Una oportunidad de cambiar para Cheika y Los Pumas

El partido del viernes contra Inglaterra por el bronce del Mundial será la despedida del equipo, del head coach y de algunos jugadores: ¿no es acaso un buen momento para probar algo distinto?

ARCHIVO LA GACETA ARCHIVO LA GACETA Foto: Prensa UAR

La ilusión de alcanzar la primera final de un Mundial deberá seguir esperando otros cuatro años, pero a Los Pumas todavía les queda en pie la oportunidad de jugar por el tercer puesto e igualar el bronce de 2007 obtenido también en Francia, hasta aquí el mejor registro argentino en Copas del Mundo. No será ningún trámite: enfrente estará Inglaterra, la que los anuló jugando en inferioridad numérica en el debut y que viene de casi eliminar a Sudáfrica en semifinales.

Una vez más, la cuestión viene a ser qué equipo presentará el staff encabezado por Michael Cheika. ¿Será otra vez el mismo que se viene repitiendo casi de memoria desde el primer partido, el muletto que enfrentó al débil Chile o una mezcla de ambos? La pregunta es más bien retórica: de lo visto en el camino hasta la semifinal se desprende que hay un 90% de probabilidades de que se haga lo primero. O sea, lo mismo.

Y ahí viene la pregunta más importante: ¿no sería momento de probar algo diferente en lugar de insistir una y otra vez con lo mismo?

A ver, no se puede discutir que son Cheika y sus asistentes los que están todos los días a la par de los jugadores y conocen detalles y estadísticas finas inaccesibles para los que estamos afuera, y es en base a estos datos que elaboran sus estrategias para cada partido. Sin embargo, hasta acá dio la impresión de ser siempre la misma y con los mismos nombres, independientemente del rival.

Se entiende que haya un esquema básico al que se le tiene confianza, y que tampoco se pueda jugar para la tribuna haciendo todos los cambios que se piden en las redes sociales, porque al fin y al cabo hay gente que en su momento aseguraba que Messi era el problema de la Selección y había que sacarlo. El tema es que seis partidos ya son más que suficientes para comprobar que el plan del staff de Los Pumas no ha funcionado. O no como debería.

A estas alturas, no hay más nada a lo que aspirar. No hay que pensar en puntos bonus ni en resultados ajenos ni en qué rivales podrían tocarnos después. Es el último partido. Lo peor que podría pasar (y lo más probable, nos guste o no) es terminar cuartos. Y eso no es para nada un mal resultado. Sí, quedar en el podio sería mejor y permitiría igualar un hito histórico, pero un eventual tercer puesto en 2023 no tendrá el mismo impacto que el de 2007, cuando no había Pladar, ni sistema, ni Rugby Championship ni nada. Puro corazón y la conjunción de talento de una generación dorada. Con la estructura que hoy tiene la UAR, desarrollada en los últimos 15 años, el piso de Los Pumas en un Mundial son los cuartos de final.

El del viernes no sólo será el último partido de Los Pumas en el Mundial; también será el último de Cheika y varios jugadores en Los Pumas. El contrato del head coach expira una vez finalizado el torneo, y por ahora todo indica que lo sucederá Felipe Contepomi, quien ha venido precalentando y aprendiendo a la par del australiano. ¿No sería una buena oportunidad para Cheika de probar algo distinto? Despedirse con un podio o un cuarto puesto a esta altura es algo poco más que simbólico: en ambos casos, habrá tenido el mérito de reconstruir los escombros que había dejado Mario Ledesma y devolver al seleccionado a la senda del crecimiento.

El tucumano Nicolás Sánchez dejó entrever que se retiraría de Los Pumas tras el Mundial. ¿Tendrá su chance de ser titular ante Inglaterra?. El tucumano Nicolás Sánchez dejó entrever que se retiraría de Los Pumas tras el Mundial. ¿Tendrá su chance de ser titular ante Inglaterra?. Foto: Prensa UAR

Las comparaciones son odiosas, sobre todo cuando se comparan deportes tan distintos, pero resulta difícil no mirar hacia la Selección de fútbol. Uno de los aciertos de Lionel Scaloni fue haber tenido la muñeca suficiente para sacarle la titularidad a Lautaro Martínez (segundo máximo goleador de su ciclo, detrás de Messi) y dársela a Julián Álvarez, con menos charreteras pero mejor presente. Lo mismo con el cambio de Enzo Fernández por Leandro Paredes. Y ahí está el resultado.

Ni siquiera hace falta salir del rugby: una de las claves por las que Sudáfrica logró dar vuelta un partido tremendamente adverso ante Inglaterra fue la decisión del head coach Jacques Nienaber de sacar al apertura titular (Mannie Libbok) a los 30 minutos del primer tiempo y confiar en la experiencia de Handré Pollard, quien resultó determinante en la remontada.

Esa audacia es la que le ha faltado al staff argentino, que rara vez se apartó de lo preestablecido y lo hizo más por urgencia que por táctica. Salvo ese cambio de Tomás Cubelli por Gonzalo Bertranou en el equipo titular contra Gales (que sólo duró ese partido), lo demás fue por necesidad, como el ingreso de Facundo Isa por la lesión de Pablo Matera.

Sacando la polémica decisión de llevar un solo apertura natural en el plantel (Nicolás Sánchez), se puede llegar a entender que Cheika haya decidido confiar en Santiago Carreras como apertura. El cordobés fue su 10 titular a lo largo de su proceso y es tan buen jugador que muchas veces logró cumplir con solvencia esa tarea, pero un Mundial es otra cosa. Y lo cierto es que, salvo contra Gales, Carreras no fue el conductor que el juego de Los Pumas necesitaba. Sánchez, en cambio, hizo mucho en los pocos minutos "en serio" que le dieron. ¿Tan distinta es la cosa en los entrenamientos para limitar al tucumano a jugador de impacto en el segundo tiempo? E incluso así, el impacto podría ser mayor si le dieran más de 10 o 15 minutos por partido, tanto a él como a Cubelli o a Matías Moroni, quien demostró merecer mucho más la titularidad que Lucio Cinti.

El miércoles al mediodía se anunciará el equipo para la revancha contra La Rosa. Sería interesante ver algunos nombres diferentes en el 15 titular y también en el banco. En un deporte tan estratégico y estudiado como el rugby cobra mayor vigencia la lección de no hacer siempre lo mismo si se buscan resultados distintos.

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