Para-karatecas tucumanos ganaron medallas y mejoraron su calidad de vida

La experiencia fue productiva incluso más allá de que los para-karatecas tucumanos trajeron varias medallas. Los 24 representantes de “El Jardín de la República” de la modalidad adaptada compitieron por primera vez en un torneo. Los alumnos de los senseis Mirtha Anahí Solórzano y Mario Figueroa participaron en el “IV Torneo Nacional de Karate-Do y Kobudo Madre de Ciudades” que se celebró en el Nodo Tecnológico de Santiago del Estero. Tucumán se enfrentó a representantes de 17 delegaciones: Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Catamarca, Salta, Mendoza, San Juan, Neuquén, Chaco y Santiago del Estero sumando más de 350 atletas. La categoría para-karate es una modalidad para personas con discapacidad sensorial (visual), intelectual y motriz en silla de ruedas. Los instructores de los jóvenes y adultos que se entrenan con esta arte marcial afirman que sus dirigidos logran progresos que le permiten mejorar su calidad de vida que incluyen beneficios como el control corporal y respiratorio, el equilibrio emocional, el desarrollo de la autoestima, el control sobre sí mismo y el aprendizaje técnico. “Siempre me preguntan: ‘¿por qué karate y no otro deporte? Con el tiempo y los entrenamientos logré visualizar que mejora a nivel coordinativo, el equilibrio y la memoria. Todo eso juega un papel muy importante para su desarrollo físico y mental. Este arte marcial da todo eso”, opinó Solórzano.

 Los para-karatecas compiten bajo un sistema de puntuación que consiste en una compensación mediante puntos extras otorgados en función a la limitación que provoca la discapacidad de cada deportista. Por ejemplo: retraso mental moderado o Síndrome de Down, puede ser nivel 1, 2 o 3, leve, moderado o Severo. La modalidad de competencia es kata (forma) y no kumite (combate). Los deportistas no se enfrentan ni tienen contacto pleno con un oponente, sino que realizan una coreografía cuya secuencia debe ser ejecutada con la mayor precisión posible.