La corona del Seven de la República está en buenas manos: las de las Naranjitas

El seleccionado tucumano juvenil volvió a la cima de la categoría juvenil nacional después de cuatro años.

CAMPEONAS. Las juveniles tucumanas dejaron todo en la cancha y lograron dar vuelta una final muy complicada ante Misiones. CAMPEONAS. Las juveniles tucumanas dejaron todo en la cancha y lograron dar vuelta una final muy complicada ante Misiones.

Tucumán ha jugado un papel decisivo en el desarrollo del rugby femenino en Argentina. No sólo fue una de las primeras provincias donde las mujeres comenzaron a practicar la disciplina de manera regular (el primer equipo, Huarmis, nació a mediados de la década del 90 en la por entonces Facultad de Educación Física), sino que también es una de las que más jugadoras ha aportado al seleccionado argentino femenino -hoy llamado Yaguaretés-  desde su nacimiento a fines de 2004. Y por esa mirada transgresora (que no abarca a todos los clubes, vale aclarar) es que también fue una de las primeras en dar el siguiente paso: apuntar a la siguiente generación de jugadoras, haciendo énfasis en el desarollo de las juveniles e infantiles.

Como resultado, en 2019, el primer Seven de la República para la categoría de menores de 18 años encontró a Tucumán muy adelantado al resto, lo que se tradujo en un triunfo arrasador de las Naranjitas: fueron campeonas goleando a todos sus rivales sin sufrir ni un solo punto en contra.

Cuatro años después, ya con las demás uniones mucho más avanzadas en la competencia de juveniles e infantiles, Tucumán ha recuperado la corona argentina en el Seven de la República, comandado por una leyenda como Rita Cazorla, ex capitana bicampeona con las Naranjas.

No fue fácil el camino para las juveniles. Salta, al que habían goleado 31-0 en el Regional, las sorprendió en el debut ganándoles 7-5 y obligándolas a derrotar a Austral para lograr la clasificación a semifinales, lo que finalmente hicieron (17-0). Tras un sólido triunfo sobre Córdoba llegó la final contra Misiones, en la que las Naranjitas tuvieron que sufrir hasta el final. En la última pelota del partido, ya después de la chicharra, Tucumán perdía 7-5 y parecía que no habría forma de evitar la derrota. Hasta que apareció Guadalupe Sánchez (jugadora de Bajo Hondo) para tomar la pelota y correr hacia el ingoal.

“Fue un partido muy difícil. Al ver a mis compañeras golpeadas ya había perdido las esperanzas de ganar. Más cuando sonó la chicharra. Salimos de un scrum, Flor (Marin) hace un pase salteado largo y en ese momento pensé que no iba a llegar a agarrar esa pelota, o que iba a cometer knock on. Gracias a Dios pude agarrarla y lo único que me salió hacer es correr y correr hasta que asenté la pelota. Primero pensé que el árbitro no me había cobrado el try, hasta que entró una compañera a la cancha a abrazarme y decirme que habíamos ganado. Me partí en llanto de felicidad”, relata Guadalupe cómo le puso la frutilla al postre en su primer Seven de la República.

“Jugarlo era una de mis metas y la pude cumplir. Fue una experiencia hermosa, no sólo para mí, sino también para todas las que viajamos por primera vez. Este tipo de experiencias son las que para quienes amamos este deporte nos dan más ganas de seguir entrenándonos duro para seguir formando parte del seleccionado”, cerró Guadalupe, quien con la camiseta de las Naranjitas ya había sido campeona de los Juegos Evita en 2022 y subcampeona este año.

Florencia Marin, quien jugó los cuatro Seven de la República juveniles, señaló: “hace dos meses veníamos enfocadas en recuperar el primer puesto. La final fue muy pareja, y logramos darle vuelta en la última jugada porque mis compañeras dejaron todo en la cancha. Esto fue gracias al laburo de todas, tanto de las jugadoras como del staff. Todas sabíamos cómo queríamos volver: felices y con la Copa de Oro. Y así lo hicimos”.

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