¿Qué significa el tiempo para usted?
Si tengo que definirlo brevemente, lo primero que pienso es en los compromisos asumidos. Las cosas importantes de la vida están marcadas por ellos en relación al tiempo: la puntualidad en el colegio y en el trabajo, una cita...
Parado en el centro de la plaza Independencia, a Omar Martoni lo atraviesa la tristeza al ver un reloj monumental sin funcionar. Tiene impotencia cuando observa las agujas inmóviles de la Catedral y del edificio del Instituto Ítalo Argentino (24 de Septiembre y 9 de Julio). “Los relojes se han hecho para funcionar”, se dice a sí mismo. Claro que los puede reparar, porque es uno de los pocos técnicos que quedan en Argentina especialista en relojes monumentales. Tiene unos 30 años de profesión. Pero no depende de él que esas máquinas marchen de izquierda a derecha. Entonces se sienta en un banco del espacio público y reflexiona: “esto es reflejo de la falta de valorización del patrimonio histórico de mi querida provincia”.
No todo es melancolía en el corazón de Omar y en el de la ciudad capitalina: el año pasado el antiguo reloj de la Secretaría de Hacienda de la Provincia (San Martín y Laprida). Le llevó semanas restaurar la máquina inglesa, las cadenas y cuerdas y repasar las ruedas, hasta dejarlo funcionando en “Uno A” como se dice en la relojería (“es cuando un reloj trabaja casi perfectamente con un adelanto de 30 segundos en 24 horas”). Lo hizo artesanalmente, con uso de limas y a mano.
“Tuve la satisfacción de realizar trabajos también fuera de mi Tucumán. Este tipo de relojes son muy apreciados y queridos por toda la comunidad. Si bien, realizar la restauración y reparación de relojes monumentales tiene un costo elevado, considero que tenerlo presente a nivel presupuesto sería un gran paso para ponerlos en valor. Son bienes que forman parte de la historia de la provincia”, expresa Martoni en una entrevista con LA GACETA.
¿Cómo se inició en el mundo de los relojes? ¿Qué le llamaba más la atención?
Comencé por los relojes porque me gustaba saber y conocer cómo funcionaban las máquinas. Todo tipo de máquinas. Me llamaba la atención, muy en particular, los relojes. Un día, por un reloj que no funcionaba, llegué a la relojería de un amigo de mi papá. Empecé desarmando piezas y al poco tiempo comencé como aprendiz. Al principio fue como un hobbie, lo que con el tiempo se convirtió en mi apasionada profesión.
¿Cuál es su especialidad?
Es la relojería gruesa, lo que serían los relojes monumentales (relojes de edificios, iglesias, edificios públicos), los de gran tamaño. Para mi el encanto de los grandes relojes es la belleza de cada pieza y su función. Además, en mi taller (se llama “El Péndulo II” y está en la provincia de Salta) se realizan trabajos de relojes pulsera, despertadores, de bolsillo. Es decir, relojes mecánicos.
¿En qué relojes monumentales reparó en Tucumán?
Trabajé en el reloj de las flores del parque 9 de Julio (hoy no funciona porque fue vandalizado y se robaron piezas de bronce), en el reloj del ex Banco Hipotecario (Junín y San Martín) y en el reloj del Ministerio de Hacienda. Actualmente tengo en proyecto la reparación y restauración de los relojes de la estación de trenes Mitre. Quedaría pendiente y sería un gran desafío profesional y un deseo personal poder volver a la vida los relojes de la Catedral y del Correo Argentino.
¿Cuánto tiempo le puede llevar la reparación de un reloj de esas características?
El tiempo depende del estado en que se encuentre la máquina del reloj. Puede variar entre 30, 90 o 120 días. Todo va a depender si es necesario fabricar piezas, ya que todo se hace artesanalmente, sobre todo por la antigüedad y porque no existen repuestos para recambio.
¿Cuántas piezas puede tener un reloj monumental?
Esto puede variar, según la complejidad del reloj. Puede tener 50 piezas o más. Y no se consiguen las piezas. Si algo está roto o defectuoso, se lo hace artesanalmente
¿Cuál le generó más satisfacción arreglar y por qué?
Todos los relojes que he reparado para que vuelvan a la vida me producen satisfacción; pasar por la calle, verlos funcionar, ver que la gente se para a observarlos y que ustedes, los medios, dediquen un espacio a esto que es tan importante, porque los relojes forman parte del patrimonio de una sociedad. Todo ello me confirma que mi oficio sigue vigente.
¿Hay un futuro para la relojería monumental?
Me gustaría que los jóvenes aprendan el oficio. Somos cada vez menos los que trabajamos en relojería monumental. Y no veo en los jóvenes querer aprender esto. Por ello quiero dejar ese legado.