Rodolfo D’Onofrio: “Todos estamos en terapia intensiva desde el día de las elecciones”

El economista y ex presidente de River sostiene que un líder que genere el concepto amigo-enemigo no va a arreglar el país. “La sociedad quiere que los candidatos les digan cómo van a solucionar sus problemas”.

Rodolfo D'Onofrio. Rodolfo D'Onofrio. LA GACETA / FOTO DE INÉS QUINTEROS ORIO.

“Todos estamos todavía en terapia intensiva, todos, los políticos, los ciudadanos, estamos todos en terapia intensiva. ¿Por qué? Porque lo que pasó en las elecciones nos sorprendió. La realidad es que fue una sorpresa lo que está diciendo el pueblo argentino: basta”. Lo apunta Rodolfo D'Onofrio, el empresario y el ex presidente de la etapa deportiva más gloriosa de River, el de era de Marcelo Gallardo. D’Onofrio remarca ese tiempo de títulos en el fútbol para referirse a los líderes, tema sobre el que vino a exponer en Tucumán en una nueva edición de “Voces Emergentes”, el programa de liderazgo de la Fundación Federalismo y Libertad, bajo el título: “Parar la pelota, liderazgo para transformar”. En una charla con LA GACETA subrayó que la Argentina no puede esperar más por las soluciones; reconoció la gestión presidencial de Carlos Menem -“estaba haciendo una transformación brutal”, dijo-; se cuidó de mostrar simpatía por alguno de los candidatos presidenciales y sostuvo que el país necesita un líder con un equipo de los mejores. El diálogo fue como sigue:

- Hace un tiempo escribió el libro “Parar la pelota”; hoy, en función de lo que sucede en el país, cómo lo titularía: ¿parar la pelota o parar el partido?

- “Parar la pelota” significaba que teníamos que serenarnos y pensar qué tipo de país queríamos, cómo solucionábamos los problemas de educación, cómo lo encarábamos. Hoy tenemos que salir a jugar partido. Hoy ya no es parar la pelota, el país necesita acción. Necesita que tengamos un plan de juego, tiene que tener un proyecto, y ver de qué manera hacerlo y ejecutarlo. Como hicimos con Gallardo en River. ¿Qué hizo él? Era un líder; nosotros liderábamos la parte directiva; él, la parte de fútbol. ¿Y cómo era el líder? El líder tenía un plan, una idea que la llevábamos en el club, la puso en ejecución y ese plan tenía una manera de jugar, una manera de enfrentar. Y ese líder convenció a sus jugadores de que jugando de esa manera se llegaba al resultado. Hoy estamos en una etapa en la que necesitamos tener ese proyecto en la Argentina, tenemos que tener un equipo. Es muy importante tener un equipo que rodee a quien va a gobernar, y que el que gobierne tenga un equipo de los mejores para salir a la cancha y jugar porque el país ya no está como para seguir esperando.

- En su libro hablaba de llegar a consensos; en esta Argentina de la grieta eso suena utópico. ¿Cómo se puede generar consensos en un país dividido y enfrentado?

- El consenso va a depender de quién lidera; tendrá que lograr justamente eso: tratar de unir a la Argentina. No tenemos salida diciendo solamente ‘nosotros somos los que somos capaces y todos ustedes no lo son’. No, no es así. Un líder que no se pare, un líder que esté generando el concepto de amigo-enemigo, no va a solucionar el país, así vamos a estar siempre divididos. Aquí necesitamos que realmente ocurra lo contrario.

- Casualmente, en el país la forma de hacer política es plantear que hay un adversario para combatirlo discursivamente o para derrotarlo electoralmente. Es decir, el consenso como aspiración se aleja cada vez más ...

- Bueno, en democracia no tenemos por qué estar de acuerdo. Podemos tener ideas diferentes. Podemos pensar que la Argentina se soluciona de una manera A, o de una manera B. Pero después tenemos que buscar las cosas en las que realmente haya consenso, y acordarlas. Por ejemplo, el tema de la educación. Uno puede pensar que haya alguien que no se dé cuenta de que necesitamos otra vez, como fue en 1880, la ley 1.420, que permitió que los argentinos y todos los que venían del extranjero dejaran de ser analfabetos. A nosotros, en Latinoamérica, nos envidiaban por el nivel educativo, por la formación que teníamos. Entonces, hay cosas en las que no podemos no estar de acuerdo. Y cuando dicen que la enseñanza pública no va, yo les digo que están equivocados. Lo que sí creo que hay que retocarla, adecuarla. Lo que no puede ser es que los chicos no tengan clases. Pero también hay que lograr que los chicos vayan a un colegio. Pero discutimos cosas que no tenemos que discutir. Yo estoy de acuerdo que discutamos que tiene que haber equilibrio fiscal, que tiene que haber seguridad. Todo lo que decimos que tiene que ocurrir ya lo hemos dicho. Creo que no hay un candidato que nos diga que eso se tiene que hacer. Y me parece que en eso no discutimos más.

