Los Pumas y una campaña con luces y sombras

El equipo argentino redondeó un buen torneo desde el resultado y desde la entrega, pero no terminó de convencer desde lo rugbístico.

UN PARTIDO SIN EMOCIONES. Poca adrenalina marcó el duelo entre los xeneizes y Estudiantes de La Plata. UN PARTIDO SIN EMOCIONES. Poca adrenalina marcó el duelo entre los xeneizes y Estudiantes de La Plata.

El Mundial más largo de la historia llegó a su fin. Atrás quedaron 51 días del mejor rugby del mundo, en un torneo que dejó mucha tela para cortar desde el juego, con arbitrajes más estrictos, con discusiones sobre el crecimiento de algunos países, el estancamiento de otros, la prevalencia del Hemisferio Sur una vez más y la confirmación de que el próximo (Australia 2027) contará con cuatro equipos más, para un total de 24.

Francia 2023 también dejó mucho para analizar en Los Pumas. La primera pregunta que cabe responder es: ¿fue un buen Mundial para ellos? Depende. Visto desde los resultados, lo fue. Igualar el bronce de 2007 hubiera sido aún mejor, pero un cuarto puesto no deja de ser un buen resultado, sobre todo si se tiene en cuenta que se estuvo muy cerca de ganarle a Inglaterra en el duelo por el último escalón del podio. Sin embargo, si se lo mira desde el juego, la realidad es que el Mundial de Los Pumas fue bastante flojo. El equipo fue de menor a mayor en términos de rendimiento, pero da la impresión de que sólo en el séptimo partido se alcanzó un nivel a la altura de la expectativa que se había generado. En estos dos años desde que comenzó el ciclo de Michael Cheika, el seleccionado se reconstruyó de los escombros que había dejado Mario Ledesma y llegó a cotas de rendimiento muy altas, como las que les permitió golear a Australia en San Juan o vencer a los All Blacks en Christchurch, ambas victorias en el Championship de 2022.

Se entiende que, un año después, Los Pumas debían llegar con muchas más horas de ensayo sobre un plan bien aceitado. Sin embargo, el debut contra una Inglaterra que llegaba en crisis reflejó otra realidad. El plan de juego de Los Pumas, si es que lo había, apareció a cuentagotas, y si se llegó tan lejos fue porque se contó con un sorteo favorable y porque se contaba con un gran plantel, que pudo suplir con talento algunas decisiones poco comprensibles del staff.

Salvo contra Chile, cuando se alineó un equipo alternativo para darle rodaje a los suplentes en vistas de la fragilidad del rival, en el resto de los partidos los entrenadores se empecinaron en insistir con lo que no estaba funcionando. Todos los equipos partían con un apertura natural en cancha, salvo Los Pumas, que tenían a un Santiago Carreras forzado en un puesto que no siente y en el que a veces cumple sólo por lo buen jugador que es. Mientras tanto, Nicolás Sánchez quedaba limitado al rol de cerrar los partidos, pero con pocos minutos. El tucumano mostró toda su categoría marcando la diferencia en esas pocas oportunidades que tuvo. Para eso, en lugar de tantos jugadores que no tuvieron casi chances de jugar (como Martín Bogado, que para fullbacks ya estaban Juan Cruz Mallía o el propio Santiago Carreras), lo hubiesen llevado a Tomás Albornoz. Lo mismo en el puesto de segundo centro, donde Lucio Cinti se mantuvo como titular pese a no haber cumplido en ningún partido. Cuánta diferencia hubiese hecho Matías Orlando en ese lugar. Cosas que realmente no tienen explicación.

Lo positivo

- Las individualidades: si Los Pumas llegaron tan lejos, se debió más a la entrega de los jugadores que al plan de juego. Acciones como el try de  Sánchez o el tackle de Moroni ante Gales son las que mantuvieron a flote al equipo argentino en los momentos más difíciles.

- Mateo Carreras y Thomas Gallo tuvieron un gran Mundial y validaron lo que se esperaba de ellos. El wing fue decisivo en la clasificación de Los Pumas con su hat-trick ante Japón y ganó siempre en el uno a uno; el pilar fue una máquina de tacklear y de avanzar con la pelota.

- Marcos Kremer fue el abanderado de una defensa argentina que fue mejorando en cada partido hasta redondear una gran tarea contra la dura Inglaterra. El entrerriano dejó la vida en cada pelota y totalizó 92 tackles en el torneo, estableciendo un nuevo récord en Mundiales.

- El line fue la plataforma más sólida y eficaz de Los Pumas, sobre todo gracias al buen desempeño de Guido Petti y de Juan Martín González. Se aseguraron 76 de 83 lanzamientos (91,5% de efectividad), se robaron siete lines rivales y sólo les fueron robados dos (vs All Blacks).

-nEl impacto provocado por algunos jugadores que ingresaron desde el banco, como Nicolás Sánchez, Matías Moroni y Lautaro Bazán Vélez. Facundo Isa también tuvo su oportunidad a partir de la lesión de Pablo Matera y demostró que es el mejor octavo que tiene el plantel.

Lo negativo

- El amor propio y el talento de los jugadores ayudó a disimular la falta de un plan de juego claro y con variantes. Nunca se supo bien a qué jugaban Los Pumas. Los momentos de buen rugby fueron más bien escasos, y muchas veces dependieron de arrestos individuales.

- Si ya era extraña la decisión del staff de llevar un solo apertura natural en el plantel (Nicolás Sánchez), más extraña aún fue la de sostener a Santiago Carreras como titular a pesar de su evidente incomodidad en la función de conducir. Con Sánchez en cancha, el juego fluyó mejor.

- Otra de las decisiones inexplicables del staff fue el constante cambio de medio scrum entre Gonzalo Bertranou (quien no logró asentarse) y Tomás Cubelli. Si uno era titular, el otro ni siquiera era convocado. Al final, la mejor opción fue “Cubo” de movida y Bazán Vélez de recambio

- El scrum no tuvo la solidez esperada, ni como plataforma de obtención ni como herramienta de sumisión psicológica. En ese rubro, Los Pumas tuvieron una efectividad del 80%, aunque mejoró en los últimos tres partidos, en los que se perdió solo uno de 17 scrums propios.

- En general, al staff comandado por Cheika le faltó audacia para salirse de su libreto y cambiar lo que estaba visto que no funcionaba. Por caso, Lucio Cinti fue de lo más flojo del equipo y se lo mantuvo entre los titulares hasta el final, cuando Moroni mostró ser una mejor opción.

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