El fútbol paga su deuda con la Difunta Correa

Hay camisetas y toda clase de artículos en el santuario. “Chiqui” Tapia dejó una réplica de la Copa y la casaca firmada de Messi.

ATRACCIÓN. En el “Museo de la Fe”, ubicado en el santuario, los fieles se detienen largamente ante la camiseta de Messi. fotos de gonzalo cabrera ATRACCIÓN. En el “Museo de la Fe”, ubicado en el santuario, los fieles se detienen largamente ante la camiseta de Messi. fotos de gonzalo cabrera

El fútbol y la fe mueven multitudes y esto queda a la vista en el santuario de la Difunta Correa, ubicado a 64 kilómetros de la capital sanjuanina. Miles de peregrinos concurren allí para entregar sus ofrendas a Deolinda Correa de Bustos, la santa popular cuya devoción se irradió desde Cuyo al resto del país. Y mucho de esto relacionado con el deporte.

En las capillas repartidas por el predio se exhiben los artículo que los fieles le dejaron a la Difunta, desde títulos universitarios y uniformes hasta muletas y vestidos de novias, mientras que en un galpón se guardan los automóviles obsequiados. En tanto, inaugurado el 6 de octubre de 2011, el “Museo de la Fe” expone selectos objetos donados por los promesantes.

Uno de los más recientes fue el que entregó Claudio Tapia. El presidente de la AFA es un fervoroso creyente y en enero pasado cumplió su promesa al llevarle a la Difunta la Copa del Mundo obtenida en Qatar. ¿Cómo lo hizo? Subiendo los 72 escalones de rodillas.

“Vino con una gran cantidad de gente, dejó la camiseta de Lionel Messi y una réplica de la Copa. A la original se la presentó a la Difunta y quedó en regresar otra vez”, explicó Hugo Víctor Vera, uno de los encargados de la sección Culto y Patrimonio. “Había mucha seguridad ese día, así que él no pudo hablar mucho. Somos fanáticos de Messi. Este es un pueblo futbolero y quedamos muy emocionados. Se nos puso la piel de gallina al tener la Copa cerquita. Tan lejos que estuvo y tan cerca que la tuvimos nosotros”, agregó su colega Gustavo Mercado.

No fue la primera vez que Tapia le dejó ofrendas a la Difunta Correa. Cuando Barracas Central ascendió a la Primera Nacional y cuando la Selección conquistó la Copa América 2021 y luego la Finalísima, el dirigente dijo presente. En un sector del museo hay varias camisetas de Argentina, entre ellas una de Lautaro Martínez y otra de Cristian Romero, con las tres estrellas.

Pero Vera prefiere recordar lo que fue el paso de la Copa del Mundo por San Juan. “Se nos caían las lágrimas cuando la vimos, no la pudimos tocar por el tema de la seguridad, pero fue increíble”, sostuvo.

Además de elementos de la “albiceleste” -en el último tiempo se sumó una gigantografía de Messi, acompañado de un mural con la famosa frase “qué miras bobo”- también hay camisetas de Godoy Cruz, San Lorenzo (donada por Oscar Ruggeri) y River (ofrecida por Marcelo Gallardo). Aunque las ofrendas que mayor importancia adquirieron en este último tiempo fueron las de Diego Maradona. El “10” había donado una camiseta de Boca firmada y además está el carnet que lo habilitaba ante la AFA como DT de Gimnasia. Otro que aportó lo suyo fue Carlos Monzón: los guantes que venció a Nino Benvenuti en 1970.

Protagonistas

Las escalinatas se encontraban repletas de fieles. Se destacaba la pareja marplatense compuesta por Irma Inés La Mazza y Oscar Enrique. “Hace 48 años que venimos. Vivimos Mendoza desde 1974 y teníamos un problema de salud con uno de mis hijos. Veníamos cada tres meses”, explicó La Mazza, de 74 años. “Le hice la promesa de que iba a volver, pero con la pandemia el plazo se extendió demasiado. Hoy cumplo, por el comienzo del milagro de mi hijo. Creo mucho en la Virgen y en la Difunta Correa”, agregó.

Oscar tocó el lado más sentimental. “Estoy siempre al lado de ella y nos satisface estar acá, vivir todo esto. Una vez trajimos ladrillos para armar el santuario. Esto es un sello de San Juan, no hay otra cosa”, sostuvo.

Por el fin de semana largo, la Difunta Correa se llenó de creyentes. Su historia de milagros parece tomar cada vez más fuerza. Tras dejar botellas -para que la Difunta se hidrate-, los fieles regresan a su hogar con la certeza de que en algún momento los pedidos se cumplirán.

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