El juego de la abundancia

Scaloni (y por qué no Mascherano) tienen la “difícil” tarea de armar planteles entre una sobrepoblación de jugadores talentosos.

El juego de la abundancia Foto: ambito.com

Por estos días estamos a la espera de conocer quiénes integrarán la lista de los 23 jugadores de la Selección que irán por la defensa de la Copa América. Bueno, en realidad 21, a juzgar por el adelanto de Lionel Scaloni: Lionel Messi y Ángel Di María van a estar en el plantel. El resto, “pico y pala”, como dijo el DT. “Sobran jugadores. Aparecieron nuevos. Va a estar complicado armarla”, aseguró también. ¡Ni que lo diga!

Como el que espera desespera, lo que aquí se propone es hacer uso de la segunda de las frases del entrenador. Y como en cada futbolero argentino habita un DT, la idea es “jugar” a armar equipos “posta” y alternativos, echando mano a jugadores que en el ciclo de Scaloni en el seleccionado mayor (y de Javier Mascherano en juveniles) hayan sido llamados y que hayan jugado o no. Hay un plus: incorporar a aquellos que están en la órbita de los seleccionados juveniles. Al fin y al cabo, las fronteras de las edades hoy están bastante diluidas. Así como también la mayoría de las posiciones de los futbolistas en los campos de juego.

Es casi una religión para un futbolero armar desde chicos equipos que sean del gusto de cada uno. De entrada nomás y a juzgar por los apellidos que están en escena, hay que decir una palabra sobre lo que se nota a simple vista: abundancia.

No es para pecar de soberbia, ni de ostentación, pero es difícil encontrar un momento tan prolífico para el fútbol argentino en aquello de la amplísima variedad de jugadores con que se cuenta. Tal vez haya que remitirse a César Luis Menotti en su etapa como DT nacional en los 70 y los 80, cuando buscó y buscó jugadores, incluso en el interior.

Es Scaloni (con la ayuda de su cuerpo técnico) quien tiene hoy la llave para decidir. Y, ante la abundancia, tiene un lindo problema, quizás no tanto en la decisión sobre el equipo titular, sino en quiénes acompañarán.

Como la idea es jugar, la primera propuesta es la de un equipo se diría “titular”, aunque será notorio que en él hay apellidos de peso que no están.

Dicho esto, citamos a…

Emiliano Martínez (Aston Villa); Nahuel Molina (Atlético de Madrid), Cristian Romero (Tottenham), Nicolás Otamendi (Benfica) y Nicolás Tagliafico (Olympique de Lyon); Rodrigo De Paul (Atlético de Madrid), Alexis MacAllister (Liverpool), Enzo Fernández (Chelsea); Messi (Inter Miami); Lautaro Martínez (Inter de Milán) y Di María (Benfica).

“¿Cómo? ¡Por qué no están ni Julián Álvarez, ni Giovani Lo Celso, ni Leandro Paredes!”, dirán ustedes. Calma, es un juego, y hablamos de abundancia…

Es entonces que surge otra formación, que bien podría ser titular y con otro esquema de juego. Una Selección con un formato distinto, con varias estrellas y algún jugador polifuncional corrido de puesto…

Walter Benítez (PSV); Nehuen Pérez (Udinese), Germán Pezzella (Betis), Nicolás González (Fiorentina); Guido Rodríguez (Betis); Paredes (Roma), Lo Celso (Totenham), Exequiel Palacios (Bayer Leverkusen); Joaquín Correa (Olympique de Marsella), Álvarez (Manchester City), Ángel Correa (Atlético de Madrid).

Uno siempre se “tienta” si de jugar se trata. ¿Y si armamos un equipo nacional sólo con “veteranos”, es decir jugadores que ya hayan superado los 30 años y que están en plena actividad? Quedaría más o menos así (y no se pongan en exquisitos pensando en que hay apellidos que no están en sus puestos habituales, recuerden, es sólo un juego)…

Franco Armani (River); Ramiro Funes Mori (River), Walter Kannemann (Gremio), Milton Casco (River), José Luis Palomino (Atalanta); Rodrigo Battaglia (Atlético Mineiro), Iván Marcone (Independiente), Erik Lamela (Sevilla), Roberto Pereyra (Udinese); Mauro Icardi (Galatasaray), Lucas Alario (Inter de Porto Alegre).

