Desafío de octubre: conquistar a un electorado desencantado

El porcentaje de votos en blanco creció en 17 distritos y en Tucumán se duplicó. En el país más de 10 millones de personas no sufragaron.

PADRONES. Muchos inscriptos optaron no sufragar en blanco en las PASO.  PADRONES. Muchos inscriptos optaron no sufragar en blanco en las PASO. LA GACETA / FOTOS DE JUAN PABLO SÁNCHEZ NOLI

Las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 13 de agosto colocaron al candidato de La Libertad Avanza (LLA), Javier Milei, como el más votado con 7.116.352 (30,04%) votos. Mientras que sus principales contrincantes, Juntos por el Cambio (JxC) y Unión por la Patria (UP), quedaron por detrás con 6.698.029 (28,27%) y 6.460.689 (27,27%) votos, respectivamente.

Es decir, la diferencia entre el primero y el tercero es apenas superior a los 655 mil votos y eso genera un final abierto, de cara a las generales de octubre, porque en el medio hay millones de votantes que pueden resultar determinantes a la hora de elegir al sucesor de Alberto Fernández.

En la última contienda eleccionaria, un total de 1.148.342 (4,78%) personas rechazaron todas las propuestas que presentaba el menú electoral. Esta categoría, que se impuso a algunos sectores como ‘Hacemos por nuestro país’, ‘Frente de Izquierda y de Trabajadores’ y ‘Movimiento Libres del Sur’, reunió casi 400.000 votos más que en 2019. El ausentismo también puede resultar determinante porque 10.474.831 (30,38%) personas no se acercaron a sufragar. De hecho, si la abstención se hubiera tratado de un precandidato, habría resultado el espacio más respaldado. La apatía electoral resultó notoria.

El incremento del voto en blanco no discriminó población ni región geográfica y su incremento sostenido se evidenció en 17 de los 24 distritos del país. Y de aquí surge otro dato que preocupado en gran parte al oficialismo porque los crecimientos más marcados de voto en blanco se observaron en provincias que gobierna el peronismo pero donde, en casi todos los casos, la oposición ganó las PASO presidenciales. Tucumán forma parte de ese grupo junto a Entre Ríos, Buenos Aires, Santa Fe y Santa Cruz.

Para la Cámara Nacional Electoral (CNE), el voto en blanco “representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio; expresando así su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos”. Y destaca que desde 1983 hasta la actualidad, el voto en blanco en elecciones presidenciales representó en promedio un 2,8% del total de votos emitidos. El récord de votos en blanco se registró en las elecciones de 2007: un 6,43% del total de votos. En relación a esto vale aclarar que dicho votos no se cuentan de la misma manera en las PASO (donde forman parte del porcentaje total de votos válidos) que en la general donde, según la reforma constitucional de 1994, los votos se deben contar sobre los que son afirmativos, es decir, los que eligen a una boleta de candidatos. Por eso, en las elecciones generales el universo se achica porque solo cuentan los afirmativos y se excluyen los votos en blancos.

Cifras récord

En las PASO de 2019, sobre un total de 25.859.967 de votantes, solo el 3,41% (882.633 votos) lo hizo en blanco y en este año la cifra subió más de un punto porcentual.

En tierras tucumanas la opción del voto en blanco se duplicó en comparación con 2019. En las primarias de hace cuatro años atrás, apenas 16.336 electores locales esquivaron las boletas presidenciales y ahora fueron 30.624 (3,17%).

Sobre el caso local también es importante resalta que la participación electoral fue una de las más altas en todo el país porque sufragó el 74,15% del padrón. Esto significa que sobre un total de 1.302.008 personas habilitadas, 965.553 se acercaron a emitir su voto. La media nacional de participación se ubicó en el 69%.

En análisis

Para el analista y consultor político, Carlos Germano, es importante partir de la base de las diferencias que tiene el voto en blanco en las PASO y en las generales, por lo tanto consideró que al carecer de “la mima potencia”, en los comicios generales esta clasificación del voto puede llegar a “beneficiar al oficialismo o la fuerza política que encabece el recuento”. “Hay que mirar con más detenimiento al 31% de los votantes que no fue a votar. Me parece que ahí es donde hay que hacer foco, teniendo siempre un patrón electoral que tanto en el 2019 como en el 2023 siempre hubo una diferencia entre seis y siete puntos entre elecciones primarias y elecciones generales. Todo hace presumir que en las elecciones generales ese 69% que fue en las PASO tendría que estar más cerca del 75%”, aseguró a LA GACETA. Sobre este punto, Germano también remarcó que más allá de considerarse como un voto válido en las PASO, el porcentaje de voto en blanco no hizo más que dejar plasmado un sentimiento de “hastío, cansancio y fatiga” de una sociedad que no encuentra en sus candidatos una esperanza de futuro.

Ya con la mirada puesta en la próxima contienda general de octubre, el analista aseguró que tanto Patricia Bullrich como Sergio Massa tienen la necesidad “de salir a buscar a los votantes que no lo hicieron en las primarias. “El caso más típico fue en el 2019 donde Mauricio Macri creció más de siete puntos, por lo tanto ese voto es voto trascendental para quienes aspiran a ganar o llegar a un balotaje”, enfatizó.

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