Buscá el mapamundi que esté más cerca de tu alcance. En el sureste de Europa, en el corazón de la históricamente conflictiva península balcánica, aparece tímidamente un país naciente. Se trata de Kosovo, un pequeño Estado de reconocimiento limitado que se considera independiente de Serbia desde 2008. Allí, entre los restos de la guerra, el frío y los bosques tropicales, Agustín Rojas intenta mostrar sus destellos como futbolista.
“Cuando me llegó la propuesta, ni lo dudé. Me entusiasmaba la idea de jugar en el exterior, así que tomé la decisión con el objetivo de ganar minutos de juego y de lograr el ascenso”, se introduce el actual jugador de KF Prishtina e RE, equipo que milita en la Segunda División del Fútbol de Kosovo.
“Tucu” dio sus primeros pasos como futbolista en las infantiles de San Martín de Tucumán. Tras algunos años en el fútbol tucumano, decidió irse a probar suerte a Buenos Aires, precisamente a Avellaneda. Allí, luego de realizar algunas pruebas, fue elegido para conformar las juveniles de Racing.
Su estancia en la “academia” no pasó desapercibida en lo absoluto. “Racing me dio todo. Crecí como jugador, como persona y me hice muchos amigos; que son casi hermanos”, resalta el volante de 24 años. Además, logró firmar su primer contrato profesional con el club, uno de los grandes objetivos que se había propuesto desde su llegada. “Haberme convertido en jugador profesional de Racing fue un sueño cumplido, pero me quedó la espina de no haber podido debutar. Espero tener la posibilidad de jugar en el ‘Cilindro’ algún día”, le cuenta Rojas a LA GACETA respecto a su experiencia en Avellaneda.
En 2022, cuando su pase aún le pertenecía a Racing, fue transferido a préstamo a Santamarina. Disputó la Primera Nacional con el “aurinegro” y tuvo bastante regularidad: jugó 19 partidos y luego debió volver al club dueño de su pase.
Finalmente, quedó libre en agosto de 2023. Empezó a barajar sus opciones codo a codo con su representante; y rápidamente apareció una oferta algo extravagante, pero que lo convenció de inmediato. KF Erzeni, conjunto que milita en la Superliga de Albania, posó sus ojos en él. Rojas no lo pensó dos veces y decidió cruzar el Atlántico para tener su primera experiencia en Europa.
Sin embargo, su paso por el fútbol albanés no resultó como esperaba. Tuvo algunas dificultades en su adaptación y gozó de pocos minutos de juego. “En un principio, la vida en Europa se me hizo difícil, principalmente por el idioma. El albanés es muy complicado, me costaba mucho la comunicación. Por suerte llegó otro argentino al club y ahí por lo menos tuve a alguien con quien hablar”, recuerda.
Tras esa experiencia, Rojas debió parar la pelota nuevamente y repensar su futuro. El jugador se había propuesto quedarse un tiempo más en Europa, pero necesitaba jugar más. Con esas condiciones, apareció una nueva opción: a partir de un contacto generado por su representante, le llegó la oportunidad de mudarse a Kosovo, un Estado vecino de Albania.
“Desde que llegué a Europa me hablaron muy bien del país. Me contaron que el club está con buenas posibilidades de lograr el ascenso y me entusiasmó. El director técnico habló conmigo y me dijo que estaba muy contento con mi llegada, así que espero poder ser de utilidad y hacer un buen campeonato”, expresa el jugador de 24 años, que recientemente terminó su pretemporada con KF Prishtina e RE y está listo para debutar.
Rojas vive en Pristina, la capital del país, una ciudad con algo más de 190.000 habitantes (un número similar a la población del departamento de Tafí Viejo). La ciudad posee un terreno montañoso, está plagada de bosques tropicales y cuenta con un clima continental. Es decir, presenta temperaturas extremas: más de 30°C en verano y menos de 0°C en invierno. “La ciudad es muy linda, muy tranquila. Eso sí, hace muchísimo frío, aquí conocí la nieve por primera vez”, asevera.
Además, arraigado por sus raíces yugoslavas, el fútbol es uno de los máximos atractivos del país. Según Rojas, la calidad futbolística de la región no tiene nada que envidiarle a Argentina. “El nivel es más o menos el mismo, el fútbol aquí es muy dinámico. Eso sí, la gente no lo vive con la locura que se siente en Sudamérica”, resalta.
Sin embargo, al igual que el resto de los países que conforman la península balcánica, Kosovo tiene un vasto historial de conflictos bélicos. Arrastra un clima de tensión particular con Serbia desde la Guerra de Kosovo en 1999; y si bien se declaró como estado independiente en 2008, su soberanía no es reconocida por la mayoría de los miembros de las Naciones Unidas. En la actualidad, dentro del propio país, existen facciones albanokosovares (integran casi el noventa por ciento de la población) y otras serbiokosovares. Ambas se encuentran en permanente disputa, provocando un clima de constante tensión.
“Caminé un poco por la ciudad y pude notar que quedaron secuelas de la guerra. Más que nada se lo puede ver en las estructuras de las casas y en los edificios del centro. La gente me cuenta que vivió algo similar a lo que está pasando ahora en Palestina. Por suerte, no me ha tocado vivir ningún problema. Espero que siga así”, detalló respecto a la situación conflictiva a la que acostumbra a vivir el país.
Más allá de todo, Rojas está enfocado en jugar. Es totalmente consciente de que puede dejar una huella a 11.861 kilómetros de su ciudad natal. Así, entre kosovares, serbios y albaneses, por qué no, brillarán los pies de un tucumano. (Producción periodística: Diego Caminos)