El Gobierno de Santa Fe implementará el uso de uniformes en las cárceles

Explicaron que esta medida facilitará la identificación y la supervisión de la custodia en los distintos pabellones.

El Gobierno de Santa Fe implementará el uso de uniformes en las cárceles
18 Enero 2024

Con la implementación de nuevos protocolos destinados a combatir el narcotráfico y reducir la influencia de reclusos de alto perfil en las prisiones de Santa Fe, el Ministerio de Seguridad de esa provincia anunció oficialmente que se introducirán uniformes para los presos.

Según las explicaciones proporcionadas por el organismo, esta medida tiene como objetivo facilitar la identificación y supervisión de la custodia en los diversos pabellones penitenciarios. Además, se destacó que la adopción de uniformes contribuirá a la contabilización de los internos y permitirá la pronta detección de situaciones anómalas o inusuales, según informó el diario La Capital.

En una primera instancia, se prevé que los uniformes sean empleados durante las visitas a los internos, así como en áreas comunes y en salidas extramuros.

El ministro de Seguridad santafesino, Pablo Cococcioni, explicó que la elección del color en los uniformes penitenciarios se fundamenta en la necesidad de visualizar y segmentar la población carcelaria. En sus palabras: "Si te encuentras en una garita en el perímetro, debes ser capaz de identificar fácilmente los movimientos de los puntos naranjas, y al detectar un punto que se aleje de tu campo de visión, activar un protocolo".

Se señaló, además, que los reclusos de alto perfil serán los primeros en adoptar esta medida, con la intención de extenderla a todo el sistema penitenciario provincial.

Asimismo, se enfatizó que la introducción de estos uniformes no busca estigmatizar a las personas privadas de su libertad, sino garantizar una "correcta visualización" de los mismos.

Esta disposición se suma a otras iniciativas en las penitenciarías de la provincia, que van desde reubicaciones reclusos por homicidios y narcotráfico.

Las críticas

La decisión del Gobierno de Santa Fe de distinguir a los reclusos ha suscitado críticas por parte del sector de los Derechos Humanos. Advierten que esta medida se percibe como "estigmatizante", contribuyendo a un aumento de la violencia tanto dentro como fuera de los centros penitenciarios santafesinos, que actualmente enfrentan desafíos de gobernabilidad.

La iniciativa provocó críticas contundentes, entre ellas la de la diputada provincial y experta en Derechos Humanos, Matilde Bruera. Durante una entrevista en un programa radial afirmó que "vestir a los presos con ciertos uniformes no resolverá el desafío de gobernar las cárceles si no abordamos la autonomía y la corrupción interna. Aquellos reclusos que orquestan el crimen desde dentro lo hacen porque se les permite".

La titular de la cátedra de Derecho Penal de la Universidad Nacional de Rosario expresó su preocupación, calificando la medida como un "retroceso" y argumentó que recurrir a prácticas de la década del 40, ignorando la evolución histórica en el control carcelario, refleja la falta de dirección y propicia más violencia y víctimas, tanto dentro como fuera de las instituciones penitenciarias.

Cuándo dejaron de usar los uniformes

En 1947, el director Nacional de Penitenciaría, Roberto Pettinato, que se caracterizó por llevar adelante la democratización del bienestar y la igualdad entre seres humanos, prohibió el uso de uniformes en las cárceles del país. “La mejor cárcel es la cárcel vacía”, era su lema.

Pettinato en la Cárcel de Ushuaia. Luego de asumir como titular del Servicio Penitenciario, eliminó el uso del traje a rayas y la cerró. Pettinato en la Cárcel de Ushuaia. Luego de asumir como titular del Servicio Penitenciario, eliminó el uso del traje a rayas y la cerró.

Durante la primera presidencia de Perón, el director llevó adelante una serie de cambios a través de leyes y decretos que van desde acondicionar la infraestructura de cárceles, hasta idear la “recuperación social” de los reclusos.

Una de las normas más importantes instauradas a través del decreto 35.758 fue la prohibición de llamar a los internos con un número y la obligación de ser llamados por su nombre, una manera de evitar la cosificación que producía dentro de las cárceles. En esa línea, se prohibió rapar el cabello de manera obligatoria al ingreso de los internos a los penales y se permitieron la tenencia de elementos religiosos en las celdas, antes, completamente perdidos.

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