Fátima Miris volvió a Tucumán en noviembre de 1913

La transformista italiana, tras su gira sudamericana, volvió a actuar en el Alberdi. En 1912.

FIGURA RECONOCIDA. La artista podía realizar decenas de transformacio-nes en el escenario en tiempo récord, como 10 minutos. FIGURA RECONOCIDA. La artista podía realizar decenas de transformacio-nes en el escenario en tiempo récord, como 10 minutos.

“Esta noche hará su reaparición en la escena del Alberdi, Fátima Miris, la notable transformista que ya tuvimos ocasión de aplaudir, en el mismo coliseo, en su pasada tournée” de esta manera nuestro diario anunciaba el regreso de la reconocida artista italiana que regresaba luego de un año a nuestra provincia, tras recorrer otras provincias y otros países vecinos. La destacada transformista había actuado en octubre de 1912 en el flamante teatro Alberdi ya que se había inaugurado en mayo de aquel mismo año.

Volviendo a 1913 se esperaba con expectativa la presencia de la mujer de los mil rostros y se anunciaba que “la infatigable empresa Genovessi ha establecido para esta temporada precios al alcance de todos los bolsillos”. Un dato interesante que se desprende de los artículos es que aquel noviembre fue bastante caliente, se hablaba de temperaturas cercanas a los 40 grados. En este sentido se decía que “siendo el Alberdi un teatro provisto de abundante ventilación y tratándose de un espectáculo tan interesante como el que anuncia la cartelera, es de creer que aquel coliseo será el punto predilecto de reunión para nuestra sociedad, durante la temporada que hoy se inicia”. Cabe destacar que durante aquellas jornadas nuestras crónicas anunciaban los casos de insolación con hora, lugar y estado general del paciente, como se ve fueron jornadas de calor intenso la que sufrieron los tucumanos de entonces aunque ello no impidió que el teatro se llenara en cada una de las presentaciones de la artista.

A sala llena

Para nuestro cronista el debut fue exitoso y a “sala llena”. “Ella “une a sus habilidades de artista insuperable, en la rapidez de sus transformaciones, una gracia extraordinaria, que contribuye a asegurarle aplausos ruidosos y unánimes simpatías”. También se destacaba la actuación de la violinista Emilia Frasinesi, hermana de la reconocida transformista.

Sus actuaciones recibían todos los elogios en la crónica periodística al anunciar el programa se decía que la primera parte tenía cinco actos y el quinto era “Il secreto de Proserpina, 68 transformaciones en 20 minutos”. En la segunda parte se presentaba el “grandioso estreno, éxito colosal de la opereta ´La Geisha¨, reducida a un acto y tres cuadros por Fátima Miris, la que ha obtenido siempre ruidosísimas ovaciones en los teatros donde se ha presentado. Personajes Mimosa O San célebre geisha; Julieta Diamant, interprete francesa; Miss Molly, inglesa; Ferferx y Broville, oficiales ingleses; Marqués Imary, gobernador de Tokio; Vun Hi, dueño de la casa; Katana, guardia del gobernador; Tokimini, servidor del gobernador; coros, geishas y oficiales”. Esta descripción permite hacerse una idea que podía ver el espectador en cada actuación de Miris, un mundo de personajes los cuales eran todos protagonizados por ella con sus inflexiones, sus palabras y sus actitudes.

Las crónicas tanto de LA GACETA como de “El Orden” reconocen la capacidad de la artista que a lo largo de su espectáculo se transformaba de varón o mujer casi al instante cambiando su tono de voz de acuerdo al personaje que interpretara. Nuestro diario expresaba que “sigue llamando la atención del público” y agregaba que “el teatro noche a noche adquiere llenos completos y la actriz es muy aplaudida”. Por su parte, “El Orden” expresaba en referencia a sus presentaciones que “la eximia transformista reveló una vez más sus altas cualidades artísticas”.

