Una mala praxis la puso en silla de ruedas y el básquet la ayudó a convertirse en atleta olímpica

Fernanda Pallares, que disputará su terceros Parapanamericanos junto a la Selección Argentina, remarca la importancia que tuvo en su vida conocer esta actividad.

EN ACCIÓN. Pallares en un entrenamiento junto a sus compañeros de la Fundación Marco Sotelo. EN ACCIÓN. Pallares en un entrenamiento junto a sus compañeros de la Fundación Marco Sotelo. LA GACETA / Foto de Osvaldo Ripoll

Once años son los que lleva Fernanda Pallares integrando el plantel de las “Lobas”, la Selección Argentina de básquet en silla de ruedas. Once años que tuvieron no sólo numerosas concentraciones, sino varios eventos; incluidos Sudamericanos, dos Juegos Parapanamericanos, un Mundial y hasta un Juego Paralímpico. Ahora, en pocos días, Pallares tendrá su tercera participación en un Juego Parapanamericano, y va por un hecho inédito para el básquet adaptado femenino en Argentina: una medalla.

Pallares no usa la silla de ruedas diariamente; sólo lo hace para practicar el deporte. Cuando tenía sólo tres años, una inyección mal colocada le afectó su pierna derecha y le generó dificultades para caminar; problema que Fernanda mantiene hasta el día de hoy.

Sus primeros contactos en el deporte no fueron sencillos de acuerdo a su relato. “Tenía miedo de subirme a una silla de ruedas”, asegura. Eso sucedió cuando tenía ocho años por iniciativa de Ramón Muro presidente del ya desaparecido Fadit (Fundación de Atletas Discapacitados de Tucumán). Sin embargo, en aquel momento se alejó del básquet principalmente porque a su padre no le gustaba la idea de que practicara un deporte rodeada sólo de hombres.

Diez años después, a los 18, decidió volver al deporte de la pelota naranja. Y no lo dejó nunca más. “Fue una decisión acertada”, dice tomando como ejemplo las consecuencias positivas que la disciplina le trajo en su vida. “El básquet realmente me ayudó muchísimo. Con mi discapacidad empecé a sufrir mucho en mi adolescencia. Me costaba cuando iba a la secundaria, cómo me miraban el resto de las personas… Conocer el básquet y conocer gente con discapacidad, con quienes antes no estaba relacionada, me ayudó realmente muchísimo a superarme; a aceptarme tal cual era”, reflexiona. “Cuando me siento en la silla, siento que puedo correr, que puedo hacer de todo”.

Una mala praxis la puso en silla de ruedas y el básquet la ayudó a convertirse en atleta olímpica LA GACETA / Foto de Osvaldo Ripoll

A la Selección Argentina llegó tres años después de retomar la disciplina. Aunque a sus primeras convocatorias, recuerda, no pudo asistir: “Aquella vez mis padres no tenían para pagarme el pasaje. Tampoco pude ir a la segunda y, recién en la tercera viajé a Escobar. Fue algo único”, rememora.

“Ir a la Selección permitió que me diera cuenta de que había muchas chicas con discapacidad que hacían su vida normal; mientras yo me amargaba preguntándome por qué me había tocado a mí”, agrega Pallares, que también remarca la diferencia que había en las sillas de ruedas en su primera experiencia. “Las chicas tenían una Ferrari y yo un Fiat Uno jaja”, compara. Más allá de eso, con su juego llamó la atención del cuerpo técnico, y desde ese momento, no dejó más el combinado nacional. “Con el tiempo me fui ganando mi lugar”.

En los Parapanamericanos que comenzarán mañana, el seleccionado argentino buscará subirse al podio, algo que sería histórico y que estuvo muy cerca de conseguir en los últimos dos Juegos. “Hace bastante tiempo venimos buscando el podio. Siempre estamos palo a palo con Brasil, y se nos termina yendo. Hoy estamos para hacer historia”, anticipa quien ya estuvo en las últimas dos participaciones.

Fernanda es una de las más “experimentadas” del plantel, y una figura a seguir por el resto de sus compañeras; algo que la llena de orgullo. “Hay muchas chicas que me miran, y dicen 'quiero jugar como Fer'. Eso es muy lindo para mí, pero siempre les digo que sueñen mucho más; que no se queden con lo que yo hago”, subraya.

Para los deportistas de cualquier disciplina, los eventos multidisciplinarios como los Paralímpicos y los Parapanamericanos, son palabra mayor. Además, algo muy distinto a lo que se vive en los torneos exclusivos de cada deporte. “Son experiencias únicas, muy emocionantes. Ves muchas disciplinas y es impresionante la cantidad de talento que hay en personas con discapacidad”, advierte intentando remarcar la importancia de jugar contra potencias continentales como Estados Unidos y Canadá, que cuentan con otra estructura por detrás. “Espero disfrutar a full esta nueva experiencia. Tratar de dar lo mejor de mí, dejar bien representada a la Argentina, y buscar una medalla. Eso sería muy lindo porque venimos luchándola desde hace mucho tiempo”.

Una mala praxis la puso en silla de ruedas y el básquet la ayudó a convertirse en atleta olímpica LA GACETA / Foto de Osvaldo Ripoll

En Argentina, el escenario deportivo es complejo; y ni hablar de los deportes adaptados. En el caso del básquet, según cuenta Pallares, la Secretaría de Deportes y el Enard otorgan becas a los integrantes de los seleccionados, pero aún así hace falta un mayor apoyo. “Nos faltan sponsors que ayuden con las concentraciones que tenemos en diferentes provincias”, dice la tucumana.

Y si a nivel nacional falta apoyo, ni hablar en Tucumán. En la provincia, sólo hay un equipo: la Fundación Marcos Sotelo, del cual Fernanda forma parte y que recientemente aseguró su permanencia en Primera División de la Liga Nacional para la próxima temporada. “Con el club viajamos a varias provincias, y no tenemos ningún tipo de ayuda económica del Estado”, critica Pallares, esa que milita con decisión el fomento del deporte; porque de acuerdo a su mirada, es clave que otras personas con discapacidad puedan animarse a practicar una disciplina, y a encontrar en ella una herramienta para mejorar su vida.

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