- Hay cosas en las que todo el mundo está tácitamente de acuerdo como menciona, pero cuando el dirigente tiene que avanzar sobre esas definiciones, parece que se frena.

- Bueno, pero la sociedad lo está diciendo hoy, en estas últimas elecciones. Estamos todos todavía en terapia intensiva, todos, los políticos, los ciudadanos. ¿Por qué? Porque lo que pasó en las elecciones nos sorprendió a todos. A algunos los habrá sorprendido para estar súper felices; otros estarán poco felices, no importa; la realidad es que fue una sorpresa. La sorpresa es lo que está diciendo el pueblo argentino: basta. Basta de no decirme qué van a hacer, qué va a ocurrir.

- ¿Entiende que el mensaje de la elección ha sido dirigido a la clase política usando a un hombre que no surgió de la política?

- La verdad es que hoy, todo el día, en todos los momentos, hablan de (Javier) Milei. Es un fenómeno que ocurrió. Creo que los hombres, cuando están en campaña, dicen cosas que después, cuando llegan al Gobierno, no hacen. Esto lo he escuchado mil veces. Dicen que hay que hacer esto, que hay que hacer aquello, que vamos a hacer esto y que todo va a ser mañana. Y después cuando llegan al Gobierno se encuentran con la realidad. Y saben que van a tener que hacer algo diferente. Entonces, lo que la sociedad ha dicho en estas elecciones es: quiero tener seguridad, y no el que vive en los barrios más aventajados, lo está diciendo también el que vive en el barrio más humilde. No puede pasar lo que está pasando. No puede ocurrir que un trabajador que sale de su casa a las seis de la mañana para ir a laburar, lo asalten cuando está en la parada del colectivo. Entonces, quien más está sufriendo la seguridad es la gente más humilde. Y la gente quiere tener seguridad. Quiere vivir una vida digna. Quiere que un hijo que va a un colegio vuelva y que no lo maten en el camino. A todas esas cosas, ¿cómo lo expresa la sociedad? Diciendo basta. ‘Yo voto cualquier cosa porque quiero demostrárselo a ustedes’. Y no estoy despreciando lo que se ha votado. Dicen: ‘voto lo que quiero, que me transforme, que cambie’. Con lo cual, lo que tienen que hacer los candidatos, los cinco candidatos que quedan, es entender que lo que está queriendo la sociedad es que le digan cómo le van a solucionar los problemas.

- Ahí volvemos al tema del liderazgo. ¿El voto de siete millones de personas en favor de Milei está generando un nuevo líder?

- Sin duda, si alguien que saca siete millones de votos, algo pasa. Le digo a la gente una cosa que no se puede negar: Milei es un fenómeno que ha logrado que millones de argentinos digan ‘yo te voto a vos’. Ahora, ¿el voto es un voto porque creen en las cosas que piensa o porque les gusta que dice ‘no a la casta y sí a la dolarización’? Yo digo que la dolarización es impracticable. Lo digo como economista. Sobre la casta, muchos jóvenes lo dicen, pero hay de todo. Dicen: ‘yo estoy cansado -y de todas las clases sociales-, estoy cansado de que mi padre y mi abuelo hayan votado a un montón de políticos que nunca les solucionaban sus problemas. Entonces me fui a buscar uno nuevo, y papá, mamá, abuelos, yo lo que voy a hacer es votar a uno nuevo, por lo menos voy a intentar a ver si este realmente nos cambia la vida’. Y me parece que eso es un voto de mucha gente. Cuando yo escucho a algunos que dicen no, porque el 60% de los argentinos hoy son liberales, o liberal económico, yo les digo no, el 60% no creo que sean. Lo cual no estaría mal, me encantaría que pasara eso, pero no es así. Yo creo que, en realidad, lo que ocurre es que hay mucha gente que ha votado, no porque esté convencida de las ideas que tiene, sino porque están diciendo: che, basta, quiero decirles a los políticos que basta, que quiero que me cambien el modelo, porque así estoy mal, porque mis hijos se van a la droga. ¿Vos creés que quien vive en La Matanza está diciendo yo quiero un Banco Central que no emita? Lo que piden es que les solucionen sus problemas, tener dignidad, que cuando me quede en mi casa no tenga que poner una chapa para que los narcos no me rompan la casa.

- De los cinco candidatos a Presidente, ¿cuál cree que tiene el perfil de líder para construir el país que viene?

