La armonía es el hilo conductor del concierto que hoy a las 21 en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) dará la Orquesta Estable, con entrada libre y gratuita.
Desde la Patagonia vino a tomar la batuta, como invitado, Martín Fraile Milstein, que conduce la Orquesta Filarmónica de Río Negro (OFRN), dirige dos importantes festivales y además es sobrino nieto del Premio Nobel de Medicina, César Milstein.
Intervendrán como solistas Roxana Civallero y Rubén Nieva, en la Sonata para Oboe y Trompeta de Andrea Gabrieli; Oscar Buriek en el Concierto para Piano y Orquesta de Edvarg Grieg. Para el final sonará la Sinfonía Nº 4, de Johannes Brahms.
Fraile Milstein le respondió a LA GACETA.
-¿Qué diferencia un director de orquesta de otro puesto de liderazgo sobre un grupo humano?
- Creo que la única diferencia es el tipo de actividad que realizamos y lo que implica. En el caso del trabajo como directores artísticos de una orquesta, se trata de una profesión donde la mayor parte del tiempo lo pasamos fuera del podio, y realizamos un sinnúmero de actividades como realizar las gestiones necesarias para que la orquesta encare una temporada de conciertos. Se trata de gestiones de lo ordinario, de lo que rodea la música. Ahora bien, cuando subimos al podio se produce una síntesis de todo esto y es cuando se pone en acción lo trascendental, la música. Allí es donde se complica o se simplifica, o ambas cosas al mismo tiempo. Una buena gestión de lo no musical no garantiza que al subir al podio las cosas funcionen, y viceversa. Para poder ejercer un liderazgo efectivo, el director debe poder (o al menos intentar) ser un líder tanto fuera como sobre el podio.
- ¿Por qué se dice que la OFRN ha cambiado el paisaje musical de la Patagonia?
- La Patagonia es una gran extensión, quizá es una frase un poco grandilocuente. Si lo acotamos a la provincia de Río Negro, la presencia de la orquesta y sus formaciones de cámara (12 ensambles) impacta por su presencia en todo el territorio (tanto por la cantidad de ciudades como por los espacios no convencionales donde realizamos presentaciones), la enorme cantidad de presentaciones (cerraremos este año con más de 140) y la inclusión de artistas que tradicionalmente no forman parte del paisaje musical de una orquesta (los programas Filarmónica en Canciones y Música para Etiquetar son un ejemplo de este tipo de inclusión, tanto de artistas como de repertorio) son determinantes. Que los rionegrinos puedan escuchar a una orquesta o formaciones de cámara con regularidad es algo muy novedoso en la provincia. Nos sentimos queridos y mimados por un público que siempre nos acompaña.
- ¿Qué repertorio estudian?
- Además de obras de repertorio sinfónico y de cámara habitual, tocamos mucha música nueva y música de raíz folclórica.
- En 10 años de trabajo en OFRN ¿se registra un crecimiento? ¿Qué significa para usted?
- Como en todo trabajo grupal, la orquesta crece en base al trabajo individual y colectivo. Me refiero tanto a los músicos como al mío. Hemos ido trabajando en forma sostenida, tanto en los repertorios sinfónicos como de cámara. Creo que el trabajo camerístico es el que ha redundado en un gran desempeño musical. Hemos subido nuestro piso, es decir, sabemos que hay algunas cosas que ahora podemos hacer bien. Para mí es un honor y una enorme gratificación conducir a un grupo de músicos con ambiciones, con genuinos deseos artísticos.
- ¿Qué importancia tienen los encuentros musicales como los que usted dirige?
- Dirijo el Festival Internacional de Música Bariloche (Fimba), un encuentro donde borramos las barreras que etiquetan la música. Convocamos a artistas para hacer música sin rótulos. El Festival del Viento (FdV), de creciente creación, es de corte académico, donde se combinan las clases tanto individuales como grupales, con ensayos y conciertos. Los festivales tienen un gran impacto en las comunidades donde se realizan. El Fimba es hoy en día un atractivo turístico más. La gente viaja a Bariloche en mayo para asistir a más de 30 conciertos en 10 días. En cuanto al FdV, su primera edición significó que por primera vez en la Patagonia se reuniera un extenso grupo de vientistas para enseñar y compartir con la comunidad.
- ”Brahms, Grieg y Gabrieli, tres maestros de la armonía” ... ¿Podría ampliar el concepto del nombre del concierto?
- Gabrieli, como representante de la escuela veneciana, marca un momento muy interesante en la vida musical de Europa: conecta el final del Renacimiento con el Barroco y es a quien se le atribuye la inclusión de indicaciones dinámicas por primera vez en una partitura. Respecto de Grieg, que haya escrito este concierto con apenas 26 años es increíble. Se trata de un concierto clásico respecto de su forma, pero la inclusión de melodías y danzas nórdicas se adelanta al proceso en que los compositores comienzan a incorporar material oriundo de sus países de origen. En cuanto a Brahms, no alcanzan las palabras. Se trata de una de las músicas más oscuras y profundas del siglo XIX. Cada uno de sus movimientos presenta complejidades de distinta índole. Hay pasajes en el primer movimiento que crean una estructura de múltiples capas y que exigen trabajar cada detalle. Quiero agradecer la invitación y expresar mi felicidad en estar en San Miguel de Tucumán. Trabajar con esta orquesta ha sido un placer.