La comida “alimenta” las ganas de emprender

En la jornada final de Unsta Emprende 2023 se presentaron cinco proyectos locales de alimentación: tres de ellos nacieron en la cocina de las casas de los jóvenes emprendedores.

EMPEZARON EN LA COCINA DE SUS CASAS. Assa Cotic (Colaciones House), Reguera (Como en Nápoles) y Silva (Popa Cakes) -con micrófono- ayer. EMPEZARON EN LA COCINA DE SUS CASAS. Assa Cotic (Colaciones House), Reguera (Como en Nápoles) y Silva (Popa Cakes) -con micrófono- ayer. La Gaceta / fotos de Irene Benito

Comer quizá sea la necesidad básica que más emprendimientos haya estimulado en la historia de la humanidad. Esta acción vital sigue siendo un imán para los creadores de soluciones: ello quedó a la vista en la segunda jornada de Unsta Emprende 2023, donde cinco proyectos corroboraron, desde ángulos muy distintos, el potencial de la alimentación como fuente de ingresos y de satisfacciones. Tres de esos emprendimientos (Colaciones House, Como en Nápoles y Popa Cakes) coincidieron en el origen: fueron creados por alumnos de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino en las cocinas de sus respectivas casas.

“Colaciones House es la forma que encontré de desenvolverme en mi profesión”, dijo Melanie Assa Cotic, la licenciada en Nutrición que elabora productos de panadería y de pastelería aptos para pacientes diabéticos durante la mesa panel que compartió con otros colegas y alumnos de Gastronomía, Juan Cruz Reguera, cofundador de Como en Nápoles, y Sofía Silva, propietaria de Popa Cakes. Además de cocinar, Assa Cotic comparte información sobre alimentación saludable en sus redes. “La manera de vender es contar el porqué. Explico de qué se trata; comento los beneficios y transmito mi misión porque, como nutricionista, me interesa que la gente entienda la necesidad de alimentarse bien. Si no tenemos un cuerpo sano, no vamos a poder hacer nada de lo que nos proponemos en la vida”, reflexionó Assa Cotic, quien anunció que abrirá el primer local de Colaciones House en San Miguel de Tucumán.

Al contar la historia de Como en Nápoles ayer, en uno de los salones del campus de Yerba Buena de la Unsta, Reguera admitió que le costó encontrar un modelo de trabajo y de negocio con las pizzas que hoy entrega a domicilio y sirve en fiestas. “Arranqué con cero infraestructura. Al comienzo no terminaba de animarme y de jugarme: decía ‘no puedo’, pero era ‘no quiero’ porque todos podemos. Al primer horno lo compré vendiendo dos pares de zapatillas. Cuando me dejé de mentir sobre que no podía, cambié y saqué adelante Como en Nápoles”, dijo. Reguera explicó que el proyectó ganó muchísima visibilidad con la transmisión de videos por TikTok. “Soy descarado”, afirmó con resignación.

La fundadora de Popa Cakes, una casa de pastelería creativa, dijo ante el auditorio de la Unsta que recientemente había cumplido el anhelo de abrir su tienda (Galería Mercado Sur, Yerba Buena). Silva tiene 26 años, y empezó a preparar tortas y tartas antes de salir del secundario. “Vivo de esto y, por suerte, doy trabajo a otras personas. Puedo decir que finalmente estoy armando mi ‘empresita’”, relató. Y añadió: “los invito a animarse a ser independientes. Con esfuerzo, dedicación y mucha paciencia se puede lograr”.

“Hackers” de plantas

Co-conducido con mucha espontaneidad por Milagro Frías Silva, directora de Extensión, y por Víctor Martínez, decano de Economía y de Administración, Unsta Emprende 2023 dio lugar también a una empresa sin fines de lucro como es el Banco de Alimentos (BdA). El presidente Pablo Grandval y la directora ejecutiva, Josefina Correa, ilustraron sobre su misión: reducir el hambre, la malnutrición y el desperdicio de alimentos. Este proyecto beneficia a 120 organizaciones sociales y a más de 40.000 personas por mes en Tucumán. Uno de los orgullos de los que hacen el BdA es la Escuela de Cocina, que enseña a producir alimentos, y es fuente de nuevos emprendimientos y de cambio social.

“En la Argentina hay más de 40% de pobres. Miren si no hay para emprender ahí y buscar soluciones. Atrévanse a vivir de empresas sin fines de lucro que dan muchísima felicidad”, invitó Grandval. Correa subrayó que la Escuela de Cocina era “única” en los 24 bancos de alimentos del país. “Es una gran satisfacción personal”, apuntó.

Otro emprendimiento que está haciendo historia con la producción de comida es Sylvarum. Esta idea basada en la hidroponía y el “hackeo” del sistema nervioso de las plantas fue presentada por dos miembros de su “staff”, Marcos Fernández Bravo y Valentín Ottaviano. Los disertantes explicaron que el proyecto se había instalado en el campus de la Unsta gracias al programa de incubación que lleva adelante la institución: allí tienen lugar los experimentos que, con la aplicación controlada de electricidad, podrían multiplicar la capacidad de generar alimentos en espacio y tiempos reducidos. Todo esto surgió de la inquietud de Manuel Sobrino, quien cultivaba lechugas hidropónicas, y de su socia, la ingeniera biomédica e investigadora Guadalupe Murga.

La inspiración de este emprendimiento proviene del efecto benéfico que las tormentas eléctricas ejercen sobre la naturaleza. Los “hackers” de plantas Fernández Bravo y Ottaviano plantearon: “¿qué sucedería si nosotros podemos emular ese efecto y usarlo cuando lo necesitemos? Es lo que quiere hacer Sylvarum”.

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