Junio de 2008, mientras el país estaba sumergido en la crisis del campo, el fútbol perfiló unas horas felices que pusieron a ese mes para los tucumanos en una dimensión mucho más amigable. “24 horas para la historia” fue el título de la tapa del suplemento de deportes de LA GACETA del viernes 13. Los dos días siguientes San Martín de Tucumán, primero; Atlético Tucumán, después, se consagraron campeones. La máxima categoría esperaba al “santo”; la segunda, al “decano” luego de ascender desde la Primera B Nacional y Argentino A, respectivamente.
Para ver cualquiera de los partidos la gente pagó un mínimo de $20 y un máximo de $25. En La Ciudadela, se agregó un bono contribución obligatorio de $10 porque se había declarado “Día del Hincha”. Las “24 horas para la historia”, además de hacernos levantar los brazos para celebrar el grato recuerdo, hacen que nos agarremos la cabeza con las manos ante el presente económico crítico e inflacionario.
El sábado fue rojo y blanco. En su cancha, San Martín le puso el cierre perfecto al tercer ascenso con el título de campeón del torneo. El “santo”, dirigido por Carlos Roldán, llegaba a la última fecha de la Primera B Nacional con un punto de ventaja. Enfrentaba a Atlético Rafaela. En la crónica del partido entre santafecinos y tucumanos se da cuenta de un partido chato. “La Crema” llegó a La Ciudadela con una mínima chance de acceder a la Promoción, pero eso no se notó. Le faltó la osadía para aprovechar la tibieza de San Martín que, con el ascenso asegurado tres fechas antes, mostró un declive en su nivel sumando en las últimas seis fechas apenas seis puntos de 18 posibles. Cuando faltaban ocho minutos para el final del encuentro el “santo” no era campeón porque Godoy Cruz le ganaba por la mínima diferencia a Nueva Chicago.
Más a lo guapo que con ideas, el equipo de Roldán lo empató sacándole rédito también al hombre extra que tuvo en los 15 minutos finales por la expulsión de Walter Serrano de “La Crema”. “Con las pulsaciones a mil y la ansiedad del ‘santo’ aflorando en cada intento ofensivo, Pablo López metió la testa para convertir su gol, nada menos que el del campeonato, el de la gloria infinita. Para que San Martín mantenga inconquistable su bastión de La Ciudadela desde hace más de un año y para que la fiesta sea inolvidable y total”, es el cierre de la nota. San Martín comenzó el partido con Germán Caffa; Mario Vera, Juan Monge y Luciano Krikorian; Esteban Gil, Jorge Serrano, Walter Brandán, Ramiro Leone y Diego Romano; Gustavo Ibáñez y Mariano Campodónico. López ingresó faltando media hora para el cierre en lugar de Brandán; también entraron Fernando Cravero y Juan Acosta Cabrera.
Los reclamos cortando rutas afectaron colateralmente a las “24 horas para la historia” obligando a modificar los habituales tiempos de la agenda de viajes por tierra adelantando varias horas los planes. De seguro, en el trayecto algún piquete podía demorarlos. Racing de Córdoba fue el último escollo para Atlético que más o menos se acomodaba a su verdadera grandeza dejando atrás seis temporadas en el Argentino A.
En cuanto a intensidad, lo que vivió el pueblo “decano” fue un poquito más y con un manto de dramatismo superior al que cubrió a las horas de San Martín. El formato de competencia del Argentino A lo llevó a una final a dos partidos por lo que hasta el último juego del torneo nadie tendría asegurado ni el ascenso, ni el título. Racing vino a Tucumán con un triunfo logrado en sus tierras por 2 a 1. Dramático todo y encima el anhelado ascenso a la Primera B Nacional se cristalizó al cabo de un partido cargado de más drama. Los “decanos” ganaron 2 a 1 en el tiempo reglamentario y prevalecieron por 4 a 2 en la definición por penales, con una gran actuación del arquero Lucas Ischuk. El festejo fue inolvidable: comenzó en el Monumental, colmado por cerca de 30.000 hinchas y terminó en la plaza Independencia, la misma que horas antes estuvo llena de simpatizantes vestidos de rojo y blanco, pasó a colmarse de otros miles enfundados con sus mejores prendas celeste y blanca.
“La final fue como un parto: con sufrimiento al término del primer tiempo, con contracciones en los penales, con lágrimas sobre el final, para abrazarse con familiares, amigos y todo el que le agradezca a la vida por ser de Atlético, por haber roto el carné, por el ‘no vuelvo más’, y por volver. Porque el ‘decano’ volvió. Volvió a sufrir como en Córdoba, aunque esta vez Racing no fue al frente como en la ida”, cuenta la nota del lunes 16 de junio. El equipo de Jorge “El Indio” Solari se fue al descanso con un empate al que los cordobeses habían llegado en el minuto 46. Ya se veía venir un segundo tiempo cargado de incertidumbre. Rápido, a los siete minutos, volvió la calma para Atlético con el gol de Mauricio Verón. Más tarde los corazones “decanos” se detuvieron… solo unos segundos porque el gol de Abel Soriano fue anulado por Rubén Tapia, el asistente del árbitro Mauro Giannini. Volvieron los signos vitales que soportaron y fueron firmes en una tanda de penales de seis ejecuciones.
En la serie desde los 12 pasos, apareció la figura de Ischuk. “Primero se lució al desviar el disparo de Hernán Fernández arrojándose sobre su palo izquierdo. El objetivo estaba al alcance de la mano. Sólo había que acertar el último penal y fue el arquero el que asumió la responsabilidad. No arriesgó. Tiró a asegurar y la pelota terminó dentro del arco de Dei Rossi. Gol, triunfo, ascenso y vuelta olímpica”, describe la nota del suplemento deportivo. Después de la conquista de Ischuk comenzó la invasión del público al campo de juego y será recordada saludablemente. “En la cancha, muchos se llevaron pasto de recuerdo. Y todos andaban en andas, sin dramas, felices de estar en cueros, de haberles dado la camiseta que tanto transpiraron. Nadie vio a Solari en los festejos, pero lo mismo sonó el cantito que tanto lo emociona: ‘vení, vení, cantá conmigo, que un amigo vas a encontrar, que de la mano, de don Solari, todos la vuelta vamos a dar’”, se puede leer en las páginas de LA GACETA. La vuelta no pudo completarse por la marea de gente que invadió y que generó una postal casi inexplicable porque las tribunas, pese al ingreso de la gente al campo de juego, se mostraban igualmente de colmadas. Atlético formó con Ischuk; Andrés Bressán, Ezequiel Luna y Martín Martos; César Montiglio; Verón, Diego Erroz y Sebastián Longo; Pablo Hernández y Claudio Sarría; y Héctor Álvarez. También ingresaron Martín Graneros, Héctor López y Luis Miguel “Pulguita” Rodríguez.
Los archirrivales unidos, no por voluntad propia, lograron un complot de ensueño que puso feliz a la provincia futbolera hace 16 años atrás.