Pando encendió el espíritu de Leona en “Lucha” Aymar

La ex jugadora murió a los 53 años y fue elogiada por la elegida ocho veces como mejor del mundo.

ADMIRACIÓN. Aymar tuvo de compañera a Pando y luego fue la jefa del equipo nacional por varios años. ADMIRACIÓN. Aymar tuvo de compañera a Pando y luego fue la jefa del equipo nacional por varios años.
14 Febrero 2024

El fallecimiento de Gabriela Pando golpeó al hockey argentino que a horas de su partida, como es lógico, tiene un ambiente entristecido y melancólico. La dama de 53 años no pudo seguir batallando frente a un cáncer que le diagnosticaron hace tiempo atrás y por el cual transitaba una recaída.

Si se traza una línea de su vida deportiva, la jugadora estará plenamente unida a Lomas Athletic, club con el que logró siete campeonatos de la liga bonaerense. Y también su vínculo con los colores celeste y blanco será estrechamente perpetuo, materializado principalmente por la medalla de oro Panamericana que ganó en 1995 en Mar del Plata y por la participación olímpica en Atlanta 1996. En la Selección Argentina actuó desde 1989 hasta 1998, dos años antes de que Argentina pase a ser conocida como Las Leonas. Aquel 2000, es como un año cero del hockey argentino, un antes y un después que en la historia de este deporte, tan grande por cierto, depende mucho de lo que pasó en la previa al nacimiento de ese equipo que ganó la medalla de Plata en Sydney. Pando ya no estaba en actividad cuando el equipo de Sergio Vigil fue medallista. ¿No se la puede considerar Leona? Nada más lejano, al contrario, fue como un faro para que la mejor de todos los tiempos desee eso, ser única. “Sos una guerrera y lo demostraste como jugadora defendiendo los colores más lindos”, escribió Luciana Aymar en sus redes sociales hace pocos días. La rosarina, declarada “Leyenda del Hockey” por la Federación Internacional, fue compañera de Pando.

Cronológicamente, la volante no fue Leona si se tiene en cuenta que nacieron a partir del Juego Olímpico que se hizo en Australia. Más que nada Pando fue la inspiración para varias de aquellas jovencitas que generaron el mote que no distingue épocas: todas, las que se pusieron la camiseta antes y después de aquel 2000, son Leonas. En una emotiva columna, según cuenta el periodista Mariano Ryan, Aymar jugó con el número ocho más allá de la herencia posicional que Pando dejaba en el esquema del equipo, porque sabía que lo había usado alguien que la había marcado por su personalidad empática y su juego tranquilizador cada vez que la bocha era dominada por su palo. Ese deseo de Aymar de querer ser buena en el hockey tenía un rumbo guiado por lo que vio en Pando, compañera en el Mundial 1998 el primero de “Lucha” y el último de la que la inspiró a ser la mejor.

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