El 25 de diciembre de 2021 se lanzaba el Telescopio Espacial James Webb (JWST), un proyecto largamente esperado, que se había iniciado en 1996. En su corta vida logró resultados científicos más allá de lo imaginado. Este telescopio se encuentra a un millón y medio de kilómetros de la Tierra, casi 4 veces más lejos que la Luna. Está fuera de la atmósfera terrestre, lo que le permite observar en el infrarrojo, radiación que es absorbida parcialmente por la atmósfera.
En 2010 la Agencia Espacial Canadiense propuso el proyecto Castor (Cosmological Advanced Survey Telescope for Optical and uv Research). Este es un telescopio espacial que observaría radiación ultravioleta y parte del visible. La radiación ultravioleta es absorbida parcialmente por la atmosfera. Tendrá un espejo primario de un metro de diámetro y la calidad de las imágenes serán similares al del Telescopio Espacial Hubble, pero el campo que podrá observar será bastante más grande. Tendrá dos espejos más para dirigir la radiación hacia los detectores. Es un diseño poco convencional, con el que se eliminarán las deformaciones en la imagen. Su órbita estará a 800 km de la Tierra, dentro de la atmosfera, pero a esa altura no se absorbe tanto la radiación ultravioleta. Es un telescopio pequeño y modesto comparado con el JWST. El proyecto está terminado y se espera lanzarlo en 2029.
Los resultados de este telescopio se complementarán con los del Hubble y del James Webb. Con toda esta información, se podrá conocer mucho más de las estrellas masivas, de la formación de planetas, de los agujeros negros, entre otras cosas.
Estos no son los únicos telescopios espaciales, algunos más conocidos que otros. En 1968 se lanzó el primero de ellos y desde ese momento siguieron, casi incesantemente, los lanzamientos. En casi todos los casos, la vida útil de ellos fue mucho más larga que la proyectada.
En 1978 se lanzó el International Ultraviolet Explorer (IUE), un telescopio espacial construido por la NASA, la Agencia Espacial Europea y el Consejo de Investigaciones Científicas del Reino Unido. Este telescopio observó radiación ultravioleta, al igual que lo hará el Castor. Se proyectó para que funcione durante 3 años y se desactivó en 1996, cuando aún estaba en funcionamiento, porque había cumplido sus objetivos con creces. Fue el primer telescopio espacial manejado en tiempo real por los astrónomos. Se operaba desde una base en Estados Unidos y otra en España. Sus datos son públicos desde 2004, siendo, quizás, la primera base de datos astronómicos completa que se hizo pública.
Existiendo una base de datos tan grande como la del IUE, ¿Tiene sentido construir otro telescopio espacial que observe en longitudes de onda parecidas? En el tiempo transcurrido desde el lanzamiento del IUE, la tecnología y las comunicaciones han avanzado mucho. Los detectores son más eficientes en cuanto a la calidad de las imágenes, como el tiempo que necesita para obtenerlas. Las comunicaciones son más rápidas y más confiables. Los datos serán de más calidad.
Los telescopios espaciales están a cierta altura, por lo que la absorción de la atmósfera es menor que en la superficie terrestre. Actualmente algunos de ellos están fuera de la atmosfera, en donde su absorción es nula. Sin dudas ellos pueden dar información que no se puede obtener en la Tierra. Esto ha permitido conocer mucho más sobre la formación de estrellas, de galaxias, de los quásares, etc. Estos son proyectos que tienen un costo enorme tanto para su desarrollo y construcción, como para su operación. De todos modos, no pueden ser reemplazados por proyectos en Tierra. Los astrónomos esperan muchos telescopios espaciales.