La llamativa reflexión de un jugador de San Martín de Tucumán: “Es un prejuicio la rivalidad entre argentinos y chilenos”

Adriano Romero retornó al club de su préstamo en Deportes Rengo de Chile y ansía entrar en la consideración de Diego Flores para 2024.

CON PELOTA DOMINADA. Adriano Romero se muestra muy activo en las prácticas de San Martín de Tucumán. CON PELOTA DOMINADA. Adriano Romero se muestra muy activo en las prácticas de San Martín de Tucumán. Foto de CASM/Alejandro Cruz.

Para progresar en el fútbol hay que competir contra los mejores y sobre todo, sumar minutos. Ese fue uno de los motivos que llevaron a Adriano Romero hasta el fútbol de Chile. Allí logró la continuidad que deseaba, pero lejos de lo pensado, su felicidad no fue completa. El zaguero central de 23 años declaró que extrañaba demasiado San Martín de Tucumán y por eso, en su retorno al club, espera ganarse un lugar.

“Aquí tenes todo lo que necesitas. Al irte extrañas al hincha, los conocidos y también la infraestructura. Me costó un poco irme, pero justo habían llegado muchos refuerzos en mi posición. Cuando tuve mi debut contra Güemes de Santiago del Estero en La Ciudadela sentía que lo había hecho muy bien. Sin embargo, al día siguiente llegó otro jugador y me tocó salir”, se lamentó Romero.

Surgido de las “escuelitas” del CEF 18, Adriano llegó al “santo” a mediados de 2018 y transitó por distintas etapas en el club. Formó parte de la Reserva de la AFA y sumó minutos con el plantel liguista. En lo que respecta al primer equipo solo disputó amistosos.

Justamente esa falta de continuidad, motivaron a Romero -hijo de Adrián, ex defensor de Atlético y ayudante de campo de Pedro Monzón durante su paso como entrenador de San Martín- a probar suerte en el ascenso chileno, con Deportes Rengo.

El club fundado en 1984, que tiene la indumentaria similar a la de Boca, se ubica en una comuna de la provincia de Cachapoal, ubicada 115 kilómetros al sur de Santiago de Chile.

“El sueño, la necesidad y las ganas de crecer fueron un poquito más grandes, por eso la decisión de irme a préstamo. Estar otro año como quinto central no era la idea y quería tener rodaje, ser protagonista. Ahí me llamó directamente el dueño de Deportes Rengo, que también era argentino”, explicó Romero que fue más allá y contó cómo es el fútbol que recorre la Cordillera. “Hay mucha competitividad. Lo interesante del torneo fue que al ser 14 equipos, jugamos a dos ruedas, en la que asciende uno solo y descienden dos. Peleamos hasta el final y en un momento nos ilusionamos con el ascenso a Primera”, añadió.

Lo cierto es que Chile fue una caja de sorpresas para Romero. Además del torneo, también le llamó mucho la atención la forma de ser de los chilenos y sobre todo, la diferencia económica entre ambos países.

“En la economía, estuve muchísimo más tranquilo, por decirlo así, a comparación de cómo se vive en Argentina. Me fue fácil adaptarme, la gente era muy buena y es una ciudad tranquila. A pesar de que siempre hubo esa rivalidad entre el argentino y el chileno, acá no sucedió nada. Con los que traté se portaron de manera excelente y me llevo una impresión más que positiva. Es un prejuicio la rivalidad que dicen que existe. Día a día vas conociendo a las personas y todo eso queda atrás. Se manejan con más tranquilidad en todos los ámbitos de la vida. Si al equipo le va mal, el hincha no se vuelve loco”, analizó “Adri”.

“Mis compañeros me preguntaban bastante por los hinchas de San Martín. Les mostraba vídeos del estadio y consultaban si todos los fines de semana era lo mismo”, agregó.

ASCENSO CHILENO. Con Deportes Rengo, Romero disputó un total de 21 partidos. ASCENSO CHILENO. Con Deportes Rengo, Romero disputó un total de 21 partidos.

Las leyes, su otra pasión

Sentir el calor de La Ciudadela y reencontrarse con sus seres queridos le devolvieron la sonrisa a Romero. En la provincia estaba  todo lo que necesitaba y también su otra pasión: la abogacía.

“Cuando me fui a Chile, tuve que cambiarme a una universidad privada. Pude hacer seis materias y me hubiese gustado encajar más. Si le pongo onda, el año que viene me estaría recibiendo”, dijo Romero, que hasta recibió el apodo de “doctor” por Lucas Diarte, ex lateral izquierdo de San Martín y que actualmente juega en Belgrano.

En lo que respecta a su familia, Adriano extrañaba los fines de semana en la casa de su abuela.

“Vivo con mi papá, mi mamá y mi hermana en el microcentro. Los fines de semana siempre vamos a la casa de mi abuela a comer asado ahí”, dijo el central. “En junio tuve unos días de visita y lo aprovechamos a full, tanto para la familia como para los amigos, que son dos grupos que conozco de toda la vida. Con ellos me gusta juntarme a charlar de la vida y a tomar mates”, aseguró.

LO MÁS PRECIADO QUE TIENE. Romero posa junto a su hermana y sus papás. LO MÁS PRECIADO QUE TIENE. Romero posa junto a su hermana y sus papás.

Busca continuidad en San Martín de Tucumán

Luego de disputar 21 partidos con la camiseta “oro y cielo”, Romero buscará otra oportunidad en San Martín y espera esta vez, ser tenido en cuenta por el nuevo técnico Diego Flores.  

“Sin dudas, quiero seguir acá. El préstamo sirvió para tener rodaje, para sumar partidos y para ganar experiencia. Desde que tuvimos las tres semanas de receso, me metí en el gimnasio sin parar con el deseo de progresar. Con la llegada de Diego espero ser considerado, la metodología que utiliza es muy buena, bastante intensa”, explicó. “Le tengo fe a su trabajo y creo que va a servir mucho para la categoría. Me sorprendió la intensidad. Está en el mínimo detalle y todo el tiempo tratando de sacar ventaja a eso”, agregó el central, que también se puede desempeñar como volante defensivo. “Eusebio Jacinto Roldán y Floreal García me colocaron en la posición de defensor, pero yo toda la vida jugué como mediocampista”, recordó Romero que disfruta de las prácticas en el complejo y espera cuanto antes tener su gran chance.

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