A esta altura, seguro que vienen a la mente varios apellidos que no fueron mencionados y que incluso fueron campeones del mundo en Qatar. Pues bien, la siguiente propuesta es armar un equipo con aquellos que están lesionados, o con poco rodaje en sus clubes y en la misma Selección, o que por sus características no encajan hoy en el esquema del equipo. Miren cómo quedaría…

Gerónimo Rulli (Ajax); Gonzalo Montiel (Nottingham Forest), Lucas Martínez Quarta (Fiorentina), Marcos Senesi (Bournemouth), Lisandro Martínez (Manchester United); Marcos Acuña (Sevilla); Juan Foyth (Villarreal), Maximiliano Meza (Monterrey), Lucas Ocampos (Sevilla); Paulo Dybala (Roma) y Emiliano Buendía (Aston Villa).

Claro, el futuro llama, siempre es todo un desafío pensar en él. Hasta aquí armamos cuatro equipos. Es decir, 44 apellidos citados. Ahora es el turno de imaginarse un conjunto con los más jóvenes. O varios. Aunque parece más una tarea para Mascherano y su ardua misión de elegir los sub23 (más los tres “adultos”) que estarán en los Juegos Olímpicos de París, tranquilamente la siguiente formación puede ponerse la “celeste y blanca” y no desentonar…

Federico Gomes Gerth (Tigre); Lucas Esquivel (Atlético Paranaense), Nicolás Valentini (Boca), Marco Pellegrino (Salernitana), Valentín Barco (Brighton); Carlos Alcaraz (Juventus), Valentín Carboni (Monza), Facundo Buonanotte (Brighton); Thiago Almada (Atlanta United); Alan Velasco (Dallas), Alejandro Garnacho (Manchester United).

¿Creen que con los nombres anteriormente citados se agota la lista de posibles jugadores seleccionables? Nada que ver. Aquí va otro equipo, más en sintonía con la próxima cita olímpica parisina…

Fabricio Iacovich (Estudiantes); Juan Nardoni (Racing), Gonzalo Luján (San Lorenzo), Aaron Quirós (Banfield) y Román Vega (Argentinos Juniors); Juan Sforza (Newell´s), Alan Varela (Porto); Santiago Castro (Bologna), Nicolás Paz (Real Madrid); Claudio Echeverri (River), Luciano Gondou (Argentinos Juniors).

Para el final, una licencia total para este “juego”. Ya no se trata de un equipo de 11 jugadores, sino de armar un plantel de 18. De ninguna manera son remanentes. Tienen edad de Sub-21, Sub-23 o mayores que alguna vez fueron citados por Scaloni y por Mascherano y que permanecen en la atmósfera de los DT’s, haciendo sus grandes aportes en los equipos que los tienen en sus filas. Este “mezcladito” tiene a…

Leandro Brey (Boca); Agustín Giay (San Lorenzo), Gastón Ávila (Ajax), Facundo Medina (Lens), Leonardo Balerdi (Olympique de Marsella), Valentín Gómez (Vélez), Franco Carboni (Ternana Calcio); Ezequiel Fernández (Boca), Cristian Medina (Boca); Federico Redondo (Inter Miami); Lucas Beltrán (River); Luka Romero (Almería); Matías Soulé (Frosinone); Adolfo Gaich (Rizespor), Pablo Solari (River), Pedro de la Vega (Seattle Sounders), Alejo Véliz (Sevilla), Giovanni Simeone (Napoli).

Si a esta altura todavía no se marearon con los nombres, vale traer a escena a algunos juveniles, como Agustín Ruberto y Franco Mastantuono (River); Aaron Anselmino y Jabes Saralegui (Boca); Tobías Medina (San Lorenzo); Maher Carrizo y Julián Fernández (Vélez); Brian Aguirre (Newell´s); Gianluca Prestianni (Benfica); Gino Infantino (Fiorentina) o Bruno Zapelli (Athletico Paranaense). Todos con méritos para ponerse la “celeste y blanca” apenas se dé la ocasión.

En fin, este “juego de la abundancia” no es más que eso, un juego. En el fútbol ya se han dado demasiadas muestras de que talento no es sinónimo de éxito, ni individual ni grupal. Las variables que intervienen son tantas como nombres hay hoy en escena.

Con un panorama tan positivo, sólo queda decir: al gran fútbol argentino ¡salud!

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