Juicio por sedición: “En 2013 la Policía no tenía capacidad para repeler saqueos”

El jefe del departamento Personal dijo que aunque hubiesen estado en servicio todos los agentes no habrían podido enfrentar la crisis.

OTRA FUNCIÓN. Oroñez explicó que el personal a su cargo no estaba acostumbrado a hacer tareas preventivas. LA GACETA / FOTOs DE Analía Jaramillo OTRA FUNCIÓN. Oroñez explicó que el personal a su cargo no estaba acostumbrado a hacer tareas preventivas. LA GACETA / FOTOs DE Analía Jaramillo
01 Noviembre 2023

“En el 2013 la Policía no tenía capacidad para repeler saqueos. Por más que hubiese estado todo el personal trabajando habría sido insuficiente; si llegaba a haber saqueos en simultáneo la Policía no podría haberlos enfrentado”, manifestó ayer el comisario Ricardo Oroñez durante el juicio por la sedición policial que tuvo lugar los días 9, 10 y 11 de diciembre de 2013 y que culminó con una ola de saqueos que sacudió al Gran San Miguel de Tucumán.

En ese momento, Oroñez se desempeñaba como jefe del Departamento Personal, que en líneas generales se encargaba del trabajo administrativo dentro de la fuerza policial. El comisario retirado contó ante el tribunal encargado de juzgar a los 43 oficiales procesados que se enteró de que se estaba gestando una revuelta a través de rumores con distintas versiones que se difundieron entre el personal policial.

Según el testigo, el domingo 8, una vez que la protesta ya estaba en marcha, el jefe de Policía, Jorge Racedo, convocó a los jefes de los distintos departamentos a una reunión. “Dijo que cada uno se fijara en sus fieles. Íbamos haciendo reuniones a medida que esto avanzaba para definir cómo íbamos a actuar”, manifestó.

A medida que pasaban las horas, la situación se intensificaba y se volvía cada vez más tensa. Oroñez dijo que la madrugada del 11 de diciembre el subjefe de Policía, Víctor Sánchez, le pidió que impartiera una orden de retén a toda la Policía de Tucumán para que estuvieran atentos en caso de que algo sucediera. “No sé por qué me lo pidieron a mí, porque eso le correspondía al jefe de Operaciones; supongo que por la situación que estábamos viviendo”, expresó.

Además, informó que tuvieron una reunión en la Escuela de Policía para determinar cómo iban a proseguir. “El jefe me preguntó si tenía gente leal a mi cargo; yo le dije que sí; entonces nos envió a hacer tareas de prevención, me dio dos móviles del Comando Radioeléctrico y salimos con el personal a mi cargo”, explicó. Mientras hacían una pausa en una estación de servicio para cargar nafta se enteraron de que un grupo de personas estaba atacando el supermercado Changomás, ubicado en la avenida Ejército del Norte, así que rápidamente se dirigieron al lugar.

“Logramos repeler a la gente y nos quedamos allí hasta que terminó todo. No era normal que nosotros tengamos que cumplir este tipo de tareas; mi gente hacía trabajo administrativo, esto lo tenían que hacer otros. Tuvimos suerte de que no nos sacaran los móviles; escuché que hubo casos en los que se los robaron”, dijo Oroñez.

“¿Por qué cree que pasó todo esto?”, le preguntó el abogado querellante, José María Molina. El comisario le dijo que quizás fue porque “había desprotección en la provincia debido a la situación que se estaba viviendo. Fue muy triste para la historia de Tucumán, Dios quiera que nunca se repita de nuevo”, expresó.

Jefe entrante

Ayer también pasó frente al estrado José Dante Bustamante, quien en ese momento era director de la Patrulla Urbana y una vez que culminaron los conflictos reemplazó a Racedo y se convirtió en el nuevo jefe de Policía.

Al igual que Oroñez, Bustamante se enteró de la revuelta a través de rumores que se fueron dispersando por teléfono. “Yo tenía alrededor de 700 personas a mi cargo; el jefe me recomendó que me quedara en la base pendiente de lo pueda llegar a pasar. Las instrucciones complejas que me dio era que se cumplan los servicios más importantes, sobre todo dentro de las cuatro avenidas ya que ahí están las galerías, la zona céntrica, las peatonales y varios supermercados que podían ser objeto de algún tipo de desmanes si obviamente faltaba la seguridad policial”, explicó.

La fiscalía, representada por Gerardo Arch y Rafael Heredia Carreño, indagó si el personal de la Patrulla Urbana había formado parte de la manifestación o si había sufrido algún tipo de presión por parte de los sediciosos para unirse. Bustamante dijo que en ese momento no tuvo conocimiento de que algo así haya sucedido, pero que tiempo más tarde “me llegaron oficios para proceder a la detención de varios colegas. Tuvimos que armar grupos de trabajo para que de forma simultánea se allanen los domicilios y se proceda a la detención de estas personas”.

Por último contó que una vez que los conflictos cesaron fue convocado a una reunión en Casa de Gobierno donde lo nombraron nuevo jefe de Policía. “Recuerdo que cuando salimos al microcentro a verificar que los servicios se estén cumpliendo correctamente la gente desde los balcones nos insultaba; obviamente estaban muy molestos a pesar de que en ese sector no pasó nada. Teníamos el repudio ciudadano, asumimos en un contexto de mucha bronca generalizada”, expresó. Hoy continuará con su testimonio y será el último testigo entrevistado hasta la semana que viene.

Producción Periodística: Micaela Pinna Otero

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