Cáritas busca aportar frente a la crisis alimentaria en la provincia

Cáritas busca aportar frente a la crisis alimentaria en la provincia ARCHIVO

Aunque a nivel nacional la puja por la gestión de la asistencia alimentaria en el gobierno de Javier Milei sumó a la Iglesia con un pedido formal a las autoridades, en Tucumán prefieren mantenerse al margen. La última semana, a través de un comunicado difundido en los medios nacionales, Cáritas Argentina, se metió en el tironeo político y solicitó que se incluya a los movimientos sociales en el reparto de comida. La firma del convenio suscrita entre la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, con entidades religiosas, causó malestar en algunos sectores y dio lugar a interpretaciones erradas. En la provincia miran desde lejos aquella disputa porque entienden que la compleja realidad local demanda un trabajo conjunto.

“Nosotros no nos hemos detenido a evaluar las decisiones políticas del gobierno nacional. En Cáritas Diocesana Tucumán estamos enfocados en nuestra tarea pastoral y de acompañamiento”, explica Liliana Esther Singh, directora de la entidad. “Para lograrlo, recibimos ayuda del Ministerio de Desarrollo Social y de la Secretaría de Políticas Alimenticias, sino de privados, lo cual nos permite sostener nuestra tarea”, explica.

La pobreza golpea con dureza a las familias tucumanas, no solo por la falta de alimentos o servicios básicos sino por la poca asistencia social de algunos sectores. Es ahí donde la labor de esta entidad religiosa suma valor, por eso han solicitado mediante informes a las autoridades, mayor acompañamiento económico para acompañar a los merenderos distribuidos en los barrios pobres.

“Desde el año pasado venimos atendiendo a familias que nos piden por favor ser admitidas en los comedores. Es difícil porque aquellos centros tienen cupos y hacen maravillas para repartir entre tanta gente”, relata Liliana. Afortunadamente reciben a su vez la donación de particulares con lo que pueden cubrir algunos costos.

Jorge Lezcano es el encargado de una de las parroquias de la diócesis. Junto a un equipo de voluntarios trabajan en la parroquia de la Inmaculada Concepción en San Cayetano. “El nuevo gobierno recibió un país destruido y corrompido moralmente. No se puede esperar resultados de ningún gobierno en tan poco tiempo de gestión”, advierte Lezcano. No obstante se queja porque la ayuda económica es deficiente. “No alcanza más que para proveer la mitad de los insumos necesarios para alimentar a los beneficiarios, sin contar que no hay ningún tipo de ayuda para solventar gastos de luz y gas”, menciona.

En nuestra provincia, Cáritas cuenta con once comedores y un número similar de merenderos que atienden a más de 500 familias. “Tratamos de dar respuesta a un amplio abanico de situaciones pero es un trabajo muy a pulmón. Es un dolor enorme no poder recibir, en ocasiones, a nuevas familias”, se lamenta Liliana. A raíz de esto y con el objetivo de optimizar recursos, un equipo de voluntarios trabaja en un relevamiento para conocer la realidad de los barrios. Casa por casa, recorren la zona en la que se encuentran las parroquias y los comedores, visitan a las familias y evalúan sus necesidades. “Tenemos que saber si hay hogares que necesitan mas que otros y de esa forma organizarnos”, añade.

El comunicado difundido por Cáritas Argentina puso en evidencia la realidad social de nuestro país e intentó bajar el tono a las versiones que malinterpretaban el acuerdo firmado con el gobierno del presidente Milei. “Hoy nadie puede asumir la cantidad y complejidad del trabajo social de manera individual y es por eso que insistimos en integrar a todos aquellos que con enorme sensibilidad atienden a los más pobres y en que también se les dé la ayuda necesaria para que puedan seguir haciéndolo. Ciertamente todos podemos crecer en transparencia y un instrumento preciso son las auditorías”, rezaba el texto.

En nuestra provincia desconocen el alcance que puede tener dicho acuerdo y todavía esperan una respuesta ante una solicitud dirigida a las autoridades nacionales.

“En los últimos tiempos, se notó un incremento en la cantidad de familias pidiéndonos ayuda. Terminamos el año pasado con el cupo de beneficiarios totalmente superado. Lamentablemente el mismo depende de la capacidad de los elementos de cocina con que contamos, los insumos y además de la ayuda económica”, cuenta Estela, coordinadora de dos comedores que dependen de otra parroquia.

La pobreza excede lo material y la realidad de algunas familias es miserable. Como entidad religiosa, Cáritas trabaja para brindar apoyo en otros aspectos. “Abordar la cuestión social desde una visión socioeconómica solamente, es como muy restringido. En los barrios hay falta de todo. Por ejemplo, es nula la atención en la cuestión de adicciones y ese flagelo lleva a la destrucción de innumerables familias, que en muchos casos, terminan en suicidios. Esas cifras que crecen, no se expresan en ninguna estadística”, advierte Lezcano, Lo mismo pasa con la deserción escolar y la falta de apoyo del Estado en ese aspecto. Mediante la labor de los merenderos que supervisa Cáritas, en los últimos años se evitó que muchos chicos repitan el año o incluso, que dejen la escuela.

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