“La crianza es colectiva y política, nos involucra a todos”

Carla Orsini es médica pediatra, participó de un comercial en TV y se convirtió eninfluencer divulgando sus conocimientos. También es “mamá x 6” y, en su nuevo libro, explica la importancia de la crianza respetuosa.

LA AUTORA. Carla Orsini aconseja no malgastar energías en límites sin sentido o en cuestiones que no lo valen. LA AUTORA. Carla Orsini aconseja no malgastar energías en límites sin sentido o en cuestiones que no lo valen.

La médica pediatra Carla Orsini tiene cerca de 400.000 seguidores en Instagram. Fue una de las primeras profesionales que dedicó gran parte de su tiempo a divulgar sus saberes sobre salud para derribar ciertos mitos sobre el embarazo, posparto y crianza de infancias. Durante la pandemia su trabajo en redes sociales se intensificó debido al encierro. Los memes, dice, son su salvación y se divierte publicando imágenes que describen gráficamente lo que es maternar en el siglo XXI.

A medida que su familia crecía, también comenzó a contar cómo conciliaba trabajo con maternidad. Orsini lleva publicados dos libros que acompañan a cientos de “mapadres” en los primeros años de los pequeños: “100 preguntas y respuestas sobre crianza respetuosa” y “Maternidad real”, su último libro, que busca visibilizar maternidades reales y posibles. “Lo escribí para acompañar crianzas, tengas uno o seis hijos. Hay muchos prejuicios en general para planificar familias de otros. Si no tenés hijos, si tenés uno solo dicen ‘pobrecito’, si ‘te falta la nena’ o si tenés muchos y no te ligaste las trompas”, dijo a LA GACETA sobre su segundo libro.

La crianza respetuosa es un enfoque fundamental en el desarrollo de los niños, ya que busca establecer una relación basada en el amor, la comprensión y el respeto mutuo entre padres o cuidadores y los pequeños. Este enfoque se basa en la idea de que los niños son individuos con derechos, con sus propias emociones, necesidades y personalidad, y merecen ser tratados con dignidad desde una edad temprana.

La crianza respetuosa sienta las bases para relaciones interpersonales saludables en el futuro. Los niños criados con respeto aprenden a valorar las opiniones de los demás, a practicar la empatía y a resolver conflictos de manera constructiva. Al criar en un entorno de respeto y comprensión, se cultiva una generación de individuos que contribuyen positivamente a la sociedad y llevan consigo las lecciones de amor y respeto que recibieron en su infancia.

“La crianza respetuosa es la manera de vincularse con respeto entre todos los integrantes de la familia. Es la forma de vivir la crianza con afecto y buenos tratos. Hay marketing alrededor de la infancia. Uno gasta en sus hijos lo mucho o poco que tiene, los prioriza. Entonces nos intentar vender lo que sea como esencial. La crianza respetuosa no es excepción”, dijo Orsini.

-¿Cómo conciliar con abuelos, tíos, docentes y demás, la crianza que queremos darles a las infancias?

-Para criar se requiere sostén y contención, no se debe ni puede criar en soledad. Las redes se tornan primordiales. Se comunica y concilia con el mismo respeto con el que criamos, se hacen acuerdos, se dialoga y se arma equipo. ¡También se establecen límites! Las infancias están atravesadas por muchos actores de la sociedad y entre todos debemos lograr acompañar.

-Muchas veces se nos olvida que el “no” enseña más. ¿Cómo poner límites de manera respetuosa?

-El “no” enseña todo. Lo que decimos, lo que ven, los chicos aprenden de todo lo que los rodea. Los límites son guías en el camino, delimitan lo que sí y lo que no. Los límites existen, nosotros cuidadores los comunicamos con empatía y amorosidad. La crianza respetuosa no es sinónimo de falta de límites. Se comunican con paciencia y repetición, con marco afectivo, a su altura – mirarlos a los ojos, por ejemplo- , con palabras claras y acorde a edad, con la palabra, con el cuerpo y el ejemplo.

-En el libro hablás claramente de las batallas diarias en la crianza, ¿Cómo elegir esas batallas?

-Dependerá de cada familia. Cada una lidia con las suyas, habrá días que primen unas sobre otras. Lo que siempre transmito es que no malgastemos energías en límites sin sentido o cuestiones que no lo valen. Prioricemos lo importante. Estar todo el día diciendo: “no salpiqués agua”, “no te ensucies”, hace que gastemos energía y cuando realmente debamos imponer un “no toques el enchufe” estaremos desgastados. Se puede elegir la batalla según el día. Cuando realmente necesitemos comunicar peligros y cosas verdaderamente importantes, ya habremos malgastado esfuerzo sin sentido y confianza.

-¿Cuánto nos falta hablar del puerperio y por qué es importante?

-Es fundamental hablar de una etapa de la vida trascendental y transformadora. Es un tema tabú, sobre el que prima la definición organicista de los 45 días de recuperar un cuerpo que nunca será el mismo. Dejando de lado emociones y aspectos psicosociales, el puerperio es un período de adaptación variable luego del parto. Es un momento de profundos cambios y suele ser un momento de mucha soledad. Debemos hablar del puerperio, mostrar puerperios reales, actualizar profesionales para la detección de situaciones de riesgo de salud mental, crear equipos de acompañamiento, redes de personas y terapéuticas.

-¿Qué sucede con la llegada de la adolescencia, sobre qué cosas debemos conversar y prestar atención?

-La adolescencia es un período de muchos cambios. Podemos generar espacios de intercambio sobre salud sexual, respeto, identidad, vínculos, conductas de riesgo, límites, sobre la realidad que nos atraviesa. Generar espacios, estar disponibles y a la vez dar espacio e intimidad. Lograr el equilibrio no es tarea fácil, soltar y estar, esa es la cuestión.

-¿Nos falta crecer, como sociedad, para ser más empáticos con las familias?

-La crianza es colectiva y política, nos involucra a todos. El Estado debe garantizar las condiciones para promover respeto, para que no haya necesidades básicas insatisfechas, acceso a salud, educación, garantizar derechos, prevenir violencia, para una alimentación saludable, un ambiente seguro y contenido, leyes que protejan infancias y cuidadores, leyes que se cumplan. Vivimos en una sociedad adulto céntrica, en la que los niños, niñas y adolescentes no parecen ser sujetos de derecho: no toleran niños y niñas ruidosas, inquietos y ni hablar de infancias con discapacidad. Nos falta empatía. Nos sorprende si alguien se acerca con un gesto amable en medio de un berrinche, o un restaurante con espacio de juegos, que nos cedan el asiento, que podamos pedir licencia por enfermedad… nos sorprende porque no es la regla. Vivir en sociedad es también respetar a las infancias. Una sociedad que no piensa en sus niños no piensa en el futuro.

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