En un estadio que cantó por la Libertadores, River festejó a lo grande

Al “millonario” se le salió todo redondito: volvió a ganarle de visitante a Boca tras cinco años y lo llenó de dudas justo antes de un duelo crucial.

Festejo en el segundo gol. FOTO TWITTER @RiverPlate Festejo en el segundo gol. FOTO TWITTER @RiverPlate

River se adueñó de la foto del póster, esa imagen del final con todos los integrantes del plantel posando en el centro del campo de una Bombonera que por entonces cantaba contra su archirrival más por dignidad que por ganas.

Unos pocos minutos antes, el “Millonario” había culminado su obra, asestado un golpe a su rival de toda la vida. La dimensión del impacto se podrá evaluar en La Ribera recién en la noche del jueves, una vez el equipo de Jorge Almirón haya jugado su suerte en el certamen continental, en San Pablo.

Si pasa a la final de la Libertadores, la caída en el superclásico quedará como una anécdota sin mayor trascendencia. De concretarse una eliminación a manos del Palmeiras, los cimientos del edificio “xeneize” se verán profundamente conmovidos, más aún con las elecciones a presidente a la vuelta de la esquina.

Seguramente el mayor triunfador en la primaveral siesta porteña de domingo fue Martín Demichelis. Era la primera vez en nueve años que River visitaba La Bombonera sin el “talismán” de Marcelo Gallardo en el banco. Y el cuestionado “Micho” no lo hizo nada mal.

Por el contrario, no sólo River venció 2 a 0 a Boca en esta fecha de interzonales, sino que también se podría decir que el ex Bayern Múnich está arriba de su contraparte Almirón por idéntico marcador: ya se había retirado victorioso en el superclásico de la Liga en el Monumental. Dos jugados, dos ganados, nada mal para quien lleva sobre sus espaldas el peso de ser el reemplazante de un prócer como “Muñeco”.

También este domingo Demichelis venció a Almirón por partida doble. Por el planteo inicial, que le dio protagonismo casi exclusivo a la visita, ante el pleno de suplentes dispuesto por el técnico local, y también porque a la hora de los cambios, los titulares a los que recurrió Almirón no torcieron el destino del partido. Y esta vez, el entrenador formado en Alemania no demoró en demasía ni se equivocó en las sustituciones (más allá de que quizá Pablo Solari hubiera sido un revulsivo acertado para definir el pleito antes).

Demichelis festejó varias veces en campo con el puño apretado y se retiró de La Bombonera sin hablar (no dio conferencia de prensa). Almirón sí compareció ante los periodistas pero prefirió no realizar ningún tipo de autocrítica.

Al contrario: “Lo más justo hubiera sido un empate”, dijo después de echar un manto de sospecha sobre el árbitro. “En todos lados salió que es hincha de River”, apuntó contra Andrés Merlos, a quien criticó por no haber cobrado una supuesta falta previa en el primer gol de su rival y por “el offside milimétrico” sancionado a Edinson Cavani en la jugada que podría haber sentenciado el empate a uno.

Más allá de eso, y de la comprensión de las circunstancias que llevaron a Almirón a presentar un equipo alternativo, a los hinchas no le gustó cómo jugó su equipo. Se cantó, más pronto que tarde, “hay que poner un poco más de huevo” y “movete Boca movete, movete dejate de joder”.

En realidad, a sus simpatizantes no les viene gustando desde hace tiempo las prestaciones de Boca, más allá de que los penales le alargaran la vida en la Libertadores y en la Copa Argentina. Y ya son numerosas las decisiones del entrenador que resultan cuestionadas.

Por ahora, la séptima es la zanahoria que tira para adelante el carro (la gente cantó varias veces “la Libertadores es mi obsesión”). No por nada, Juan Román Riquelme bajó al vestuario tras el partido, para “dar aliento a los jugadores” de cara a lo que se viene.

A metros de allí, en un vestuario visitante “tuneado” en rojo y blanco para la ocasión, todo era fiesta. Con la presencia ilustre del “Beto” Alonso, quien en la víspera había pronosticado un triunfo por dos goles.

Y con mucha simbología riverplatense: entre esas cuatro paredes se contaban también un tal Ramiro Funes Mori, protagonista del episodio “no fue córner” de hace 10 años, y un tal Gonzalo Martínez, artífice del “y va el tercero, y va el tercero” de la final de Madrid.

Los hinchas de River más no podían pedir.

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