El Museo Jesuítico de La Banda es una invitación a vivir una experiencia inmersiva

Se reformaron las 10 salas construidas en tiempo de los jesuitas y en el resto de las edificaciones, realizadas por la familia Frías Silva.

El Museo Jesuítico de La Banda es una invitación a vivir una experiencia inmersiva
12 Abril 2024

La nueva fisonomía se nota apenas se abren las puertas del Museo Jesuítico de La Banda y por esa razón se convirtió en un destino imperdible en Tafí del Valle. El predio había sido cerrado en julio de 2022 y se reinauguró esta semana luego de un proceso arduo de revalorización del inmueble. 

Se reformaron las 10 salas construidas en tiempo de los jesuitas y en el resto de las edificaciones, realizadas por la familia Frías Silva. El objetivo fue restaurar la propiedad de forma integral, pero con la menor cantidad de cambios posible. 

Entrar al museo implica vivir una experiencia sensorial e inmersiva que permite agudizar los sentidos. Te envuelven los sonidos, los olores y la posibilidad única de ser recibido por hologramas.

El Museo Jesuítico de La Banda es una invitación a vivir una experiencia inmersiva

Los visitantes pueden imaginar cómo estaba la estancia cuando recién la construyeron los jesuitas. La premisa fue modernizar, pero con el cuidado de lo arquitectónico, sin afectar la estructura. Se sabe que este edificio es un patrimonio invaluable.

Cuadros vivos y un discurso sobre la historia

La vivencia sensorial se organizó en función de cómo es el recorrido para los turistas. En la entrada, por ejemplo, dan la bienvenida tres interlocutores de la época colonial. Se trata de hologramas que están en cuadros vivos y que empiezan su discurso cuando hay visitantes en la sala (tienen sensores de movimiento).

El Museo Jesuítico de La Banda es una invitación a vivir una experiencia inmersiva

La antigua estancia está ubicada en avenida Gobernador Silva (Ruta Provincial N° 325) y Gobernador Zavaleta. El edificio fue construido por los jesuitas circa en 1718 y de ella fueron expulsados en 1767; luego se concretó su adquisición por parte de Julián Ruiz Huidobro, antes de ser parte del patrimonio estatal. 

Los visitantes pueden recorrer la capilla junto a la sacristía, el dormitorio principal de una casa propia del siglo XIX, la sala de estar donde la familia transcurría su tiempo libre, el comedor y la fábrica de quesos.

Una experiencia inmersiva

La visita está dividida en tres grandes momentos: la etapa jesuita, la etapa Frías Silva y la producción quesera. Con la idea de lograr una visita lo más inmersiva posible, se incorporaron elementos de iluminación sin dañar las paredes de adobe.

El Museo Jesuítico de La Banda es una invitación a vivir una experiencia inmersiva

Además se usaron maquetas en tres dimensiones y relatos auditivos, además de fragancias. También se emplearon los elementos museológicos disponibles, tanto piezas arqueológicas como mobiliario jesuita y de la familia que habitó el lugar luego del destierro de los religiosos.

El relato comienza con la conformación del Valle y, a medida que se avance por las salas, la historia se acerca al presente. En vidrios inteligentes se proyectan eventos importantes, como la expulsión de los jesuitas. Luego se puede visitar la capilla.

Las características constructivas originales

Los arreglos en la estancia se hicieron con el criterio de reversibilidad, es decir, con la idea de devolverle al edificio la mayor cantidad de características constructivas originales. Es que esta intervención es una más de las que se realizaron ya en los siglos XVIII, XIX y XX. 

Todos los detalles fueron cuidados para mantener el casco histórico de la mejor manera; las refacciones se hicieron con los mismos materiales disponibles en aquella época y con las mismas técnicas constructivas. La paja de los techos, por ejemplo, fue traída cuidadosamente de la montaña, a 3.200 metros sobre el nivel del mar. 

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