- Ah bueno, eso se lo dejo a todos los votantes. En esa yo no me voy a meter, porque no estoy afiliado a ningún partido político, y porque como no me afilié a ningún partido político todavía me tienen que convencer a mí también de que son líderes como para transformar todo. Sin embargo, uno va a ser seguramente elegido presidente. Dios lo oiga y lo ayude como para que tenga realmente las soluciones. Yo creo que estamos todos en terapia intensiva desde el día de las elecciones. ¿Qué significa? Políticos, ciudadanos, todos estamos como diciendo: che pará, ¿me podés explicar esto? Yo les decía ayer a algunos amigos tucumanos: ¿me pueden explicar cómo puede ser -no porque esté mal ni que esté bien- cómo puede ser que en una provincia donde el peronismo gana como ganó la gobernación, cuando llega a esta elección gana Milei? Porque me cuesta entenderlo. Y la verdad todavía no encontré que nadie me pudiera explicar nada. ¿Quién me puede explicar este fenómeno? Porque no lo puedo creer. Pues si hace dos meses votaron una cosa y ahora cuando votan, votan así. ¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió? ¿Qué fenómeno pasó? ¿Qué cosa estaba escondida detrás de lo que pasó?

- Es un fenómeno nacional, evidentemente….

- Ya sé que es nacional, pero ya que estoy acá, ¿me pueden explicar? Bueno. ¿Sabés qué dicen todos? Se dan las manos y dicen ‘no, es un problema nacional’. Bien, pero acá, cómo fue. Es tremendo eso. Es un fenómeno que trato de analizar y de entender. Porque realmente estamos todos en shock. Estamos todos en terapia intensiva. Yo creo que en unos días más vamos a estar en terapia intermedia y entonces va a haber otro panorama. Los cinco candidatos se van a reubicar y empezará a existir un mensaje y una discusión. Realmente es momento de que empiecen a decir a los ciudadanos qué van a hacer.

- ¿Se puede hacer campaña y decir qué van a hacer en un país que está en un drama económico y social? ¿Cómo se pueden hacer propuestas y mostrarse como líderes para superar esta realidad?

- La realidad no nos puede pasar por encima. Justamente lo que necesitamos es un líder que esté por encima de lo que está pasando. El líder es alguien que está con la gente y está al lado de la gente, al que la gente acompaña. Si no, no es líder, si no ve que de alguna manera se necesitan consensos y acuerdos. Siempre cito el caso de Menem. Cuando estaba en campaña habló de salariazo y de revolución productiva. Cuando estuvo en el Gobierno hizo lo contrario, y dijo que si decía lo que iba a hacer no lo votaba nadie. Y después transformó el país. Y vivimos durante 10 años sin inflación, vivimos en una situación mejor. Argentina se ubicó en el mundo, pasaron muchas cosas. Fue alguien que lideró y el pueblo lo acompañó, y luego lo reeligieron. Estaba haciendo una transformación brutal, privatizando empresas, y como líder la gente lo fue acompañando porque el mensaje le llegaba, porque escuchás, sos humano, estrechás manos, eres transversal, eso es ser líder, es el que puede ayudar, no es un mesías. Porque el líder no se fabrica, es alguien que tiene un equipo y que tiene un proyecto. Sin equipo hasta el mesías está perdido.

- En algunas publicaciones se menciona que está un poco más cerca del pensamiento de Patricia Bullrich. ¿Es así? ¿Tiene simpatía por ella?

- Cómo me busca -sonríe-, ¿está buscando que yo me identifique con ella, no? No, yo soy un ciudadano que cree que hay que tener equilibrio fiscal, que tenemos necesidad de un Estado presente; pero no un Estado que se transforme en empresario, un Estado que no impida que el sector privado se desarrolle. Necesitamos tener menos impuestos, que el campo no tenga las retenciones que tiene, pero todo eso no se supera en un día. Escucho a algunos candidatos que parece que el primer día van a solucionar todo. Eso es imposible. En 30 años, si apostamos a la educación, vamos a tener un sistema educativo que funcione y que le dé a la sociedad realmente lo que estamos necesitando. Hay cosas que hay que hacer el primer día, pero no es que el primer día se va a solucionar todo. Hay que tener cuidado con la desilusión de la gente. Es importante que el líder llegue en el momento adecuado, que tenga comunicación. Lo más importante es que la gente sienta que el líder del país escucha y que se está ocupando de sus problemas. Y sobre todo que tiene un equipo de gente. Lo primero que tiene que hacer un candidato es tener un equipo de gente mejor que él. Yo como presidente de River busqué a los mejores. Estaba rodeado de los mejores.

- ¿Usted elegiría a Milei como director técnico para que conduzca a la Argentina?

- Milei es una persona que puede llegar a ser un buen técnico. Por el momento es alguien que desde el PowerPoint está diciendo que él tiene todas las soluciones para que el equipo funcione. Tiene que demostrarlo si llega a ser presidente, que sabe cómo hacer y cómo manejarse. Todavía eso no se sabe. Entonces, no va a encontrar en mí una opinión diciendo que tal no o que tal sí. Porque eso lo va a decidir el ciudadano y yo lo voy a decidir el día que ponga el voto. Lo único que les digo a todos los argentinos es que piensen, que analicen, que vean y, sobre todo, les pido a los candidatos que no desprecien a los otros candidatos. Todos queremos que la Argentina salga. Basta con el amigo-enemigo. En la campaña puede ser que te sirva, pero el día que gobernás, si no logramos que todos seamos un poco más amigos, no tenemos ninguna posibilidad de salir.

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