Dos tucumanos hicieron cumbre en el Aconcagua: "Cuando llegamos, explotamos de emoción"

El 26 de diciembre, Ricardo Gramajo y Ariel Buczek llegaron a lo más alto del cerro mendocino a fines de diciembre, tras superar varios escollos.

PURA EMOCIÓN. Gramajo y Buczek en la cumbre del Aconcagua, a 6.900m de altura PURA EMOCIÓN. Gramajo y Buczek en la cumbre del Aconcagua, a 6.900m de altura Foto: Gentileza Ricardo Gramajo

Mientras la mayoría de los tucumanos festejaba la última Navidad en familia, Ricardo Gramajo y Ariel Buczek se encontraban a 6.000 metros de altura, a horas de concretar un gran sueño: hacer cumbre en el Aconcagua, un anhelo que pudieron cumplir el 26 de diciembre, superando los duros obstáculos que la montaña y el clima les pusieron por delante.

La expedición, organizada por algunos miembros del Club de Montañistas de Tucumán (CMT), contó con una delegación de seis personas. Sin embargo, por diferentes motivos, Marcos Villa, Ana Boschetti, José Martín y Adrián Domínguez no pudieron llegar a los 6.900 metros; sólo Gramajo y Buczek lo lograron.

“Esto se comenzó a gestar hace mucho tiempo; un año atrás. Fue una expedición autogestionada porque fuimos sin guía. Nosotros planificamos todo; fue bien a pulmón porque no teníamos sponsor”, le explicó Gramajo a LAGACETA.

El grupo ingresó al Parque Nacional Aconcagua, para iniciar la subida, el 17 de diciembre con un panorama complejo. “Esta temporada en particular, la montaña estuvo bastante ‘áspera’. Fue una temporada muy ventosa, con vientos de entre 80 y 100 kilómetros por hora y con temperaturas extremas de hasta 35 grados bajo cero”, contó Gramajo. Prueba de esto fueron los fallecimientos de dos extranjeros, un estadounidense y un ruso, entre fines de diciembre y principios de enero. Por eso al principio la posibilidad de hacer cumbre parecía lejana.

Dos tucumanos hicieron cumbre en el Aconcagua: Cuando llegamos, explotamos de emoción Foto: Gentileza Ricardo Gramajo

Luego de que sus compañeros desistieran de llegar a lo más alto del Aconcagua por agotamiento, Gramajo y Buczek tuvieron la oportunidad de hacer cumbre el 26 de diciembre. “Fue un día extenuante de más de 13 horas de esfuerzo. Hicimos cumbre desde el último campamento que está a 6.000 metros. En algún momento pensábamos que no se nos iba a dar porque fue bastante complicado”, reconoce Gramajo, de 48 años, que además de dedicarse al montañismo es analista en sistemas.

Sin embargo, el dúo pudo llegar a los más alto, lo que derivó en un importante desahogo. “Cuando llegamos, explotamos de emoción; lloramos en la cumbre. La verdad que la vista que hay ahí arriba es increíble. Ver hacia un lado el Pacífico y ver levemente la curvatura de la tierra, son imágenes que en fotos no salen bien. Ni los relatos creo que grafican ese momento, cuesta explicarlo”, expresó Gramajo con la emoción a flor de piel.

Luego de las celebraciones, claro, aún todavía el regreso que tampoco fue precisamente una tarea fácil. “Sabemos que hacer cumbre es la mitad del trabajo. Bajamos al campamento que está a 6000 metros para dormir y comer algo, sabiendo que el día siguiente iba a ser muy largo. Nos agarró una tormenta de nieve que nos tiraba la carpa abajo. Tuvimos que meternos en un refugio de emergencia. Fue un momento difícil”, recuerda. Después de dormir algunas horas, emprendieron el descenso en otro día larguísimo, y tras las advertencias que recibieron de que el clima se pondría peor. “Volvimos con varios kilos menos, pero muy felices”, señaló Gramajo, que pudo llegar a casa para Año Nuevo.

Entre risas, contó lo particular que fue vivir la Navidad en plena montaña. “Mi compañero es judío así que no tenía a nadie para decirle ‘Feliz Navidad’. No hubo Navidad, estábamos mentalizados y focalizados en esa cumbre y en cuidarnos nosotros”, apuntó.

LISTOS PARA LA AVENTURA. La delegación completa del Club de Montañistas de Tucumán que participó de la expedición LISTOS PARA LA AVENTURA. La delegación completa del Club de Montañistas de Tucumán que participó de la expedición Foto: Gentileza Ricardo Gramajo

Hay un dato de color que le agrega emoción a la experiencia de Gramajo. Cuando llegó a la cumbre, grabó un video pidiéndole casamiento a su novia Cecilia; con un detalle particular: ella aún no se enteró. “Todavía no se lo pude mostrar. Espero que diga que sí porque vivimos juntos hace como siete años”, subrayó con una risa entre divertida y nerviosa.

Por supuesto, más allá del enorme logro que significa alcanzar la cima del Aconcagua, los desafíos siguen para Gramajo, Buczek, y el resto de los miembros del Club de Montañistas. “Los próximos objetivos son el Nevado Ojos del Salado, y el Inca Huaschi, que están del lado de Catamarca, al límite con Chile. El Ojos de Salado tiene 6.800 metros, es muy similar al Aconcagua”, anticipó Ricardo, que también aprovechó para advertirle a quienes emprendan aventuras similares, de tomar los recaudos necesarios. “Hay gente que subestima la montaña, que va improvisada, que no se prepara, que cree que es un trekking de altura, y cuando llegan allá, la montaña le da un cachetazo.  Esto a nosotros nos llevó un año de preparación”, indica quien pese al reciente éxito, asegura que todavía se considera un aprendiz. “Crecí un montón en los últimos años, y todavía sigo aprendiendo”, concluyó con tranquilidad desde su casa, pero ya con la cabeza en nuevas expediciones cargadas de emoción.

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