Precursora

Miris era una, sino la mejor, representante del arte de transformase en diversos personajes en aquel entonces. Ella, muchos años antes que la famosa Marlene Dietrich elevase a la categoría de ícono contracultural la imagen de la mujer vestida con traje de etiqueta masculino recorría los escenarios del mundo con gran éxito. Los teatros de su Italia natal la recibieron con expectación de allí se impulsó al mundo. Los teatros españoles la recibieron con aplausos y ovaciones. De acuerdo al diario “La Tribuna de Toledo” la mujer se presentó en febrero de 1912 en esa ciudad y reseñó que “Conocemos, por el semanario ‘La Campana Gorda’, que su espectáculo comenzaba con un monólogo en castellano al que seguían varios números. El primero era ‘La princesa divina’, al que seguían ‘Una lección de transformismo’, ‘París Concert’ -que incluía monólogos y canciones en inglés y francés, además de su italiano natal- y ‘La Gran Vía’. Fátima Miris actuaba acompañada al violín por su hermana, la concertista Emilia Frassinesi”. En referencia “Paris concert” nuestro periodista lo destacó como una actuación de gran calidad donde la mujer actuaba diez minutos cantando en varios idiomas y con distintos tipos de voz, “algo que sorprendía mucho al público”.

REINA DEL TRANSFORMISMO. Sus espectáculos eran siempre muy esperados y se desarrollaban a sala llena además de recibir grandes ovaciones. REINA DEL TRANSFORMISMO. Sus espectáculos eran siempre muy esperados y se desarrollaban a sala llena además de recibir grandes ovaciones.

Su vida

Fátima Miris era el seudónimo de María Frasinessi, nacida el 27 de octubre de 1882 en Chiusa di Pesio (Cuneo-Italia). Era hija de del capitán Arturo y de la condesa Anna Pullè de Módena. En nuestra provincia al igual que en el resto del mundo Miris actuó junto a su hermana Emilia, cuya actuación fue reconocida por nuestros colegas de entonces. “La señorita Frassinesi es una artista de mérito que puede competir con violinistas como Leech, Thompson, Schovary, Pareto y Ramirez”. Destacaban la ductilidad para interpretar las obras “Habanera y Jota de Sarasate, Nocturno de Chopin junto a otras obras de Paganini, Max Bruch, Basch, Popper y Catallani” y consideraban que “posee una ejecución admirable y toca con un gusto exquisito”. Sus presentaciones fueron acompañadas al piano por el profesor Luis Lorenzi.

En casa

De acuerdo con sus biógrafos Miris comenzó: “montando espectáculos domésticos para miembros de la familia, tomando prestada la ropa que encontraba en casa, interpretando diferentes papeles al mismo tiempo. Eran los “ensayos generales” del transformismo, o, como ella misma explicó, de la capacidad de cambiar numerosos personajes sobre el escenario “con tal rapidez que el público tiene la ilusión de presenciar una actuación realizada por varias personas”. Del marinero a la cantante, del payaso al cura ya la geisha: pasó hábilmente de un lado a otro, dando la impresión de que múltiples actores se turnaban. Era un tipo de espectáculo muy de moda en Italia en ese momento”. La actuación del transformista italiano Leopoldo Frégoli la impresionó y se decidió por seguir sus pasos.

La artista italiana dejó su huella en nuestra provincia y en nuestro país donde el empresario teatral y músico, Nicolás Messuti escribió el tango “Fátima Miris” en 1916 que era su primera composición. Messuti apenas tenía 16 años cuando lo compuso.

En la primera década del siglo XX tuvo varias presentaciones en nuestro país. En Rosario se presentó en el ya desaparecido teatro Colón. En su acto “Una festa a Tokio”, realizaba 105 transformaciones, y era muy festejada su rutina de La Geisha. Los críticos destacaban su habilidad de caracterización de personajes masculinos, su seguridad y perfección en la imitación de la voz del hombre, al igual que su coquetería en los roles femeninos.

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