La lista de personal policial que está citado a declarar en el juicio por la sedición policial de los días 9, 10 y 11 de diciembre de 2013 cada vez se acorta más. Ayer se presentó a declarar el agente Víctor Nacusse, un testigo clave debido al rol que jugó en esa época, ya que además de formar parte de la comisión que se encargaba de negociar con la cúpula policial, tenía conocimiento del escándalo que estaba a punto de estallar en la Capital de la provincia que culminaron con saqueos, muertos, heridos y cientos de personas damnificadas.
Nacusse desempeñó un papel clave los días previos a la revuelta ya que al estar dentro de la fuerza policial se enteró de las reuniones que venían teniendo algunos oficiales para organizar la protesta. “Diego Herrera, Ángel Chaile y Miguel Ángel Toledo eran los que las venían impulsando. Creo que tomé conocimiento cinco días antes, cuando empezó el efecto dominó de protestas en otras provincias del país; ahí me enteré que estaban pensando en hacer una acá”.
Al conocer esto, el agente dijo que les comunicó lo que sucedía a las autoridades, ya que debido a la situación social y económica por la que atravesaba el país y la manera en la que se habían desencadenado las manifestaciones policiales en otros puntos de Argentina, podía advertir la posibilidad de que en Tucumán pasara lo mismo. “Recuerdo que no pude reunirme con el ministro Jorge Gassenbauer porque él estaba de viaje en Buenos Aires; pero sí me comuniqué con el jefe de Policía, Jorge Racedo, con el Secretario de Seguridad, Paul Hofer, y con el jefe del D2, Jorge Urueña, para comentarles lo que pasaba internamente. “Hofer me dijo que no pasaba nada porque el jefe del D2 y otros jefes le decían que todo estaba tranquilo y que no pasaría nada porque no tenían la suficiente fuerza o cantidad de gente para realizar una protesta. Yo le decía que no era así y finalmente pasó lo que pasó”, explicó el testigo.
Nacusse formaba parte de una comisión de policías que se había conformado en 2011 durante otra protesta de los miembros de la fuerza. Desde entonces esa junta se había encargado de negociar con la cúpula distintos aspectos que afectaban a los empleados, entre ellos la cuestión salarial. Cuando la revuelta ya estaba en marcha, Gassenbauer convocó al agente el lunes a la mañana a una reunión en un hotel ubicado frente al Parque 9 de Julio; cerca el mediodía el encuentro se trasladó a Casa de Gobierno, donde participaron el resto de la comisión y funcionarios del Gobierno. “ Yo había conseguido que el secretario se comprometiera con un aumento salarial antes del domingo y con otros ítems; eso salió publicado el domingo a a la mañana en el diario ‘Siglo XXI’. El ministro el lunes me dijo que el arreglo seguía vigente, pero me pidió que desactive la manifestación; claramente ya no podía hacerlo a esa altura”, comentó.
Las partes le consultaron en reiteradas oportunidades si los protestantes estaban al tanto de ese acuerdo, a lo que él informó que gente de la comisión se presentó en la Subjefatura para avisarles y que fueron agredidos verbalmente.
Al ver que ya era tarde para sofocar la protesta, Nacusse dijo que tomó contacto con las demás Unidades Regionales para convencerlos de que las fuerzas del interior no se sumaran a la sedición. “Había tanta tensión que la situación podía agravarse; al menos logré que la Policía no se pliegue en otras localidades, habría sido un caos”, dijo.
Diferencias
El motivo por el cual Nacusse formaba parte de dicha comisión era porque del 5 al 11 de mayo de 2011 había encabezado una protesta policial, que según él tuvo “mucha diferencia” con la de 2013. El fiscal Gerardo Arch le pidió que se explayara en ese punto, a lo que el agente respondió que “al ser el responsable, planifiqué pautas que pude poner en funcionamiento en ese momento. Partimos de no tomar establecimientos públicos; no se tomó la Jefatura, todo fue afuera. También les pedí a mis compañeros que no expongan sus armas a los ciudadanos comunes o a la prensa. Los móviles, más allá de que teníamos alrededor de diez del Comando Radioeléctrico, les pedí que no traigan ninguno de las comisarías. No permití insultos entre compañeros ni amenazas. Toda participación tenía que ser voluntaria. En 2013 el 911 era el cerebro de la Policía; en 2011 todavía no existía y eran las comisarías las que tenían esa función, por eso determiné que debían seguir abiertas y continuar siendo efectivas. No queríamos faltarle el respeto a las autoridades ni dar la imagen equivocada a la sociedad”.
Además, dijo que el contexto social era completamente distinto en ambos años. “En 2011 la sociedad no fue abandonada a su suerte; si bien es cierto que era un reclamo y había policías que no estaban cumpliendo sus funciones, había medidas para que siga funcionando la Policía y no se paralice. Si veíamos que ocurría algo fuera de lo normal, la medida se habría terminado. Justamente por eso no pasó lo mismo que en el 2013”, explicó. “¿En el 2013 la sociedad fue abandonada a su suerte?”, replicó Arch. “Creo que sí -contestó Nacusse- Yo advertí que la situación se estaba precipitando; no era difícil deducir que lo que pasaba en otras provincias, como en Córdoba, se iba a replicar en Tucumán”.
También criticó el motivo por el cual se inició la revuelta en 2013. “No encuentro explicación porque la condición salarial estaba en un estado reluciente, estábamos en el quinto puesto de los mejor cobrados en el país. No puedo decir que la Policía estaba en su mejor estado, hoy tampoco lo está, pero creo que la revuelta era evitable; en mi opinión había otra solución a través de una mesa de diálogo”, reflexionó. (Producción Periodística: Micaela Pinna Otero)