Andrés Malamud: "Eligieron para gobernar a quien está en las antípodas de sus gobernantes"

El politólogo cree que la Argentina ingresó en un terreno desconocido. Las claves para entender por qué ganó Javier Milei.

MALAMUD. MALAMUD.

“Argentina se interna en territorio desconocido de la mano de un presidente sin estructura partidaria, sin entrenamiento político y sin control territorial. Y fue justamente por eso que ganó”. La frase del politólogo Andrés Malamud sintetiza lo sucedido hace exactamente siete días, cuando los argentinos se inclinaron por la propuesta presidencial de Javier Milei. “Los argentinos eligieron para gobernarlos a alguien cuya virtud era estar en las antípodas de sus gobernantes”, añadió el especialista.

De inmediato, Malamud se pregunta “¿qué puede salir mal?” y propone un repaso por las incógnitas que dejó la elección. La primera, por qué ganó el líder libertario. “Tres factores se conjugan para explicar el resultado. Primero, la demanda social: entre la catastrófica situación económica y los escándalos reiterados de la dirigencia, la paciencia llegó al límite. El hartazgo no fue percibido por los políticos tradicionales ni por la izquierda. De ahí la segunda razón, la oferta electoral: la oposición tradicional de Juntos por el Cambio sintió que la elección estaba ganada y se dedicó a fogonear una interna sangrienta. El tercer factor fue Milei, una figura carismática que en 2018 había sido el economista más consultado por programas de radio y TV, en 2021 fue elegido diputado con notable apoyo juvenil y desde entonces se destacó por su eficaz utilización de las redes sociales. Hartazgo, internismo y carisma: con estos ingredientes se preparó el trago amargo que la casta fue forzada a beber el domingo 19 de noviembre”, enumeró el doctor en Ciencias Sociales.

La segunda cuestión a dirimir, según Malamud, es avanzar sobre si el presidente electo podrá gobernar. “Milei será inicialmente un presidente híper minoritario. Eso significa no sólo que su partido no tendrá quorum en el congreso, sino que ni siquiera alcanzará un tercio de las bancas en ninguna de las cámaras. Esta situación lo pone a tiro de juicio político, no porque cometa delitos sino porque, en América Latina, la previsión constitucional se ha flexibilizado y funciona casi como una moción de censura en un régimen parlamentario. Los presidentes son evaluados por su desempeño y, si carecen de escudo legislativo, deben evitar tornarse impopulares. Aquellos que no lo logran tienden a ser destituidos por el poder legislativo, que goza de la misma legitimidad democrática que ellos”, alertó.

Citó los casos de Fernando Collor de Mello y de Dilma Rousseff, en Brasil; de Abdala Bucaram y de Lucio Gutiérrez, en Ecuador; de Martín Vizcarra y de Pedro Castillo, en Perú; de Fernando Lugo, en Paraguay; y de Carlos Andrés Pérez, en Venezuela. “Son algunos de los 26 presidentes latinoamericanos que fueron destituidos por el Congreso en los últimos 32 años. En ningún caso se quebró la institucionalidad democrática y todas las sucesiones fueron procesadas constitucionalmente”, recordó.

Por eso, insistió, una de las armas de Milei será sostener índices de popularidad altos. Otra herramienta para sortear escudos legislativos, dijo, pueden ser las coaliciones. “Milei ha comenzado este trabajo antes de la primera vuelta, cuando se aproximó a sectores sindicales tradicionales, y especialmente después, cuando recibió el endoso de la candidata derrotada Patricia Bullrich y del ex presidente Mauricio Macri. El contingente legislativo del PRO, sin embargo, no es suficiente para asegurar la aprobación de la agenda legislativa del presidente y ni siquiera para llegar al imprescindible tercio de las bancas. Por eso, Milei deberá apelar a una de dos estrategias: o busca construir acuerdos puntuales ley por ley o hace un gesto de apertura hacia el ‘peronismo gobernante’. Los gobernadores del interior que comparten su lateralidad ideológica, pueden aportar ministros y necesitan recursos federales”, consideró.

El segundo elemento a analizar es qué hará una vez que se siente en el sillón de Rivadavia. Y allí el investigador de la Universidad de Lisboa se adentra en el margen de maniobra de Milei.

“Dependerá de dos factores: la agenda ideológica de su base electoral y los compromisos asumidos para asegurarse apoyo legislativo. Si los sectores conservadores que se reflejan en la vicepresidenta (Victoria Villarruel) imponen el debate de la batalla cultural, las reformas económicas sufrirán. Pero si la agenda liberal del presidente se impone, serán los aliados externos los que colocarán el límite”, analizó. “¿Cuántos recursos fiscales habrá que entregarles a los gobernadores para que sus legisladores apoyen la dolarización, el cierre del Banco Central o, más prosaicamente, la privatización o entrega de Aerolíneas Argentinas? ¿Cuántas designaciones de alto nivel requerirá Macri para mantener su confianza? Milei ha decidido mantener bajo siete llaves las primeras medidas de su mandato, suponiendo que ya fueron decididas, pero Macri declaró que la situación que enfrenta es mucho peor que la que él mismo heredó en 2015. Y Milei debe arreglarse sin experiencia de gobierno, sin equipos gestionando, sin apoyo legislativo y sin gobernadores propios”, completó.

Para el final, Malamud dejó una reflexión que invita a pensar: “La diferencia entre un optimista y un pesimista es que ambos se van a morir, pero uno vivió más feliz. Para mantener el optimismo en la actual encrucijada argentina hay que practicar la reflexión filosófica o estar loco. Dice Milei que no son excluyentes”.

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