En cualquier relato, las bestias siempre son seres temibles. Caracterizadas por su corpulencia y aptitudes sobrehumanas, estos especímenes marcan la diferencia en cualquier terreno, sin importar las condiciones que los rodean; como si se desplazaran en una realidad alternativa. Aguerrido e inteligente, Miguel Merentiel se convirtió en esa “bestia” que logró desarticular por completo a Tigre y fue la causa principal por la que Boca consiguió su primera victoria en la Copa de la Liga y del ciclo de Diego Martínez.
Luego de que el DT levantará la puerta de la “jaula” para liberarlo en el estadio José Dellagiovanna, Merientel empezó a mostrar cada una de las características que le acuñaron su apodo: “Bestia”.
Gracias a su intrepidez, fiereza y hambre de gol, el uruguayo fue el encargado de inclinar la balanza a favor del “xeneize” en lo que significó el segundo grito en el certamen local (su vigésimo grito con la camiseta azul y oro). A pura potencia, capturó la pelota en campo propio, eludió a Gian Nardelli y a Augusto Aguirre para estrellar la pelota contra la red del arco defendido por Matías Tagliamonte. Un tanto que cayó como un baldazo de agua fría al punto de ahuyentar por completo al felino de Victoria.
La magnitud del golpe fue tan grande que dejó groggy a los dirigidos por Néstor Gorosito. Pese a colocar tres torres (utilizó una línea de cinco defensores) para frenar los embates del delantero, el uruguayo nunca dejó de ser una referencia de peligro latente para el área de Tagliamonte.
Sin embargo, Merentiel no se quedó satisfecho y fue por más. No conforme con derrumbar la valla, el ex Defensa y Justicia recurrió a un aliado para estirar la ventaja del “xeneize”: Darío Benedetto. Lejos del área, el uruguayo filtró un exquisito pase para que “Pipa” rompiera su sequía y, de emboquillada, marcó el segundo para el “xeneize”.
Una acción que mostró que, a diferencia de otros casos, esta bestia no demuestra ni una gota de egoísmo y pretende levantar a Boca, que todavía se encuentra en búsqueda (y progresión) de una identidad de juego.
El repertorio de Merentiel no finalizó allí. “Bestia” buscó por distintos caminos, como la media distancia, para cerrar el telón de la función; pero Tagliamonte fue el vencedor de estos duelos para darle un respiro a los de Victoria.
Tampoco se puede pasar por alto la actuación del “cerebro” del equipo: Kevin Zenón. Pese a ser uno de los nuevos pasajeros (jugó su tercer partido) y tener que reemplazar el vacío dejado por Valentín Barco, el ex Unión no tardó en aclimatarse y asumió la responsabilidad de manejar los hilos de la ofensiva.
En más de una ocasión, el volante ofensivo generó grandes conexiones con los puntas de Boca para perforar el muro impuesto por “Pipo”. No obstante, la eficacia no acompañó al “xeneize”.
Si bien hay varios aspectos a pulir, Martínez logró imprimir su primer aspecto de juego: la organización defensiva. Pese a los intentos de los Nicolás Contín y Brahian Alemán, Cristian Lema y Nicolás Figal demostraron la solvencia necesaria para desestimar gran parte de los embates del “matador”.
Incluso, Sergio Romero no tuvo grandes problemas para contener los (escasos) remates que llegaron a sus manos.
Así, Boca empezó a torcer su historia. Martínez logró su primer triunfo oficial (solamente había vencido a Gimnasia y Tiro de Salta).
Más allá del resultado, el entrenador está satisfecho con sus dirigidos y, sobre todo, por el rendimiento de su “bestia”.