada en cine: 2.000 libros, 3.000 películas, 600 bandas sonoras.

“Mi padre era un niño de aquella España de la dictadura, de una familia humilde que no tenía mucho…Mi padre vivía en el cine…la educación sentimental de mi padre, en términos de Flaubert, fue el cine…Desde niña jugaba con él a adivinar películas…estábamos los dos viendo televisión y cambiaba de canal con el mando a distancia: veíamos, por ejemplo, a Charlton Heston abrir una ventana y mi padre decía muy rápido ‘Cuando ruge la marabunta’. Tenía al lado de mi casa un cine de reestrenos de sesión continua que hacían dos o tres películas. Pasaba tardes y tardes, los fines de semana con mi padre en el cine…”

¿Podrían clasificarse las generaciones en función de la relación que el cine estableció con ellas? Gabo fue de los que aprendieron a ver cine antes de aprender a leer. En una época, para expresar que algo era particularmente bueno, se decía: ‘¡es de cine!’.

“Uno de los días más felices de mi vida fue aquel en que tuve a Jean Claude Carrière en la Biblioteca del cine”, confesó Neus al salir del auditorio. Comenzaba otro viaje, En ‘Mi último suspiro’, Luis Buñuel le decía a su guionista y amigo Carrière que no temía a la muerte, pero que le gustaría poder regresar de la muerte de vez en cuando a leer la prensa, enterarse de lo que pasa en el mundo y regresar a su tumba. Los senderos se bifurcaban, uno conducía a la idea del ‘escritor meticuloso que debía supervisar todo’: Gabo subiendo o bajando escaleras, ¿regresaba para supervisar aquella biblioteca que lleva su nombre? Buñuel y el cine conducían a otros senderos también bifurcados: una maravillosa película, ‘En este pueblo no hay ladrones’ - dirigida por mi amigo Alberto Isaac-, donde un Buñuel cura predica desde un púlpito y Gabo vende entradas en un cine. En algún lugar de esta biblioteca estarán el cuento (largo) de Gabo y el guion sobre el que rodó la película: otro sendero para explorar. Las bifurcaciones pueden llegar a ser infinitas, escucho una conversación entre el cine y la poesía en la que el surrealista Buñuel le dice al poeta Octavio Paz: “El arte del cine alcanzará su cima el día que podamos ver nuestros sueños proyectados en una pared”.

“Espero una comunicación importante”, dijo Neus, cuando ingresamos a su pequeño y luminoso despacho. Emergía la gestora que evaluaba y valoraba el proyecto social y cultural de una biblioteca que ya sonaba en otras latitudes.

“Lo que me sorprendió es cómo recibió el vecindario la obra de García Márquez. ¡Cómo la comunidad participa de su programación! Un barrio de clase obrera, que está muy orgulloso de esta biblioteca. Con una proporción importante de inmigrantes de origen latinoamericano. Pero nunca pensé que los libros de García Márquez iban a desaparecer de las estanterías”.

La comunicación ya llegó: “Para seleccionar la Biblioteca Pública del año 2023, los miembros del jurado de la Federación Internacional de Asociaciones e Instituciones Bibliotecarias IFLA, han reducido el campo a cuatro nominados: Janez Vajkard Valvasor Krskov, Eslovenia; City of Parramatta Library, Australia; Shangai Library East, China; Gabriel García Márquez, España”.

La evaluación y consideración del jurado para incluir a la Biblioteca Gabriel García Márquez, como una de las cuatro finalistas, entre las 16 bibliotecas de 11 países, presentadas a la convocatoria es, textualmente, la siguiente: “Barcelona rinde homenaje al escritor colombiano del Nobel, Gabriel García Márquez, que vivió en la ciudad entre 1967 y 1975, con una nueva biblioteca especializada en literatura latinoamericana. La Biblioteca Gabriel García Márquez es un hermoso edificio, con entramado de madera, de 4.000 metros cuadrados. La biblioteca está situada en el barrio obrero de Sant Martí de Barcelona. Ha sido galardonado con un certificado LEED de oro, la calificación más alta en sostenibilidad. La biblioteca se presenta como un volumen escultórico mágico inspirado en bloques de libros apilados dispuestos en una plaza, ligeramente elevada sobre la calle. Sus grandes vanos y vacíos crean un diálogo con su entorno. La arcada de acceso prolonga el eje peatonal y cultural del barrio y conecta con el interior. La biblioteca se concibe como un recorrido ascendente en torno a un patio central triangular que aporta luz natural al corazón del edificio. Un conjunto de niveles anima a los visitantes a navegar por las diferentes oportunidades hasta llegar al amplio espacio ubicado en el último piso. La biblioteca cuenta con un auditorio, un espacio de cocina y un estudio de radio, ‘Radio Macondo’, una emisora gestionada por la Red de Bibliotecas de Barcelona.”

Saliendo de su despacho, Neus me dice. “El 21 de agosto se decidirá en Rotterdam”.

La Verneda ya decidió

La lectura abre puertas, ser bibliotecaria es tener un gran llavero. Neus tiene el llavero que abre todas las puertas de la biblioteca. Es hora del almuerzo y la biblioteca está cerrada. Salimos, casi subrepticiamente, a la calle por la puerta de servicio. En la esquina del edificio Neus me señala un cruce peatonal.

“Una mañana, en ese cruce, mientras esperaba el semáforo, dos señoras del barrio cargadas con bolsas de la compra conversaban mirando el edificio de la Biblioteca.

-¿Has visitado ya la Biblioteca?

-Todavía no. Vendré con la familia.

-No te la pierdas, ya he venido varias veces…es maravillosa…¡Es el Guggenheim de La Verneda!”

© LA GACETA

Alberto García Ferrer - Guionista, realizador y productor tucumano. Fue director de la Escuela de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, fundada por García Márquez.

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