Dolarizar o no dolarizar: fideos, tuco y un contrapunto crucial sobre el futuro

Por Hugo E.Grimaldi.

Dólar Dólar
07 Octubre 2023

"Cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil”, dijo Javier Milei hace dos días en Mar del Plata. Carlos Melconian le contestó a la distancia, aunque desde la misma ciudad: “Cuanto más sube el dólar más licuo la Base Monetaria. Simultáneamente, el salario se hace pelota y la pobreza llega a 60%”. Para el economista de Patricia Bullrich, depósitos, sueldos y situación social quedarán irremediablemente a la intemperie por un proyecto que, a su juicio, sólo sirve para acaramelar el ego del libertario, ya que finalmente no es algo que apunte a estabilizar la economía.

Visto sus términos, se trata de un debate que parece hasta aburrido, pero es algo que excede a la economía o aún a la capacidad técnica de ambos protagonistas, ya que si se ejecuta o no se ejecuta eso va a pegar de lleno en el futuro de la sociedad de hoy y no se sabe por cuánto tiempo. El proyecto dolarizador es efectivamente algo de pura incertidumbre que alimenta, junto a la imprevisibilidad del candidato ganador de las PASO, un dólar de casi $900, más allá de la falta de Reservas o de los desaguisados económicos actuales que Sergio Massa trata de opacar para mantener sus chances electorales.  

La pelotera fue a la distancia porque Milei decidió no concurrir al Coloquio de IDEA, donde disertó el economista de Patricia Bullrich y donde también estuvo la candidata, para asistir a un simulacro de almuerzo con 90 empresarios, donde no comió. Un encuentro que solamente sirvió para mostrarse durante poco más de media hora y hacer un discurso de circunstancias, sin decir prácticamente nada novedoso ni trazar líneas de acción. Quienes asistieron, inclusive muchos que se corrieron del Hotel Sheraton al Restaurante Furia, se quedaron con un sabor agridulce porque Milei amplió el desasosiego. Había dicho antes “que me pregunten lo que quieran” y se escapó sin permitir ninguna consulta y sin saludar siquiera.

Dicen quienes estuvieron dentro que, en consonancia con el nombre del local, al candidato se lo notó bastante furioso, en su tipico estilo, el mismo que atemperó en el primer debate y que se verá cómo maneja mañana. Los detalles más jugosos los dio antes de entrar cuando disparó el concepto sobre el dólar que refutó Melconian. Esa frase, para algunos híper-realista y para otros decidídamente cínica, efectivamente contiene algunos planos de preocupación que, más allá de la factibilidad técnica, se entroncan con las actitudes del candidato.

Ante los movileros, Milei también sostuvo que “las LELIQ las vamos a rescatar a precios de mercado” y que “agitar el fantasma del default me parece una irresponsabilidad”. También dijo que “eliminar el Banco Central es prioridad para evitar que los políticos le sigan robando a la gente a través de la inflación que genera la emisión”. Desde el otro lado, es sabido que el eventual ministro de Economía de Bullrich tiene por detrás un equipo de 80 profesionales que, en un trabajo integral para la Fundación Mediterránea, apuntaron a cerrar uno por uno todos los grifos de una economía que hace agua por los cuatro costados. Objetivamente, Milei cree que cerrado el Banco Central se va a terminar con el “robo” de la actual casta politica, pero no va más allá.

“Está decidido a salirse con la suya, aunque empobrezca a todos. No creo que haya mala fe, pero su egocentrismo lo pierde”, dijo en un pasillo de IDEA un empresario que lo había ido a ver. En otra charla informal, un abogado con oficinas en Nueva York comentó que en los Estados Unidos están convencidos que “Milei gana en primera vuelta” y que se están preparando “para venir a comprar todo a precios de remate”. Muchos opinan que, en su micromundo, Milei es capaz de obviar todo daño colateral que afecte a las personas para salirse con la suya y describen sus paraonias: “sobre él y su proceder tienen más que decir los sicólogos que los politólogos”, opinó el abogado.

Por supuesto, que reflejar un comentario de este tipo siempre genera en el candidato su conocida reacción contra la prensa (“no me quieren mucho en tu canal” le dijo a una cronista de TN) cuando habla de los “periodistas ensobrados”, pero el temor a los desbordes emocionales es el miedo principal del ambiente empresario ante las reacciones de alguien que maneja las cosas relativamente bien, hasta que la realidad se opone a sus designios: “cuando explota, se desmadra”, decía el hombre que lo fue a ver al restaurante y elucubra sobre actitudes personalistas que puedan ir más allá de las instituciones, a la hora de manejar el poder. “Este tipo también va ir por todo. Es Cristina con otro ropaje ideológico”, añadió.

El contrapunto a distancia que sobrevoló Mar del Plata tuvo un costado más popular cuando Melconian retomó la didáctica frase de “no podés hacer fideos con tuco, sin fideos ni tuco” y el propio Milei lo chicaneó en su presentación: “hay fideos y hay tuco. De todas las formas posibles de dolarizar, estamos evaluando cinco alternativas”, planteó el libertario.

Más técnicamente y sobre la dolarización como fenómeno que Milei puso en vidriera, Melconian lo cruzó didácticamente y dijo que los economistas “serios y responsables” que lo acompañaban “deben pensar qué hacemos” y sin hacer nombres, aunque Roque Fernández y Carlos Rodríguez sonaron en la cabeza de los asistentes a IDEA, agregó: “quienes están detrás se pasan la pelota y los que entienden se escaparon”.

El economista del IERAL también contó en el Coloquio que él consultó que se hará con los depósitos bancarios y que le contestaron: “se dolarizan durante la noche”, lo que significa que es algo que se va a hacer sin aviso previo. “¿Y si quiero sacarlos?”, dijo que preguntó. “¿Y por qué los vas a sacar? me respondieron. Eso llevará un tiempo”, añadió. Y con la pelota frente al arco remató: “¡Ah y corralito, además!”. También planteó que la dolarización conlleva otros problemas referidos a cuestiones comerciales externas, como por ejemplo qué pasa si Brasil devalúa. “Creo que la chance de la dolarización es cero, pero cuanto más temor por el resultado electoral siento es cuando pienso: ¿en serio se lo creerán?”, finalizó.

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