Crimen del padre Juárez: quedó firme la condena contra Jorge Leonardo Herrera

Quedó firme la condena contra Jorge Leonardo Herrera

La Corte Suprema de Justicia resolvió rechazar el planteo de casación que había realizado la defensa de Jorge Leonardo Herrera (32 años), quien el año pasado fue condenado por el homicidio del sacerdote Oscar Juárez. De esta manera, la sentencia que penó a prisión perpetua a Herrera quedó firme. Los camaristas Daniel Oscar Posse, Antonio Estofán y Daniel Leiva revisaron el fallo.

En términos generales, la Corte entendió que los puntos que discutía la defensa eran detalles que no llegaban a quitarle congruencia al hecho que los jueces Gustavo Aldo Romagnoli, Fabián Adolfo Fradejas y Luis Fernando Morales consideraron acreditado. El defensor Manuel Pedernera cuestionaba que las cámaras de seguridad de las inmediaciones donde ocurrió el hecho no probarían que fue Herrera quien entró a la parroquia de San Martín de Porres la noche del crimen, tampoco que el auto Peugeot que estacionó en la cuadra sea el del condenado. Los camaristas destacaron los demás elementos probatorios que surgieron en la investigación que llevó adelante la fiscal Adriana Giannoni y que fueron conduciendo hasta Herrera. Al ser detenido en el domicilio de su madre, requisaron el auto del joven y encontraron un pantalón y una zapatilla con restos de sangre. Con una pericia de ADN se determinó que era sangre del sacerdote.

En julio de 2020, según se determinó, Herrera ingresó a la casa parroquial de San Martín de Porres, en la esquina de Castro Barros y San Martín, con el fin de robar los ahorros del sacerdote. Juárez, que había ido a cenar a la casa de la madre del condenado, regresó antes de lo previsto y encontró a Herrera. El agresor lo atacó con un arma blanca y le aplicó múltiples puñaladas, primero por la espalda y luego en el pecho. El médico que realizó la autopsia describió que se trató de una muerte tortuosa. Herrera no encontró lo que buscaba porque días atrás Juárez le había dejado sus ahorros un familiar, temiendo justamente que Herrera le robara, dado que sospechaba el joven se robaba el dinero que los feligreses aportaban para hacer obras en el templo.