La imperiosa necesidad del PJ de superar los 400.000 votos

 twitter @JuanManzurOK twitter @JuanManzurOK

Diga 33. Este bien podría ser lo primero que el doctor Juan Manzur le pida a la estructura oficialista para saber cómo se encuentra frente al próximo proceso electoral. La evaluación clínica del gobernador sanitarista a la paciente Unión por la Patria, en su versión tucumana, le permitirá establecer si es que las vibraciones partidarias están alteradas o si pueden volver a la normalidad. Alteradas significaría quedarse con la petrificación que le causó al oficialismo el crecimiento en las urnas del líder de La Libertad Avanza, Javier Milei, que no sólo empachó a los peronistas, sino también a Juntos por el Cambio. Si algún oficialista se atrevió a apostar por el diputado y economista, pensando que de esa manera contribuiría a sostener el escenario de tres tercios hacia octubre, hoy seguramente estará rezando para que la candidata presidencial Patricia Bullrich no siga cayendo en las encuestas porque esa tendencia sólo beneficia al libertario.

Manzur viene tomándole el pulso al partido que lo tiene como presidente y también a los aliados. El lunes, en su residencia de Yerba Buena, reunió a los intendentes para transmitirles que todos deben poner empeño para que el actual ministro de Economía, Sergio Massa, llegue al balotaje. A estas alturas, hablar de un triunfo del candidato oficialista suena a milagro, más allá de que esté tirando todas las medidas al asador para cambiarle el humor a la sociedad, tras la devaluación del tipo de cambio oficial aplicada un día después de las PASO. El gobernador y jefe de campaña de Unión por la Patria en esta parte del país maneja encuestas que sostienen que La Libertad Avanza se mantiene al frente de las consideraciones electorales, con entre un 34% y un 35% de los apoyos, mientras que el actual oficialismo le sigue con un 31%/32% de las adhesiones. La inquietud del actual gobierno se potencia porque, según esos sondeos, Juntos por el Cambio apenas llega a un 22% de las voluntades y viene cayendo en la consideración pública.

“Hay que entrar a la segunda vuelta y evitar que Patricia se siga cayendo”, se le escuchó decir a Manzur a algunos de los asistentes al encuentro del oficialismo del que también participó el gobernador electo Osvaldo Jaldo. Anoche se repitió la misma mecánica pero con los principales referentes de la Capital. El actual mandatario partió muy temprano con destino a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para participar de una serie de encuentros que se extenderá hasta mañana. La mayoría de ellos está vinculado con la campaña. En el búnker massista hay cierta inquietud por los últimos resultados a falta de 33 días para el próximo turno electoral.

“¿Qué hacemos después de Chaco?”, fue el interrogante que el ministro de Economía de la Nación le planteó al ex jefe de Gabinete de Ministros. La respuesta será un acto parecido al que se observó hace poco más de 10 días en esta ciudad. Pero la sede será Salta. Massa le pidió a Manzur que contribuya a la organización en una tarea conjunta con el mandatario de la vecina provincia, Gustavo Sáenz, muy cercano al líder del Frente Renovador. El candidato presidencial quiere que el mitin tenga la misma fuerza que la convocatoria tucumana, con la asistencia de la mayor cantidad de dirigentes nacionales posibles en el norte del país. De paso, Nación y provincias firmarán acuerdos -como los que se rubricaron en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno tucumana- que impliquen una mejora en la infraestructura regional. En lo que atañe a Tucumán, habrá un acta que también firmará el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, para avanzar con la construcción del complejo hidroeléctrico de Potrero del Clavillo-El Naranjal, que contará con financiamiento chino.

La caída en desgracia electoral por parte del chaqueño Jorge Capitanich ha sido considerado como un golpe al peronismo del interior. El oficialismo esperaba que “Coqui” salve la ropa en su provincia, pero la realidad se lo llevó puesto. A Manzur le queda poco tiempo de gestión (40 días), lo mismo que al sanjuanino Sergio Uñac. Crujen los liderazgos peronistas en el Norte Grande, particularmente en lo que sería el posicionamiento del bloque en la liga de gobernadores peronistas. Lo natural sería pensar que ese agrupamiento sea conducido por el santiagueño Gerardo Zamora, pero a muchos les hace ruido su pasado radical, independientemente de que se haya movido como un kirchnerista.

¿Hasta dónde está dispuesto Jaldo a sacar la cabeza para mostrar que puede ser cabeza de grupo de la región al gobernar el sexto distrito electoral más importante de la Argentina? Hoy el vicegobernador está más abocado a definir su gabinete y a delinear el plan de acción que será de restricciones financieras, que tratar de alcanzar protagonismo político a nivel nacional. Manzur aprovecha esta oportunidad que se le presenta. Tal vez pueda comandar al grupo desde el Senado o bien posicionarse como uno de los líderes peronistas en esta parte del país. Esto será posible en la medida que en los distritos más grandes Unión por la Patria no alcance los objetivos electorales buscados para llegar a la segunda vuelta. “Los votos del norte pueden ayudar a compensar la situación si es que al bonaerense Axel Kicillof no le va bien en las urnas”, advierte un manzurista al analizar los eventuales resultados nacionales. La lectura es clara: el Partido Justicialista no tiene hoy líderes fortalecidos que se impongan ante sus pares, más aún con Cristina Fernández de Kirchner otra vez envuelta en causas judiciales y con Alberto Fernández en retirada de la Casa Rosada con más pena que gloria. Así, Manzur se convierte en un pescador en río revuelto ante tanta conmoción interna, porque tiene el apoyo de un ala significativa en el partido: lo que él llama el Movimiento Obrero o más bien la CGT.

Manzur ha vuelto a jugar con todo. A los intendentes les transmitió que quiere un resultado más cercano al 11 de junio que el obtenido el 13 de agosto pasado. Pero se conforma con que Tucumán le aporte a Unión por la Patria al menos unos 400.000 votos. Otro resultado será considerado un fracaso. El actual gobernador quiere retirarse del cargo con una victoria en las urnas. De la misma manera, el entrante quiere acceder al máximo cargo en la provincia con un triunfo que vuelva a poner a Tucumán como un bastión netamente peronista. Dos derrotas al hilo no está en la mente del más pesimista de los oficialistas. Eso le quitaría poder de fuerza al futuro mandatario en caso de que tenga que negociar con un presidente de la Nación que no sea del mismo signo político. El mensaje es aplicable también a todos los referentes de las tres secciones electorales. El lunes, Manzur también involucrará en la acción política a sus ministros, a sus secretarios de Estado y a los titulares de organismos descentralizados, en un encuentro previsto en el Salón Blanco.

En el oficialismo, sin embargo, creen que es un error subirse tanto a la campaña electoral y dejar de mirar el espejo de la realidad. Los casos de inseguridad, los conflictos en distintos sectores como el transporte o la salud, las designaciones propias del cierre de mandato, las urgencias financieras que se presentan en tiempos de inflación llevan a varios dirigentes a sugerirle al gobernador de la campaña que se baje más de la visión global y no pierda de vista lo que pasa en Tucumán. Al fin y al cabo, el que gobernará será otro peronista que tendrá que lidiar con esa mochila de problemas irresueltos.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios