22 Diciembre 2023
VOLVER A LAS RAÍCES. Los alumnos del taller de Raúl Reyes, en la sala Luis Franco, presentarán obras breves. LA GACETA / FOTOs de josé nuno
Con el fin de año se suceden las muestras de distintos talleres artísticos, y hoy será el turno de dos propuestas teatrales.
Juliana Buzzaqui, Pablo Cotella, Seba Rolfo, Fabricio Lorenzetti, Lucila Ale, Nicolás Rivas, Santiago Molina y Simón Alves son los alumnos de Raúl Reyes que hoy a las 20.30 y a las 22.30 subirán al escenario de la sala Luis Franco (Mendoza 240, en el complejo de El Círculo de la Prensa), con una creación propia.
A diferencia de otros años, centrados en los monólogos, esta vez la dinámica escénica es una sucesión de obras cortas “en construcción en la confianza y la presunción de que el teatro es encuentro, intercambio, contagio, comunidad poética y creativa: así el taller volvió a sus raíces, a su marca registrada de vínculo, de interacción e improvisación, de exigencia y rigurosidad, de tomar todos los planos de la llamada teatralidad”, adelanta el director.
“Se abordan temáticas y universos diversos. El único compromiso es el ensayo y la acción, y es el el cuerpo/imagen en el intercambio el que va a garantizar o no el desarrollo y resultado del proceso. Es complicado, complejo y arriesgado, porque tenemos que problematizar lo que aparece de buenas a primera. No es la panacea, pero las grupalidades se lanzan a al proceso creativo y van acumulando imágenes, ideas y materiales de todo tipo”, resalta Reyes.
- ¿Hay algún eje que unifique las obras?
- No, simplemente acuerdos acerca de qué es la actuación, del promover el campo imaginario, de los universos que se teatralizaran a partir de improvisaciones, de la totalidad de los signos y de los relatos teatrales que se juegan. Son los actores y actrices promoviendo desde el deseo y la praxis los encargados de expandir y promover actuación y relato (no realismo, aunque a veces lo incluya).
- ¿Qué los inspira a actuar?
- Que no haya ni la sombra de obligación al comienzo: es puro devenir poético, se arranca con ideas e imágenes tal vez, pero luego aparece la verdadera teatralidad, la que se constituyen en el acto de actuar.
- ¿Hay una renovación en la escena?
- No lo tengo muy claro, veo muchísimos jóvenes que se lanzan desprejuiciadamente a la producción, que ensayan, que se exigen, que tienen recursos técnicos y formativos avanzados, que fluyen sin dogma de un teatro a otro, y no ideologizan. Veo mucho teatro de mis pares, es un ritual buscado y querible, pero no evalúo; disfruto de esa estética viva que se configura en cada encuentro sin tener en claro si cuaja por ahora en nuevos lenguajes o propuestas superiores. Están sin complejos, sin atarse tanto a las tradición. Espero mucho de ellos: hay un mundo nuevo y aparecen imágenes que creíamos propia de un pasado que no volverÍa… algo atravesará lo teatral sin duda.
- ¿Cuál es tu balance a meses de cumplir 30 años como espacio?
- No lo tengo… lo vivo, lo disfruto haciendo, ensayando obras con mis alumnos y sus muestras finales y con un estreno para 2024. A veces pienso que deberíamos parar, charlar, balancear, pero la magia y el goce del intercambio orgánico y presencial nos absorbe en el aquí y ahora. Lo cierto es que hicimos muchísimo. Tantos pasaron por la Luis Franco y fueron ganados artistas para el teatro; es nuestro mayor orgullo.
Pulso Im-perfecto
Otra opción para esta noche será la reposición de la obra “Las calles del corazón” a las 21 en la sala Orestes Caviglia del Ente Cultural (San Martín 251), a cargo de los miembros del taller de teatro independiente Pulso Im-perfecto.
El elenco está integrado por Dante Albaca, Savino Bertolli, Silvina Bicego, Esther Blanco, Cristina Correa, Sonia Fernández, Patricia Garzón, Luis Gómez, Magui Grimaldi, Víctor Jabif, Marcos León, Mary Lobo, Sergio Mansilla, Susana Martínez, Liliana Müller, Gabriela Nicosia, Josefina Ponssa, Laura Slame y Quique Toll, bajo la dirección de Soledad Berrondo y sobre textos de Jean Pierre Martinez.
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“El año pasado habíamos trabajado con el mismo autor en otra obra; nos gusta su manera de escribir sobre temas variados y que se puede adaptar a grupos numerosos como es el nuestro. Modificamos algunas escenas para que sean más acordes a las situaciones que queríamos plantear y mostrar y tomamos dos obras de Martinez relacionadas con temas del corazón, ya sea amor o salud, y de allí su nombre”, plantea Berrondo a LA GACETA.
- ¿Qué les interesa contar?
- Las calles serían las venas de la ciudad, llevan la sangre del corazón y los que transitamos en el camino de la vida compartimos el hecho de lo que late en cada encuentro con el otro, nos sentimos vivos y eso nos define como seres humanos siempre en relación. En la calle está la vida urbana, el lugar público donde nos encontramos como sociedad, donde la calidad de nuestra sociedad se refleja. Caminamos, jugamos, nos manifestamos, nos encontramos, nos enamoramos, lloramos; encontramos un café y ahí paramos: descansamos, leemos el diario, escribimos algo, hacemos declaraciones o simplemente reímos con alguna historia que ocurre. Queremos mostrar nuestra vida cotidiana en interacción social, en conflicto y en luchas internas.
- ¿Los personajes son reconocibles en cualquier tiempo y espacios?
- Claro que sí, porque pertenecen a la vida cotidiana; viven en una sociedad y transitan el día a día: gente que trabaja, que tiene una profesión o una ocupación; que tiene una familia, una pareja, tal vez un amante escondido, o que simplemente no tienen nada
- ¿Las calles del corazón se cruzan inevitablemente en la vida real, pero a veces no se va por el camino correcto?
- Puede ser así o no. Un cruce siempre implica que algo puede suceder; y más si hablamos de personas que se encuentran o me quedo paralizado y sintiendo que la vida pasa por encima mío o avanzo hacia diferentes direcciones. Son elecciones que marcan nuestro camino. La vida es prueba y error.
- ¿Qué significa hacer esta obra?
- Hacer lo que nos gusta y apasiona; mostrar lo que vemos en nuestra realidad diaria de una manera espectacular. Por supuesto que implica también trabajo, esfuerzo y compromiso tanto personal como grupal.
- ¿Para qué sirve ser parte de un taller teatral?
- Es una de las actividades más enriquecedoras para la comunicación verbal y no verbal que existe. Se desarrollan conocimientos y habilidades, se estimula en la apreciación y el gusto por el buen teatro, se intentan obtener herramientas básicas teatrales para conectar con la sensibilidad, las emociones y ,a capacidad creativa crítica. Es un espacio para formar vínculos y crear verdaderos lazos de amistad, para dejar atrás preocupaciones y encontrar un disfrute. Apunto a aumentar la autoestima, la seguridad en cada uno; a potenciar la expresión gestual y la memoria. Se trabajan valores como el amor, la compasión, la valentía, la confianza, el cuidado y el respeto por el otro y el compromiso y la responsabilidad con uno mismo y con el otro.
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