Prevenir el abandono escolar para evitar la delincuencia juvenil

La deserción en las escuelas es uno de los problemas más críticos de la secundaria en el país. La mirada de los especialistas.

AULA VACÍA. LA GACETA / FOTO DE Analía Jaramillo (ARCHIVO) AULA VACÍA. LA GACETA / FOTO DE Analía Jaramillo (ARCHIVO)

Un informe realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), junto con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), indica que en Argentina 4.437 jóvenes cumplen medidas judiciales de carácter penal por haber cometido delitos. También señala que permanecer en el ámbito educativo y completar la escolaridad es un factor de protección imprescindible, más aún si se logra trabajar en forma conjunta con las familias.

La deserción escolar es uno de los problemas más críticos de la secundaria en el país: sólo 53 de cada 100 estudiantes llegan al último año escolar en el tiempo esperado; y entre los jóvenes de 20 a 22 años, siete de cada 10 terminaron la escuela, es decir el 30% se queda en el camino.

Inasistencias reiteradas, malas calificaciones, bajo nivel educativo de la familia, maternidad o paternidad adolescente y el ingreso prematuro al mercado laboral son alguno de los factores que suelen asociarse a la deserción en la escuela secundaria. Pero la principal causa es la pérdida de vinculación a la escuela, la falta de motivación, de contacto sostenido de la institución y de acompañamiento familiar.

En este sentido, Sandra Berta, neuropediatra y especialista en educación, fundamenta que “mantenerse en el sistema educativo ayuda a los jóvenes a desarrollar una mentalidad positiva, un sentido de pertenencia, aumenta la autoestima, y les da una orientación hacia el futuro, disminuyendo el riesgo de que se involucren en actividades delictivas”.

Reflexiona, además, que “frente a una situación que abruma a la sociedad, como es el creciente aumento de la delincuencia juvenil, se debe poner énfasis en medidas protectoras eficientes para combatir la delincuencia como es la de mantener a un joven dentro del sistema educativo”.

En la misma línea, el psicólogo social Emilio Mustafá, indica que para entender esta problemática se debe tener en cuenta los elementos sociales, políticos y económicos. “Hoy ser joven es muy difícil para las generaciones que están transitando la adolescencia porque tienen una perspectiva de futuro con poco horizonte, donde hay una instalación de la incertidumbre permanente. Tienen escepticismo sobre el futuro”, lo cual se traduce en angustia, frustración y enojo que puede desembocar en conductas que lleven a los jóvenes a tener problemas con la ley. “La falta de posibilidad de oportunidad y de proyectar lleva a que la práctica delictiva se vuelva contestataria a un sistema que ellos los viven como profundamente desigual”, explica.

Ese síntoma social de la incertidumbre, explica, genera que los jóvenes busquen contención en lo socioafectivo.

La escuela como “sostén”

Los elementos materiales de crisis económica, fragilidad vincular y socioafectiva son factores que ayudan a que el joven se vuelque en la delincuencia. Es por ello que los especialistas explican que la escuela es el principal lugar de referencia y organización que permite ser un punto de contención para los adolescentes. “Muchas veces para un chico la escuela es el único lugar donde es tenido en cuenta, y eso sirve  mucho para el fortalecimiento de la autoestima”, detalla Mustafá.

Y añade que las escuelas funcionan como un lugar de sostén “que debe poder integrar el sentir, el pensar y el hacer, lo que llevaría a que haya más posibilidades que los chicos no recurran a la práctica de ir a robar o vender drogas como única salida”.

Una de las falencias que tiene el sistema educativo es que, en la mayoría de los casos, se pierde el proceso de acompañamiento y seguimiento necesario para poder identificar a tiempo problemas que luego se transforman en abandono escolar. Por eso, para el psicólogo resulta fundamental contar con equipos psicosociales “que realicen un seguimiento del joven fuera de la escuela, una articulación constante y permanente entre el contexto en el que vive y la institución. Fomentar una escuela dispuesta a escuchar y a cuestionarse, que no expulse sino que esté dispuesta a sostener, contener y hacer”.

Berta sostiene que lo esencial para que los jóvenes se mantenga en una institución educativa es la motivación, “que encuentre todos los días un motivo por el cual querer concurrir a la escuela y que encuentre en ella un grupo de pares y maestros que lo contengan, apoyen y estimulen para poder desarrollar un sentido de pertenencia”.

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