Víctor Moriñigo, el rector de la Universidad Nacional de San Luis y actual presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), no duda: hay un combo que pone a la universidad pública en peligro. En ese caldo de ingredientes nefastos incorpora la política de la Nación, el presupuesto y el salario universitario.
“Siempre hubo problemas presupuestarios en las universidades, pero siembre hubo diálogo, comunicación, alternativas de solución. Hoy es muy difícil hallarlas. En algunos casos no contamos con dinero ni para pagar la luz ni el gas en función del enorme aumento de los precios que tenemos, con un presupuesto del año pasado. Esta es una situación que se repite en las universidades de todo el país”, explica en entrevista con LA GACETA Play.
Moriñigo especifica que, ante una inflación promedio del 300% de un año a otro, el Gobierno nacional se comprometió a incrementar en un 70% el presupuesto universitario general, pero alerta que aún no llegó ni siquiera ese 70%. “La urgencia es tremenda”, dice.
La postura de los rectores de sumarse a los gremios docentes y a los no docentes al abrazo simbólico a las universidades públicas de todo el país que realizarán el martes próximo es inédita, dice el rector sanluiseño.
El titular del CIN reniega de que el presidente, Javier Milei, circunscriba la “cuestión universitaria” a un adoctrinamiento ideológico. No niega que la militancia, libre, existe desde siempre en las universidades, pero explica que la injerencia de las universidades en la vida del país supera ampliamente esa actividad marginal en las casas de altos estudios.
“La universidad es una herramienta de transformación; no podemos dejar el país en esta época sin educación. El Estado tiene mucho prejuicio con el Estado. Es decir, administra un Estado del que reniega y afirma que todo el Estado es ineficiente o no sirve. Entonces, tiene un problema de génesis. También hay un enorme desconocimiento de la gestión del Estado. Respecto de que la universidad adoctrina, me parece que nosotros argentinos, ya con 40 años de democracia ininterrumpida, tenemos un gran regalo que es la democracia y la protección de los derechos humanos; la educación pública no son ni peronistas ni radicales, son de todos los argentinos”, reafirma.
Moriñigo pide que, si hay universidades que administraron mal o rectores que no hicieron bien las cosas, que se los investigue, pero que no se estigmatice la universidad pública.
Por último, coincide con su par de la UNT, Sergio Pagani, quien en una entrevista en LA GACETA afirmó que las universidades pasan por un proceso de “desahorro”. En ese punto, explica que se pueden postergar proyectos, pero que de un año a otro ya no habrá cómo administrar el día a día de los claustros.